Hugo González: “Tengo nivel de medallista olímpico”
El nadador, vigente campeón del mundo, habla con AS de su momento. Tras quedarse sin podio en París, ha cambiado Estados Unidos por el CN Terrassa.

Relajado y tranquilo, extendiéndose en cada respuesta, Hugo González habla con AS tras ser nombrado mejor deportista del año en los Premios Admiral. Parece haber encontrado lo que buscaba. Desde septiembre, el nadador forma parte del CN Terrassa, una nueva vida tras ocho años en Estados Unidos. “Estoy muy cerca de mi familia. Después de dos Juegos en California, es un cambio que tenía pendiente”, explica el español, que optó por el club catalán y no por un Centro de Alto Rendimiento porque rinde mejor con “libertad y flexibilidad”. “Quiero disfrutar del camino, que no sea simplemente un régimen, entre comillas, militar”, metaforiza González, que el año pasado se colgó dos medallas en los Mundiales de Doha (oro en 200 metros espalda) y volvió de los Juegos con dos diplomas. “Objetivamente, es la mejor temporada de mi vida”, pone en valor, con los Mundiales de Singapur, este verano, en el punto de mira.
Mejor deportista del año. Suena fuerte.
Sí, la verdad es que es muy especial. Es el primer premio que se me concede más allá de la natación. Así que, bueno, aún es más especial. El saber que quienes votan son seguidores, fans, gente que nos ve de competir, y que no es solo por unos criterios, creo que lo hace único. Llena de forma distinta a un reconocimiento protocolario.
Los otros dos finalistas, Fran Garrigós y Marcus Cooper, fueron medallistas olímpicos y usted, no. ¿Por qué cree que le votaron?
Al ser la gente quien vota, creo que hay factores que van más allá de la competición. Creo que se mide, también, lo que conseguimos transmitir a las personas. Lo que sienten. En la carrera en la que peleaba por medalla en París (200 metros espalda), pese a estar en una calle lateral, en un estado de forma que no era para estar entre los tres primeros y en una piscina complicada, salí a por ellos. Era segundo a mitad de prueba, tercero cuando llevábamos el 75%... No quiero, ni mucho menos, quitar mérito a las medallas olímpicas que han conseguido Fran y Marcus, pero, a lo mejor, conseguí transmitir esa emoción a la gente.
Decía que es el primer reconocimiento que recibe fuera del mundo de la natación. ¿Siente que le ha faltado reconocimiento tras un año así?
Depende. Creo que el reconocimiento es difícil, sobre todo en un país en el que el deporte rey es el fútbol, el segundo deporte, si vas buscando, probablemente no sea la natación, sería, a lo mejor, el baloncesto, el atletismo... lo que sea. Así que, bueno, creo que el reconocimiento merecido es difícil de cuantificar. Al final, cuando empezamos en este deporte, sabemos que es minoritario, sabemos que la razón por la que lo hacemos es por nosotros mismos, por pasión. Y si conseguimos transmitir ese mensaje al resto, genial.
También ha comentado que en los Juegos no estaba en la mejor forma posible. Ha ido contando que no pudo entrenar con su técnico de confianza, José Ignacio González ‘Taja’, hasta el final de la preparación porque no había sido incluido en el equipo olímpico, que la organización de los Juegos era mejorable para los deportistas... Sin todo eso, ¿siente que esa medalla hubiera estado más cerca?
Desde luego, si quitamos los factores que complicaron la preparación, el resultado hubiera sido mejor. En la preparación que hicimos para Doha (para los Mundiales), no afectó con quién entrenaba, no afectó la organización, no afectaron muchas cosas. Después de lograr el resultado que queríamos en Mallorca (1:54.51 y récord de España de los 200 metros espalda en los Nacionales de junio)... Cuando se notifica que para los Juegos, que es la competición más importante, teniendo las mejores opciones dentro del equipo, no voy a estar con mi propio entrenador, ahí es cuando creo que se complican las cosas. Creo que sí que son trabas que, de no haber existido, hubieran facilitado el pelear por una medalla. Hay partes de responsabilidad en no conseguir esa medalla que van más allá de mi preparación y mi responsabilidad individual.
En su interior, ¿siente que está preparado para ser medallista olímpico?
