La reinvención de Portela
La gallega (41 años) aceptó el reto de enrolarse en un K4 500 tras su plata en K1 200 en Tokio y estará en sus séptimos Juegos Olímpicos en París.
“Esto no estaba ni en mis mejores sueños”. Responde, con la voz tomada por un gripazo, Teresa Portela. ‘Esto’ es la clasificación para sus séptimos Juegos, conseguida con el K4 500 con el bronce en los recientes Mundiales de Duisburgo (Alemania). La gallega competirá en París con 42 años. Ya era la española con más participaciones olímpicas. Ahora, superará al waterpolista Manel Estiarte y al jinete Luis Álvarez Cervera y sólo tendrá por delante al marchador Chuso García Bragado (8).
Portela, que luce 17 medallas mundiales, tenía pendiente la asignatura de un metal olímpico. Y la aprobó con nota en Tokio, en 2021: plata en el K1 200. ¿Qué hacer después? En ningún momento se planteó retirarse. “En esta vida hay que reinventarse continuamente. Al inicio (hace ya 22 años...), yo competía en barcos de equipos. Hasta que me planteé centrarme en el individual con el K1 200 para los Juegos de Londres y seguí así para Río y Tokio. Pero el K1 200 dejaba de ser distancia olímpica en París y pensé en pasarme al K1 500. Esa era mi idea hasta que la Federación Española le dice a mi entrenador (Daniel Brage) que quiere que sea el seleccionador nacional y que la idea era intentar sacar un barco de equipo, un K4, que se clasificara para los Juegos de París. Desde 2008 habían pasado 16 años sin tener representación de K4, cuando fui a Pekín con mis compañeras”, rebobina.
La RFEP trasladó desde Sevilla a varias kayakistas al embalse del Pontillón, en Verducido (Pontevedra), y ahí se ha ido fraguando un K4 que ya está en la élite mundial y que componen la asturiana Sara Ouzande (27 años), la extremeña Estefanía Fernández (27) y la gallega Carolina García (23), además de Portela.
“Acepté porque me pareció un proyecto ilusionante a la vez que arriesgado porque partíamos de cero. A estas alturas de mi vida debo buscar retos emocionantes y este me lo pareció, como también a mi entrenador”, recuerda ‘Teri’, que todos los días intenta encajar “el puzle” de su vida junto a su marido, el expiragüista olímpico David Mascato. Es madre de Naira (8 añitos ya), tiene las carreras de Magisterio y Fisioterapia y está con la de Nutrición. Vive en O Grove, a 40 km de su lugar de entrenamiento, donde hay días que hace tres sesiones. “Sentir que llegaste a todo hace que la recompensa sepa mejor”, se ríe.
La recompensa ha llegado en forma de resultados. “El año pasado era complicado, porque había que acoplarse, probar posiciones... Y fuimos cuartas en los Mundiales. Este año, terceras y plata en la Copa del Mundo muy cerca de las chinas”, recuerda la palista de Aldán, el mismo pueblo de David Cal, de quien fue compañera en el colegio.
“Sara, Estefanía y Carolina me han aportado un reto ambicioso. Su sueño era estar en unos Juegos y me han contagiado esa ilusión. Yo a ellas les he dado la experiencia y tranquilidad en algunos momentos. Hemos entrenado mucho y muy duro”, sigue. Con el pase del K4, se abre la posibilidad de que Portela también compitiera en K2 500... “Aún no he estudiado los horarios, pero no cierro la puerta si se pudiera”, advierte incombustible. Tras Duisburgo, el K4 se fue a la Copa del Mundo de París, a conocer la pista de Vaires-Sur-Marne. Ya saben que es “abierta” y que el viento azota de lo lindo. “Es bueno haber visualizado el entorno y quitarte dudas”, explica. El escenario en el que terminará de reinventarse.