Si hay un común denominador en el siglo XXI del waterpolo masculino español ese es Felipe Perrone. Ya estaba presente en el Mundial de Montreal en 2005, cuando la Selección intentaba escapar de la alargada sombra de la generación dorada, esa que no paró de coleccionar títulos en los 90 con Manel Estiarte de héroe y que llegó incluso a conquistar el oro en el Mundial de 2001, ya sin la presencia del gran capitán. Ahí, se recogieron las migajas de lo que fue una etapa histórica y emergió un jugador singular que estuvo presente en los escasos éxitos de esa época: el bronce en el Europeo de Belgrado (2006), y el Mundial de Melbourne (2007), además de la plata en Roma (2009), con Guillermo Molina de mesías, Iván Pérez de boya y la zurda mágica de Xavi García. Una selección con talento, pero en plena maduración. Y a la que todavía no le había llegado el momento para saborear el éxito absoluto. Uno que no tardaría en llegar.

Y, aunque hubo que esperar lo que fue una travesía en el desierto, llegó la mejor parte: David Martín, que compartió vestuario con Perrone en el pasado, se hizo con las riendas del equipo en los banquillos y España convirtió el éxito en una costumbre, con el jugador como epicentro. Desde 2018 hasta ahora, España ha conquistado cuatro medallas europeas, con el oro de Zagreb como la constatación del éxito que jamás consiguió la generación de los 90. Y cinco mundiales, dos de oro, incluida la de 2025. Un éxito sin precedentes que, a pesar de la ausencia del metal olímpico, permitió a la Selección presumir del juego más cautivador del planeta. Y que en el caso de Felipe y David se une a la ingente cantidad de títulos que a nivel de club han conquistado con el Barceloneta, el rey eterno del waterpolo español.

Tanto el eterno capitán como el entrenador y hacedor de los últimos éxitos estuvieron presentes en el Hotel Palace de Madrid para recibir el Premio AS del deporte de 2025 en la gala del Diario AS celebrada el 1 de diciembre. En la recogida, Felipe Perrone habló de los momentos buenos, pero también se acordó de los malos, haciendo referencia a los periodistas que han contado los éxitos de la Selección y los instantes más complicados. Y David Martín se rindió al excapitán, excompañero y jugador fetiche. “Se va a echar de menos a Felipe y va a dejar un gran legado. Seguiremos compitiendo duro y dándolo todo y un porcentaje de los éxitos que vengan van a ser gracias a él y el trabajo que ha hecho”, aseguró el seleccionador, que prometió que iban a seguir trabajando siempre para ganar el mayor de todos los premios. La ambición y las ganas de ganar nunca abandonan a la selección española masculina de waterpolo. Que está en un momento dulce. En su segunda edad de oro.

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