Yo creo que sí. Bueno, creo no, sé que tengo el nivel. Se mostró en Mallorca, ya no es una opinión, es un hecho. Tengo el nivel de medallista olímpico, pero una cosa es tenerlo y otra cosa es demostrarlo. Esa última parte es la que tenemos que pelear, el demostrarlo y no simplemente saber que lo tenemos. Quiero realmente saber cuál es mi límite y, desgraciadamente, ese límite no se puede saber en un año. Tengo marcas que puedo bajar y es eso lo que me impulsa. Quedan los Mundiales en Singapur, quedan los Juegos de Los Ángeles 2028, y la idea es seguir preparándonos para sacar esa marca que existe por ahí. Tocar la pared, verla y decir: ‘Esto es lo máximo, literalmente no puedo bajarla’.
¿Ha vuelto a hablar con la Federación de todo lo que ocurrió en las semanas previas a los Juegos?
No ha vuelto a haber una conversación, no. Creo que esas conversaciones ocurrieron en el momento. La Federación sabe perfectamente qué es lo que necesitaba y lo que no necesitaba. Así que bueno, entiendo que todas las decisiones que se tomaron, se tomaron sabiendo las consecuencias.
“Hubo trabas que, de no haber existido, hubieran facilitado el pelear por una medalla”
Hugo González, sobre su actuación en París 2024
Tras los Juegos, ha iniciado una nueva vida en el CN Terrassa. ¿Cómo le va?
Anímicamente, mejor. Estoy a tres horas de mi familia, estoy muy cerca de casa, creo que, después de dos Juegos en California, era un cambio pendiente. La idea es haber aprendido lo suficiente como para traérmelo aquí, personalizarlo, modificarlo a lo que me venga mejor, aprovechar el plus de estar cerca de mi familia y de mi pareja y sacar mi mejor versión.
¿Por qué el Terrassa y no un Centro de Alto Rendimiento?
La respuesta es sencilla. Ahora mismo, y te diría, de toda la vida, los CAR han sido muy inflexibles. Me acuerdo de haber ido una semana, dos semanas, a un CAR para probar, y mi pareja no tuvo acceso ni por unos días para visitarme. Imaginé esa semana a largo plazo y pensé que iba a estar viviendo y entrenando en un sitio donde mi propia familia no es bienvenida. Creo que está bien tener CAR, un centro donde las personas que no tienen acceso a instalaciones desarrolladas puedan practicar su deporte, pero creo que hay ciertos sistemas que no están del todo actualizados y yo me he acostumbrado a la libertad, a la flexibilidad, y me he acostumbrado a rendir al más alto nivel con esa flexibilidad en mi programa.
Necesita disfrutar de lo que hace, imagino.
Sí. En mi programa en California, yo tenía la opción de aceptar o rechazar competiciones. Lo más que tenía que hacer era competir en la competición preparatoria, clasificatoria, la competición importante, y ya está. Y todo lo demás se hablaba con el entrenador y era muy flexible. Esta dinámica, llevada a España, no funciona del todo bien. Ahora, no solo en los CAR, también en los clubes, es un poco raro que un nadador no compita en una competición. Y allí creo que son muy flexibles. En mi caso, lo que a mí me viene bien es esa flexibilidad. El poder guiar un poco mi vida personal y, como tú dices, disfrutar del camino, que no sea simplemente un régimen, entre comillas, militar y ya.
Ahora entrena con Raúl Navalón. ¿Ha cambiado mucho su entrenamiento?
Ha cambiado y sigue cambiando. Creo que los dos nos estamos adaptando el uno al otro. Y creo que estamos buscando la manera de que los dos estemos contentos. Un entrenador es comparable a un cocinero. Te vas a un restaurante u otro, y aunque comas paella en los dos, una está hecha de una manera y la otra, de otra. Vamos a buscar cuál es la mixta.
¿En qué se están focalizando?
Ahora la idea es lograr ser mejores deportistas. Al margen del agua, creo que tenemos que ser más ágiles, más explosivos. Nunca me voy a mover igual de bien fuera del agua que dentro, pero quiero hacer con cierta facilidad cualquier movimiento fuera del agua para que luego, dentro, todo esté más controlado y lo sienta mejor.
¿Qué pruebas están machacando?
La verdad es que las mismas. Ahora mismo, siento una ambición por mejorar en todo. Nado espalda y nado estilos, pero no quiero que mi mejor marca en los 200 metros braza sea 2:11, quiero que sea, a lo mejor, 2:10 o 2:09, por ejemplo. El enfoque está en las mismas pruebas, pero quiero ser un buen estilista, un estilista que pueda nadar cualquier prueba a alto nivel. Simplemente, que existan los 100 metros espalda, los 200 metros espalda y los 200 metros estilos como pruebas que controlo al 100%, y que en el resto tenga un nivel bastante alto.
