La nueva MLB echa a andar: grandes contratos, bases más pequeñas, reloj de pitcheo...
Una temporada marcada por los cambios y la pasada agencia libre comienza esta madrugada. Los Houston Astros defienden título.
La primavera ya está aquí y con ella una nueva temporada de la MLB, el pasatiempo de América (aunque el último Clásico Mundial haya dado argumentos para matizar ese sobrenombre). Una especialmente interesante. Porque va a suponer el estreno de una serie de cambios destinados a hacer el juego más dinámico y porque la última agencia libre dejó una serie de movimientos que han ampliado el abanico de equipos aspirantes a ganar las Series Mundiales el próximo otoño.
Rob Manfred, nueve años ya como Comisionado de la liga, consiguió en el nuevo acuerdo colectivo con el sindicato de jugadores lo que llevaba tiempo buscando: más ritmo para un deporte que en términos de duración de los partidos empezaba a ser anacrónico. La solución que se pondrá en práctica este año, tras haber sido testada en las ligas menores, tiene tres variantes.
En primer lugar, un reloj de pitcheo. A partir de ahora, los lanzadores tendrán 15 segundos para lanzar ante un bateador con las bases vacías, y 20 cuando haya jugadores embasados. Los bateadores tendrán que estar en posición como tarde a ocho segundos del final de la cuenta. Si uno de los dos no cumple, será sancionado con una bola o un strike gratuito, respectivamente. Por otro lado, se restringen a dos los lanzamientos y amagos permitidos para intentar eliminar a jugadores ya embasados. Un tercero resultará en una base gratis para todos los corredores.
De momento la medida funciona. En los partidos de la pretemporada, el Spring Training, la duración media fue de 2h35, cuando la temporada pasada estuvo en 3h04. ¿Opiniones? Varios pitchers de postín, entre ellos el Met Max Scherzer, tres veces elegido el mejor del año, se han pronunciado a favor, asegurando que adaptarán sus rutinas a la nueva normativa, e incluso creen que pueden sacarle más partido que a la anterior en lo que al juego mental con los bateadores se refiere. Otros, sobre todo los relevistas, creen que la presión puede ser excesiva en situaciones de riesgo, con varias bases ocupadas.
Otra novedad es la prohibición de los cambios defensivos por los que los equipos (algunos más que otros, en función de sus necesidades), saturaban de jugadores el flanco del diamante al que el bateador en acción en ese momento tenga más tendencia a golpear. Ahora los cuatro jugadores del infield (primera base, segunda, tercera y campocorto) tendrán que distribuirse uniformemente a ambos lados de la segunda base, y no podrán colocarse por detrás de la zona arenosa. Una vez la bola abandone la mano del pitcher, tendrán libertad de movimientos. Si se incumple la norma sin que tenga efectos negativos para el equipo que batea, no habrá penalizaciones. Si los tiene, ese equipo decidirá si quiere que se imponga la penalización o si prefiere mantener el resultado de la jugada. La opinión mayoritaria es favorable a la eliminación de los llamados shifts, especialmente entre los bateadores zurdos, los más perjudicados, y entre jugadores tradicionalmente castigados por esta estrategia como Corey Seager o Joey Gallo. Incluso algunos pitchers se han pronunciado a favor. En el test en ligas menores, el porcentaje de bateos exitosos entre los zurdos aumentó ocho puntos gracias a esto.
El último gran cambio se encuentra en el tamaño de las bases, que pasan de las 15 a las 18 pulgadas cuadradas con una doble finalidad: aumentar el número de intentos de robo, una acción espectacular que hace aflorar como pocas en este deporte las cualidades atléticas de los jugadores, y reducir el número de lesiones que se producen a cuenta de las colisiones entre corredor y defensor.
Una agencia libre movidita
La última agencia libre fue un rosario de movimientos interesantes con el potencial de cambiar el paisaje de la liga para la próxima década, con dos claros y antagónicos protagonistas: los New York Mets y los San Diego Padres. Un mercado grande que bajo la propiedad del magnate de fondos de inversión Steve Cohen se está comportando como tal y un mercado pequeño que ha echado el resto en el intento de conseguir su primer título.
162 millones en cinco años para el closer Edwin Díaz, 162 en ocho para el jardinero Brandon Nimmo, 86 en dos para Justin Verlander, el último Cy Young de la Liga Americana (una de las dos conferencias que dividen a los 30 equipos) y relevo de Jacob deGrom, que se mudó a Texas; 75 en cinco para otro abridor, Kodai Senga, una de las nuevas sensaciones japonesas... Movimientos que han llevado el gasto en plantilla de los neoyorquinos hasta los 375 millones de dólares (346 de euros) incluyendo el impuesto de lujo. Más que ningún otro equipo de la liga. ¿La respuesta de Cohen a las dudas que ha generado semejante estipendio? Que hará todo lo necesario para romper lo que ya son 37 años sin ganar las Series Mundiales.
La apuesta de los Padres, cuyo hogar es una ciudad que no llega a los dos millones de habitantes y que compiten en California con otros cuatro equipos (Dodgers y Angels en Los Ángeles, Giants en San Francisco y Athletics en Oakland) es aún más sorprendente. A la incorporación de Juan Soto vía traspaso en 2022, al que tendrán que renovar por el máximo a final de temporada, han añadido a Xander Bogaerts (280 millones en 11 años). A Manny Machado le firmaron 350 millones por 11 años y en 2021 ya ataron a Fernando Tatis Jr. por 14 años y 340 antes de que fuera sancionado con 80 partidos por consumo de marihuana. Si vuelve en su versión anterior al castigo, no hay ninguna alineación con mayor potencial en la liga, aunque en la rotación de abridores pueden ir algo cortos si las lesiones, como la que tendrá a Joe Musgrove fuera hasta abril, se ceban con ellos.
En cualquier caso, Mets y Padres son claros contenders en un pelotón en el que también figuran los Astros, vigentes campeones, cuya principal incorporación es el primera cubano José Abreu (58 millones en tres años); los Dodgers, que mantienen en la rotación a Clayton Kershaw (un año a razón de 20 millones) e incorporan a Thor, Noah Syndergaard (13 millones por une temporada), un abridor estrella venido a menos cuya bola rápida es una incógnita tras una serie de problemas físicos; los Yankees, cuya gran operación del invierno ha sido mantener en el equipo al vigente MVP de la Liga Americana (62 home runs en 2022, séptima mejor marca de la historia en una sola temporada), Aaron Judge, que se embolsará 360 millones en nueve años en la Gran Manzana tras un flirteo con los Giants; los Phillies, finalistas el año pasado, que han sacado a Trea Turner de Los Ángeles con un contrato de 300 ‘kilos’ por 11 temporadas; y los Braves, más tranquilos en la agencia libre porque ellos ya han asegurado su futuro sellando vínculos largos con Austin Riley, Ozzie Albies o Ronald Acuña Jr.