NATACIÓN ARTÍSTICA | FUKUOKA 2023
La revolución de la sincro favorece a la España de Mayu e Iris Tió
El cambio de reglamento, la ausencia de Rusia y el relevo generacional de otros países premia el esfuerzo de las nadadoras y el acierto de las técnicas en la planificación de las coreografías.
En los pasados Mundiales de Budapest, hace apenas un año, España solo logró subirse al podio en la modalidad de ‘highlights’. Ni Iris Tió en el solo, ni el dúo ni el equipo tuvieron opciones de medalla, lejos de países como Ucrania, China, Japón, Grecia, Italia o Austria, que se colgaron la mayoría de las preseas. Rusia ya no estaba en 2022. En Fukuoka, en los campeonatos que llegan a su ecuador, España es la sensación del campeonato. Histórico oro en la rutina de equipo y de Fernando Díaz del Río en el solo técnico, más dos bronces en el dúo técnico y el solo técnico. El equipo de Mayuko Fujiki ha subido a todos los podios y todavía le quedan otras cuatro pruebas por aumentar su palmarés. ¿Qué ha sucedido para que en apenas 12 meses se haya evolucionado tanto?
Dejando a un lado la ausencia de Rusia y el relevo generacional en algunos países, que también se han reservado en las pruebas no olímpicas, el factor diferencial es el cambio de reglamento que ha puesto patas arriba el orden mundial de este deporte y que ha favorecido a una España que se ha adaptado a las mil maravillas. La directora técnica de la RFEN, Ana Montero, forma parte de la Comisión Delegada que lo ha redactado. Bajo la medida más mediática, la de incluir a los hombres en las rutinas de equipo y acrobacias, se esconde otro sistema de puntuación que convierte a la sincro en más objetiva, con unas figuras obligatorias que tienen un grado de dificultad y una penalización si se cometen errores en esos elementos. El factor subjetivo es menor y el castigo, más grande. Mayu tenía claro cuál eran las coreografías adecuadas.
“Trabajamos mucho la técnica y la sincronización, cuando los otros países se focalizaban en aumentar el grado de dificultad. Queríamos enseñar la calidad de los elementos porque sabíamos que nuestra impresión artística podría ser alta. En la final del equipo nos salió todo, fue perfecto”, comentó la seleccionadora después de la final. Una teoría que sustenta Irina Rodríguez, ex nadadora campeona mundial y plata olímpica, ahora asesora de Chile y Colombia, presente en Fukuoka: “La dificultad está mezclada con la ejecución. Los países que sean capaces de ejecutar bien lo declarado son los que reciben más puntuación. España logró hacer eso”.
Irina no considera que España sea el país que se haya adaptado mejor al reglamento, ya que “otros también lo han hecho, como por ejemplo Austria, cuyo dúo tiene mucha calidad. Ha habido equipos muy buenos que por un error se han quedado sin podio. España no ha estado tan inspirada en las rondas preliminares como en la final, donde no han fallado”. Sobre la preparación para las finales, Mayu añade que “20 minutos antes de salir hicimos un calentamiento, y vimos a las chicas concentradas, con buenas sensaciones... Sentí que estaban muy preparadas”.
Aunque el equipo español cuenta con algunas nadadores muy jóvenes y con poca experiencia, desde los Europeos de Glasgow de 2018 ha ido formando un equipo que ha llegado a la madurez. Bajo el paraguas de veteranas como Txell Mas y Paula Ramírez, ha crecido Iris Tió, un icono como en su día lo fueron Gemma Mengual u Ona Carbonell, que en Fukuoka participa en seis pruebas, compite 12 veces y se está sometiendo a una exigencia apta solo para talentos como ella. “Tiene que aprender a cerrar cajones en su cabeza. Hacer una cosa, luego otra... Está concentrada y lo hace genial”, añade Mayu.
El sistema de entrenamiento español es un modelo desde hace décadas con el CAR de Sant Cugat como cuartel general. Los métodos de captación, la entente entre clubes como el Kallipolis con las selecciones júniors ayudan a que se identifiquen rápidamente los talentos. Un talento también de entrenadores, pues hasta siete selecciones cuentan con cerebros formados en España: Irina Rodríguez (Chile y Colombia), Esther Jaumà (Países Bajos), Beth Fernández (Grecia), Anna Tarrés (China), Paula Klamburg (Australia), Andrea Fuentes (Estados Unidos) y Silvia Hernández (Portugal).
La sincro española, que vivió su primera época dorada de 2003 a 2013 y que después fue cayendo de los podios por un cambio de reglamento, generacional y por el clima que se creó después del despido de Anna Tarrés, ha alcanzado de nuevo la cima. Siempre tuvo escuela y conocimiento, ahora ha ganado experiencia, tranquilidad y se ha adaptado como la mejor a los cambios a los que se ha sometido su deporte.