El otro Nadal que se despide para siempre del Godó

“Te digo una cosa, Carlos. No aciertas ni una”. La frase es faltona, provocadora, fruto de la adrenalina del momento. Pero, para bien o para mal, marcará para siempre la carrera de Carlos Bernardes. Se la profirió el mismísimo Rafa Nadal, quien igual que el juez de silla se ha despedido esta semana del Barcelona Open, un Godó que este viernes aprovechaba el último partido arbitrado por el brasileño, el Stefanos Tsitsipas-Facundo Díaz Acosta de cuartos de final, para rendirle un sentido homenaje.

Emblemático árbitro, Bernardes inició su camino hace 35 años, cuando tan sólo tenía 23, y en ese tiempo ha arbitrado más de 7.000 partidos en 700 torneos, y unas 400 finales entre Grand Slams, ATP Finals, ATP y Challengers. Entre ellas, en Wimbledon, en el US Open y en el Open de Australia, en dobles, además de partidos por la medalla de bronce en los Juegos de Pekín 2008, Londres 2012 y Rio 2016. En este 2024 de su retirada, ha reducido su calendario a sólo 22 semanas, y esta semana en Barcelona, acompañado de su mujer, Francesca, se ha comportado como un ídolo más, a quienes incluso los más jóvenes pedían autógrafos junto a la zona de jugadores.

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Sin embargo, lo que permanece en la memoria son sus estiras y afloja con Nadal. Como el del Masters de Londres de 2010, cuando el manacorí le discutía una bola que había visto dentro y le espetó: “No quiero jugar. Me estás diciendo una barbaridad, Carlos”. Más rotunda fue esa célebre declaración del Open de Australia de 2012, tras negarle un ojo de halcón que supuestamente había pedido tarde: “¿Estás mirando el partido o qué? ¿No ves que me he parado y no he seguido jugando? Te digo una cosa, Carlos, no aciertas una”.

Y ya remató en el Open de Rio de Janeiro 2015, cuando le había enseñado dos ‘warnings’ por tardar en sacar: “Voy a pedir que no me arbitres nunca más, porque no puedo más contigo”. Sin embargo, la relación entre ambos no era tan pésima como lo parecía en esos momentos de tensión. Se demostró en 2021. Bernardes sufría un infarto durante la cuarentena por COVID-19 en el Open de Australia y precisamente en el Godó, tras arbitrar la final entre Nadal y Tsitsipas, el tenista español le dedicó unas palabras muy cariñosas: “Me alegra mucho haberle visto hoy arbitrando esta final en Barcelona. Ojalá podamos seguir de días como hoy juntos”.

También en ese Godó que ahora le despide entre aplausos, pero en las semifinales de 2022, fue a Carlos Alcaraz a quien sacó de quicio el juez de silla. Furioso por una pelota de Álex de Miñaur que el ojo de halcón dio como buena, el murciano le gritó: “Ahora el que se jode y tiene que remontar soy yo”. Genio y figura. Tras su retirada a final de esta temporada, Bernardes tiene previsto dedicarse a asesorar a jóvenes tenistas que inician sus carreras.

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