La espera más larga
Daniel Molina, campeón del mundo por cuarta vez este noviembre, atiende a AS. Su categoría de paratriatlón será olímpica por primera vez en París.
Ya había sido campeón del mundo en tres ocasiones (2017, 2018, 2019). Pese a ello, y tras dos años de ausencia en lo más alto del podio, Daniel Molina echaba de menos esa sensación. La gloria es adictiva, dicen aquellos que la han conocido. “Siempre es bonito. Fueron tres seguidos, en la pandemia no hubo Campeonato del Mundo y en 2021, quedé segundo porque me puse enfermo el mismo día de la carrera. De ir todo bien, yo creo que hubiera estado arriba. Contento por volver a sentir qué es ganar un mundial, por volver a demostrar que puedo ser el mejor del mundo”, reconoce el madrileño afincado en Guadalajara a AS. En su palmarés, también figuran cinco campeonatos de Europa (2017, 2018, 2019, 2021, 2022), además de tres subcampeonatos mundiales (2012, 2013 y 2021). Una década de dominio absoluto “y en la que ha habido de todo”.
En el reciente Campeonato del Mundo de Triatlón Paralímpico, celebrado la semana pasada en Abu Dabi, Daniel fue uno de los cinco atletas españoles que se subieron al podio. Tras ser recibido en el CSD junto al resto de medallistas españoles por el presidente del Consejo Superior de Deportes, José Manuel Franco, admite estar “cansado por el viaje”. También algo acatarrado, debido a los continuos cambios de temperatura en la ciudad de los Emiratos (”llevo cuatro días sin moverme de casa, ahí tienen el aire siempre a tope”), pero con más ilusión que nunca. En los Juegos de París, su categoría (PTS3) será olímpica por primera vez en la historia. “Da un poco de sentido a esto. Han sido ocho años complicados, pudiendo seguir gracias a nuestros patrocinadores (en su caso, con un gran apoyo de Nara Seguros, marca de seguros de salud y vida). Ha sido toda una odisea ver cómo otros deportistas iban a los Juegos y nosotros nos teníamos que quedar aquí”, admite.
Pese a todo, no será una experiencia nueva para él. Daniel ya estuvo en Atenas 2004. Entonces, sin embargo, compitió en 100 metros espalda. Empezó a nadar con tres años. Con 22, sufrió un accidente en moto que casi le cuesta la vida. Perdió la pierna derecha por debajo de la rodilla y, tras 14 operaciones, necesitó un año de recuperación para volver a andar. Su vida, sin embargo, tal y como él mismo asegura, “cambió a mejor”. “El accidente me puso un poco en mi sitio. Llevaba un bar de copas, montaba en moto... andaban un poco despistado. El accidente, al final, me ha permitido hacer cosas que jamás hubiera imaginado. Ser campeón del mundo, unos Juegos, etc.”, afirma con seguridad.
El puzle del triatlón
La natación volvió a la rutina de Dani por casualidad. Conchi Aponte, su entrenadora de toda la vida, se lo encontró y le invitó a que retomara el deporte. Le hizo caso. “Al principio volví por salud y, luego, me reenganché”, recuerda. Poco a poco, fue completando el puzle del triatlón. “Empecé a correr porque me hicieron una prótesis para ello y, después, empecé a montar en bici con un amigo triatleta. Él fue el que me lio. ‘Ya que lo haces todo...’, me dejó caer. ‘Vamos a probar’, dije. Se me dio bien, pero no imaginé que se me daría tan, tan bien”, rememora entre risas.
A París, llegará con la convicción de que puede ser campeón. Ya casi casi se siente como tal. “Sí, yo creo que sí”, no duda en responder cuando se le pregunta si se siente favorito. “Volver a ganarlo todo y clasificarme pronto a París para tener un año entero para prepararme”, desea para 2023. “En todas las carreras en las que hemos corrido, hemos estado en lo más alto. Soy el que mejor nada, el que mejor corre y fallo un pelín en la bici, pero la carrera a pie me permite compensar. Soy candidato al oro y sería un sueño estar en París y conseguirlo”, analiza. La espera más larga llega a su fin.