Me ha llegado que quería trabajar especialmente la mariposa. ¿Lo está haciendo?
Sí, sí. Al final, creo que nos falta en la prueba de estilos esa explosividad, salir a 24 con el resto, y la verdad es que, si salgo a 24, estoy en 1:55 o 1:54, que es para ganar medalla. Así que esa sí que es una parte bastante importante de estilos.
También le tenía ganas a la piscina corta, pero no fue a los pasados Mundiales. ¿Por qué?
Desgraciadamente, las subvenciones o ayudas para deportistas solo existen en las competiciones principales. Con lo cual, después de una temporada tan intensa, prioricé descansar y trazar un buen plan para Singapur. De la forma en que está hecho el sistema ahora mismo, quedar 12 del mundo en Singapur vale más que ser campeón del mundo en piscina corta. Creo que hay un fallo. Un campeón del mundo en piscina corta es mucho más valioso que un 12 del mundo en Singapur. Yo mismo he sido 12 alguna vez. Ahora, mi compañero Carlos (Coll) ha sido campeón del mundo y debería recibir más ayuda que la que yo recibí siendo el 12. El sistema está hecho así y actuamos en base al sistema. Hasta que lo cambien, creo que nos tenemos que adaptar. Siendo deportistas de este nivel, esto es nuestro trabajo, con lo cual dependemos muchísimo sobre qué ayudas hay en base a qué resultados.
Justo le iba a preguntar por Carles Coll. Qué alegría.
Totalmente. Él siempre ha tenido el potencial de lograr lo que ha logrado. Lo que no sabía es que estaba tan cerca de lograrlo como hace un par de meses. Creo que ha pegado un cambio muy importante. Se está dando cuenta de lo que significa tener esa llama por dentro que le impulsa a ser su mejor versión. Ahora, espero que no vuelvan lesiones como las que tuvo en la muñeca y que pueda liberar todo ese potencial, porque estoy seguro que es una baza principal para España. Igual que varios nadadores, pero Carlos también es especial.
“Por marcas, no hay nada que me diga que no puedo hacerlo. La ambición es ganar”
Hugo González, sobre revalidar oro mundial
¿Su irrupción le quita presión a usted como referencia de la natación española?
No he tenido tiempo para pensar en la presión, pero sí que he llegado a tener la sensación de motivación. Ver a Carlos nadando tan bien, me motiva, porque yo sé que tengo un relevo con él en el 4x100 metros estilos, sé que puedo tener otra persona conmigo en las finales de los 200 metros estilos. Y bueno, más que un compañero, también es un amigo. Si conseguimos estar varios nadadores peleando por medallas o por finales, pues es increíble. El límite para un nadador español está más lejos que antes, con lo cual, son buenas noticias para todos.
Singapur es el gran objetivo por delante. ¿Se ve de nuevo en lo más alto del podio?
Por marcas, no hay nada que me diga que no puedo hacerlo. Esa es la mentalidad con la que vamos a ir. Luego, pasará lo que tenga que pasar. Creo que el favorito ahora mismo es (Hubert) Kós, que ha tenido la mejor marca mundial los últimos dos o tres años. Habrá que pelearlo, pero la ambición es, por supuesto, ganar.
Ningún nadador español ha sido campeón del mundo dos veces seguidas...
Cuaqluier punto histórico que se pueda hacer es un extra de motivación.
¿Qué va a nadar como preparación?
El Campeonato de España, ahora en febrero, está bien para preparar, para ver qué tal. A lo mejor algunas estapas del Mare Nostrum. Y, para luego, sí que me estoy planteando los Europeos de corta de diciembre. No va a ser una temporada tan intensa como la de los Juegos, así que puede ser interesante.
Las últimas. ¿Qué echa de menos de Estados Unidos?
No echo de menos algo de Estados Unidos en general, pero sí que echo de menos a mis compañeros, amigos, dinámicas, ciertas culturas dentro del grupo de entrenamiento... Al final, creces con ellas. El típico compañero que vas a ver después del entreno y siempre hacéis lo mismo. A Dave (Durden), David Marsh, todos los entrenadores que estaban allí, principales y secundarios, que han influido en mi proceso. Pero creo que, igual que llegué allí y no conocía a nadie, creo que el volver aquí y no conocer, entre comillas, a nadie también puede ser positivo.
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¿Y qué echaba de menos de España?
De España, por supuesto, la comida, eso seguro (risas). Creo que está bien vivir en un ambiente en el que nadar es lo único importate. Aquí hay más vida, más vida cultural, con lo que es mucho más fácil desconectar.
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