La vida sigue igual: Tschofenig vence en el inicio de Copa del mundo

Un año después, todo sigue igual. Y eso es decir mucho, muchísimo, en un deporte tan volátil como los saltos de esquí. El dominio de Austria sigue siendo demoledor, decorado en el que tampoco cambian sus protagonistas, ni su orden. La temporada pasada concluía con el doblete de Daniel Tschofenig, el nuevo golden boy de los saltos, que se hizo con el Águila Dorada y el Globo de Cristal. En el inicio de este curso invernal, el austriaco lideró el triplete de su selección en el trampolín noruego de Lillehammer, con Jan Hoerl (2°) y Stefan Kraft (3°) escoltándole en el podio. ¿Les suena el orden? Sí, esas fueron las mismas posiciones en las que terminó la ultima edición del Cuatro Trampolines. Tremendo.

En un día en el que las condiciones de vuelo empeoraron significativamente durante la tarde, en la segunda manga no se vieron saltos largos. Ni hablar de distancias cercanas a los 140 metros en las segundas tentativas. Antes de ello, la temporada arrancó con dos bombazos inesperados, negativos en el caso de Alemania: Paschke y Wellinger no pasaban el corte (los 50 mejores) en la calificación y se iban a casa con sendos ceros en su casillero. El orgullo alemán lo salvó un Philipp Raimund que con su 6° lugar confirmó que su título en la general del Grand Prix veraniego no fue casualidad. También se confirmó que la mejoría de Ryoyu Kobayashi no era un espejismo: el japonés está de vuelta. No le dio para comprometer el poderío del tridente austriaco, pero verle 5° en unos inicios de temporada en los que acostumbra a estar más tapado es toda una declaración de intenciones.

Después de liderar la primera manga, la resolución del día estuvo en el ultimo salto de Kraft. La situación era idéntica a la del último Cuatro Trampolines: Tschofenig había mejorado a su compatriota Hoerl y solo Kraft quedaba por saltar. Y como ocurrió en aquel dramático final (esta vez sin polémica por retrasos), Kraft erró a la hora de la verdad (solo 120 metros) para pasar de primero a tercero. Así las cosas, chaleco dorado (que no cambia de dueño respecto al pasado curso) y victoria para un Tschofenig que da carpetazo a lo grande a la lesión que le impidió competir más de la cuenta en el Grand Prix. En su caso, la falta de horas de vuelo (literalmente) no se nota...

Clasificación final

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