La odisea de Carolina
La española debuta este miércoles en las BWF Finals después de un viaje de 24 horas. “Es un torneo para disfrutar”, dice su preparador físico, Guillermo Sánchez.
Tras una auténtica odisea, este miércoles, Carolina Marín debuta en las BWF World Tour Finals de Hangzhou (como las ATP Finals, pero de bádminton) contra la estadounidense Beiwen Zhang (a las 10:00, hora española, por el canal de Youtube de la BWF). Después de lograr la clasificación de España para el Campeonato de Europa por equipos, que se certificó el viernes, la onubense tenía planeado despegar hacia China el sábado. El vuelo, sin embargo, se retrasó tanto como para no llegar al enlace que tenía previsto. Reprogramó su desplazamiento al domingo, pero no puso fin a los problemas. En Pekín, hizo seis horas de escala cuando la previsión era de dos. Ya en su asiento, tuvo que esperar dos horas más por problemas en el despegue. En total, fueron 24 horas de viaje.
“Es un problema añadido a cómo llegamos para las Finals”, lamenta el preparador físico de Carolina, Guillermo Sánchez, en conversación con AS. “Cuando hay un viaje con diferencias horarias de más de cuatro horas (en Hangzhou, hay siete horas más respecto a España), propongo desplazarnos cinco o seis días antes para que el jet lag no sea una variable que afecte mucho al rendimiento, pero las circunstancias son las que son. Yo creo que este viaje es una forma de entender nuestro año. Hemos tenido varios eventos inesperados que han impedido unas condiciones óptimas en muchos momentos. Los resultados han llegado por su capacidad de resiliencia”, añade sobre una Carolina que, pese a todo y en su primera temporada completa después de su segunda lesión grave de rodilla, ha logrado dos títulos (Orleans y Juegos Europeos), otras tres finales y la plata en los Mundiales.
En China, la campeona olímpica perseguirá el único gran trofeo que le falta. Las BWF Finals, “un torneo para disfrutar”, reúnen a las mejores del circuito internacional. El funcionamiento se divide en dos grupos de cuatro jugadoras con dos clasificadas para semifinales, que se celebran el sábado. Carolina acude como número cinco del ranking mundial. En su grupo, el B, también están Chen Yu Fei (2ª del mundo), Han Yue (8ª) y la mencionada Zhang (9ª). El grupo A, por su parte, lo componen An Se Young (1ª), Tai Tzu Ying (4ª), Kim Ga Eun (15ª) y Gregoria Mariska Tunjung (7ª). “Estoy con muchas ganas de empezar a pesar del largo viaje que tuvimos, pero bueno, lo importante es que ya hemos llegado y ya hemos podido entrenar. Vamos a por todas”, se anima Marín, que no pudo acudir a la cena de gala por los retrasos. Un obstáculo más en su camino. Otro de tantos que está dispuesta a esquivar.
La anti-Carolina
Obligada por las lesiones, Carolina se ha tenido que reinventar contantemente a lo largo de su trayectoria. Y con éxito. “Ahora mismo, hay jugadoras extraordinariamente buenas, mejores y más completas que Carolina, como le podía pasar a Nadal con Federer o Djokovic. ¿Por qué seguía ganando Nadal? Ahí está el quid de la cuestión. La diferencia está en la resiliencia, en toda la mochila que Carolina tiene y el resto, no. En el Mundial, vi una versión muy chula de Carolina, esa gran competidora”, dice el preparador físico de la onubense. ¿Era la mejor versión de Carolina, la de antes de la lesión? “Si Carolina fuera la de 2016 o 2018, no ganaría, porque el nivel ha subido, pero ahora sí tiene las herramientas para ganar”, zanja sobre una jugadora que, a sus 30 años, es la segunda más veterana de las Finals, sólo por detrás de Zhang, con 33.
Tras la rotura del ligamento cruzado anterior y los meniscos interno y externo, este año, la rodilla izquierda ha respondido bien. “A veces, podemos tener una pequeña sinovitis (inflamación), pero no hay nada alarmante”, indica Guille. A lo largo del curso, con el resto del equipo, ha implementado variaciones en el juego de Carolina. “Hemos cambiado ciertos patrones de movimiento”, resume el preparador. De forma más específica, han animado a la onubense a tirarse más al suelo, a subir a la red y a mantener el centro de gravedad más bajo en las defensas. También han trabajado “las cadenas musculares cruzadas”. Con ello, “se frena el impacto con el volante, se evitan pérdidas de energía y los golpeos son más precisos”. Asimismo, le han sugerido a Carolina, “una fuerza de la naturaleza”, un juego “más controlado”. “Le hemos pedido, un poco, que sea la anti-Carolina”, dice Guille entre risas. La enésima evolución de la campeona olímpica.
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