Indignación en París a ocho meses de los Juegos
Movilidad reducida a residentes, líneas de metro cerradas o precio desorbitado del transporte público generan crispación en la capital francesa.
A tan solo ocho meses de la inauguración de los Juegos Olímpicos, París no está, ni mucho menos, preparada para albergar un evento de tal calibre. Si la alcaldesa de la capital francesa, Anne Hidalgo, aseguraba, en una entrevista hace dos semanas, que la ciudad no cumple los requisitos para estar a la altura, algunas medidas de la Prefectura han indignado todavía más a los ciudadanos franceses.
Comenzando por el precio del abono del transporte público. La presidente del Sindicato de transportes de Isla de Francia, Valérie Pécresse, confirmó que toda la región parisina sufrirá un aumento considerable de los tickets de metro para financiar, en cierta medida, el coste que ha supuesto ser la organizadora de los próximos Juegos Olímpicos, 10 millones de euros.
El precio del ticket unitario de metro aumentará de 2,10€ a 4€. Por su parte, toda persona que quiera sacarse un abono diario, deberá pagar 16€. Y, si finalmente decide adquirir un abono semanal, su coste asciende a los 70€ semanales, cuando el precio actual, antes de los Juegos, era de 32€. En total, la inflación ha sido del 15 %, por lo que ni siquiera los residentes se beneficiarán de una excepción durante los días, del 20 de julio al 8 de septiembre, en los que estarán sujetos a dichas medidas.
El aumento del coste de la movilidad en París podría provocar que la capital francesa no pueda cumplir uno de sus grandes objetivos, garantizar el lleno en prácticamente todos los eventos deportivos, que es a lo que se comprometió cuando fue designada organizadora de los Juegos Olímpicos, también Paralímpicos, del próximo año.
Para transportar a diez millones de espectadores, la RATP, empresa que ostenta la competencia para la movilidad en Isla de Francia, la región en la que se encuentra París, quiere ‘obligar’ a todos los asistentes a los Juegos a que eviten colas masivas para sacarse el ticket de metro unitario y que adquieran billetes semanales o mensuales, cuyo precio ha aumentado considerablemente, con el propósito de que los desplazamientos se realicen con mayor rapidez y que la frecuencia de los metros sea la deseada, algo que todavía está por confirmar.
Restricción de movilidad en zonas cercanas a los eventos deportivos
Otra de las medidas que ha suscitado polémica en Francia es el decreto al que estarán sujetos millones de residentes en París, anunciado por la Prefectura, que les limita la libertad de movilidad dentro de la ciudad. El ejecutivo de la capital francesa informó de que los habitantes deberán disponer de un justificante para circular cerca de las sedes olímpicas o recintos en los que se dispute un evento deportivo.
El espacio para circular de los coches, además, estará estrictamente reducido, por lo que se recomendará a los peatones ir a pie o en bicicleta, uno de los grandes objetivos de Anne Hidalgo, alcaldesa de París, que no dispone, por su parte, de competencias para el transporte público. “Quedará terminantemente prohibido la circulación de vehículos de dos o cuatro ruedas, a no ser que se presente una excepción”.
Los taxis y los vehículos VTC, que engloba a Uber, Cabify o Bolt, tampoco estarán exentos de esta medida. Un taxista, por ejemplo, deberá presentar pruebas fehacientes de que está desplazando a una persona que está relacionada con la celebración de los Juegos, ya sea como organizador, asistente con su correspondiente entrada o periodista acreditado. Una medida que, según los ciudadanos franceses, “es similar a la época del confinamiento” por el coronavirus.
Para obtener esta derogación de la prohibición de la movilidad, a la que están sujetos millones de ciudadanos, también comerciantes y trabajadores de la hostelería, habrá que registrarse en una plataforma online en la que se entregarán un número limitado de excepciones. Si una persona no cumple con los requisitos, no podrá circular libremente por determinadas zonas, incluso si es residente de la misma.
La última medida que ha provocado rechazo en los franceses es la de tener que justificar incluso si se va a casa de un amigo o un familiar. Durante la ceremonia inaugural de los Juegos, por ejemplo, un residente que viva cerca del Sena no podrá invitar a un amigo a presenciar el desfile si este no se ha registrado en una plataforma online que le otorgue el correspondiente certificado de movilidad. Lo mismo pasará con los restaurantes cercanos al río, ya que los clientes solo podrán sentarse en las mesas y en las terrazas si disponen de un código QR que eximirá de toda responsabilidad.
El anfitrión de la casa, incluso siendo familiar, deberá comunicar a las autoridades la identidad de las personas que deseen, con su certificado, ver la ceremonia de los Juegos en su domicilio. El prefecto estipula lo siguiente: “Sólo regresarán de esa zona las personas que tengan algo que hacer allí, es decir los que regresan a su casa o los que regresan a su hotel o los que van a la ceremonia porque ‘tienen entrada, eso es todo”.
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