España sigue haciendo historia: campeona de la World Cup

De manera autoritaria, con un waterpolo dinámico, generoso y letal, la Selección masculina de waterpolo se ha alzado con la World Cup, heredera de la Liga Mundial. Es la primera vez en la historia que levanta este trofeo (no había logrado nunca el anterior), otra muesca más para los de David Martín, el mejor equipo del mundo desde que en 2018 se subiera a un podio del que nunca se ha bajado. Dos platas y un bronce europeos, una plata y un oro mundial, un cuarto puesto olímpico y ahora este oro en la World Cup tras el bronce logrado el pasado verano en la Liga Mundial. Siete medallas, dos de ellas ya de oro, para una nueva generación que en dos semanas buscará repetir en los Mundiales de Fukuoka y en un año en los Juegos de París.

El final del camino de la World Cup, celebrada en Los Ángeles, fue idéntico al de otras anteriores finales, con Italia como invitado. Un partido pastoso, psicológico, donde la Selección española liquidó a los italianos con un fabuloso primer parcial y una defensa impenetrable liderada por Unai Aguirre, un portero que gana torneos, imbatible cuando tiene el día (73% de efectividad). El 10-4 en la final unido al 10-8 en semifinales ante Hungría reflejan la perfección a la que está llegando el equipo de Martín, una obra de autor.

El partido arrancó eléctrico, con acierto de los ataques por delante de las defensas, un ‘rara avis’ en los ya tradicionales España-Italia. Los de Alessandro Campagna golpearon primero tras ganar el saque inicial, pero los de David Martín activaron el rodillo. Y no paró de girar hasta el final del partido. Álvaro Granados anotó en la primera superioridad y Perrone puso el 2-1. En apenas un minuto, en dos fogonazos, la Selección le daba la vuelta a Italia con un juego dinámico y unos lanzamientos precisos. El propio Granados hacía el 3-1 y el 4-1, España rozó el cien por cien de efectividad en los hombres de más mientras que Unai Aguirre, como ya hizo en las semifinales ante Hungría, se agigantó con cinco paradas en apenas cinco minutos. Perrone hizo el 5-1 con el que finalizó el primer cuarto.

La cara de Campagna, campeón olímpico en Barcelona ‘92, era un poema asimétrico. Italia no rimaba sobre el agua pese a que Di Somma inauguró el segundo parcial (5-2). El partido se endureció con el habitual carácter y juego subacuático italiano, pero España, a diferencia de la final del Mundial de Budapest en 2022, cuando desaprovechó una ventaja de 4-8 y llegó a los penaltis, se mostró sobria y concentrada hasta el final. El segundo parcial, en medio del lodo, se cerró con un balance de 2-2 para poner el 7-3. Quedaba mucho. David Martín pidió “no hacer lanzamientos imposibles”.

Italia se acercó en el primer ataque del tercer cuarto (7-4), lo más cerca que estuvo de la igualada desde el primer cuarto. Un espejismo. España templó los nervios, de acero, entrenados ya en mil batallas desde 2018. Granados, más marcado, dejó el portagonismo a Munarriz, que hizo el 8-4, mientras que Perrone, que no había anotado hasta la final, acumuló su tercer tanto. Con 9-4, con Italia obcecada en ataque fallando hasta dos dobles superioridades, De Toro hizo el 10-4 ya definitivo. Italia es el país de los milagros en el waterpolo, pero remontarle seis goles a España en siete minutos elevaba la categoría de milagro.

En el último cuarto se firmó la tregua. Italia bajó la intensidad y España jugó con el tiempo. Perrone ponía calma y el pacto llegó a que el resultado no se moviera, con Unai Aguirre mejorando su estadística en la meta. La celebración fue comedida. Satisfacción, pero conscientes de que el reto de la temporada estará de nuevo en Japón. Como en 2001, cuando España alzó su segundo Mundial en Fukuoka.