NATACIÓN ARTÍSTICA | ANDREA FUENTES
“El miedo es más rápido, pero el amor llega más lejos”
Empoderada. “Renovada” tras unas vacaciones “preventivas”. Andrea Fuentes vuelve a casa tras la plata olímpica con Estados Unidos. Y en el día de su debut como seleccionadora española, atiende a AS.
Como quien regresa a casa tras levantar un imperio de la nada, se estrenó este miércoles Andrea Fuentes (Valls, Tarragona, 07-04-1983) como seleccionadora española de natación artística, 13 años después de su retirada como la deportista estatal con más medallas olímpicas junto a Mireia Belmonte: cuatro. Rezuma una curiosa mezcla entre serenidad, experiencia y hambre por dotar de su sello a un equipo que viene de colgarse en París 2024 un bronce, el primer metal en unos Juegos desde los que logró la propia Fuentes hace 12 años.
Hemos visto que, en su primer entrenamiento, ha liderado una sesión de improvisación en el agua.
Sí, es que quiero conocer a cada nadadora a fondo. No solo quiero decirles lo que deben coreografiar, sino ver algo nuevo que salga de su interior. Es la única manera de crear algo único. He puesto músicas muy dispares para descubrir por dónde van los tiros.
Es su primera vez en el CAR de Sant Cugat desde que anunció su retirada el 30 de enero de 2013. ¿Qué ha cambiado en todo este tiempo?
Yo soy otra, y lo del CAR es increíble. Veníamos de no tener prácticamente piscina, de contar con dos carriles y tener que luchar por un tercero. Y ahora, de repente, me dice Judith (Requena, miembro del staff) que podíamos entrenar en la piscina exterior y que si llovía, nos metiéramos en la interior. ¿Qué? Es como un sueño.
Junto a Víctor Cano (su pareja, gimnasta olímpico y artífice de las acrobacias) y sus hijos, han recorrido Hawái, Arizona, Utah… Más allá de las vacaciones, ¿era un parón mental necesario entre dirigir a los Estados Unidos y estrenarse con España?
El descanso es parte del entrenamiento. Y nosotros, como en Estados Unidos pretendíamos crear algo tan potente, nos hemos exprimido mucho, nos salió a un precio muy alto. Yo no quería coger al equipo español cansada, quería sentirme renovada. También es preventivo. Si los entrenadores no nos cuidamos, no podemos cuidar a los deportistas.
Al menos aquí no deberá hacerse cargo de la logística de los hoteles, billetes de avión o entrenarse en la playa, como en sus inicios americanos…
(Ríe) Ya lo creo. De repente íbamos a entrenar y no tenía piscina porque me decían que estaban las ‘water polo mums’ (un equipo máster femenino de waterpolo de más de 60 años). ¿Pero cómo que ‘water polo mums’? Pues tenían prioridad. Y nos íbamos al océano, a congelarnos en San Francisco. Alguna vez nos entrenamos en la piscina del jardín del abuelo de una de las nadadoras, que tocaban con los pies. Cuando te dicen Estados Unidos, piensas que irán sobrados, pero en natación artística, cero. Y el presupuesto de entrada era bajísimo, te lo tienes que ganar. No puedes pedir si no demuestras, pura meritocracia.
Allí usted cambió las vidas de sus nadadoras, y lo culminó con la plata olímpica. ¿Cómo se plantea este desafío con un equipo que ya cuenta con recursos y viene de colgarse el bronce en París 2024?
Ese es mi reto máximo. Nunca he cogido a un equipo que ya tenga éxito, y mucho más experimentado de como lo estaba Estados Unidos cuando llegué. Tengo ganas de crecer como entrenadora en el sentido de saber cómo se entrena a un equipo que ya tiene una medalla olímpica, cómo se mantiene la motivación, que consiga hacer cosas diferentes que se salgan de sus registros. Eso es lo más difícil, y me siento preparada.
¿Más que resultados, busca emociones?
Sí. La emoción provoca resultados, y viceversa. Quiero que sientan que hacen algo bueno para la sociedad. Más que sentirlo egoístamente como una medalla para ellas, debe ser algo bueno para quien lo está mirando, para quien paga la entrada. Es la única manera de que sea completo.
Nos recordaba recientemente Txell Mas en AS aquel Camino de Santiago que completó todo el equipo, usted incluida, en 2011. ¿Está barruntando alguna dinámica de grupo de ese estilo?
No llego al nivel Tarrés de movilizar tanto, pero de ella sí aprendí que se debe mantener al equipo vivo, no aburrido, y hay que salir, poner retos nuevos. En Estados Unidos no tenía presupuesto, así que los retos los hacía a coste cero. Pero todo eso lo he mamado de ella y de su cuerpo técnico, es un aprendizaje de sorpresa constante que hago mío.
Es sorpresa constante pero también imprevisibilidad, ¿no? Como cuando nombraron saltadora de los Estados Unidos a una nadadora, Audrey Kwon, que sufría vértigo…
El miedo es el símbolo de algo que te frena, y parte del trabajo del entrenador es quitarla. Pero no forzadamente, sino yendo de un lugar caótico a uno familiar. Fue cosa de Víctor. Decidimos hacer cosas cuotidianas, como desayunar, en la plataforma de saltos de diez metros, donde al principio no quería ni subir. Poco a poco, consiguió atreverse a saltar cuando la empujaban.
Ahora que mencionaba a Anna Tarrés, ¿se puede construir en España al mejor equipo del mundo o ahora mismo China es imbatible?
Nadie es imbatible, pero en China todavía prevalecen métodos antiguos de cultura de entrenamiento. Así puedes llegar más lejos mucho más rápidamente. Estados Unidos fue precisamente el primer país donde eso no está aceptado, por ello tengo la ventaja de saber lo que necesitan las nuevas generaciones. Nada es imposible, claro que vamos a por ello.
¿Esa nueva cultura la aprendió en parte del nadador Michael Andrew, quien en lugar de seis horas al día se entrena dos?
Sí, aprendí a que todo sea más corto y más eficiente. Aquí empezaremos con menos horas de entrenamiento de lo que hacían. Primero, porque tras un año olímpico la gente está muy quemada y necesita reconstruirse y estudiar: queremos formar personas, no máquinas. Y, en lugar de pensar que tenemos mil horas y quizá desaprovecharlas, deben saber que cada segundo cuenta. Que no sientan que pierden el tiempo.
A resumidas cuentas, en la natación sincronizada de antaño el miedo ha ido dando paso al amor.
El miedo es más rápido, pero el amor llega más lejos.
¿Lo siente así de una forma innata o por su experiencia personal como nadadora?
Precisamente a mí me iba la caña, en el sentido de que nunca me afectó. Pero sé cómo quiero ser de entrenadora. Siempre será en base al respeto y sin miedo a hablar de amor. Quiero a cada una de las nadadoras y les quiero dar lo mejor que tengo dentro.
¿Qué tiene la Andrea Fuentes entrenadora de la Andrea Fuentes nadadora?
Soy bastante líder, porque me gusta ir eficientemente hacia un lugar de luz, no con mala hostia. Me gusta liderar con los colmillos, pero con luz. Eso creo que lo tenía ya cuando era capitana. Y también la creatividad. Creo que esos dos rasgos me definen mucho.
¿Y de Tarrés? ¿Qué cualidades utiliza?
Lo que la Tarrés más me enseñó, y que me ayudó muchísimo a pasar de la Andrea tímida y poca cosa a empoderarme, fue a ver que todo es posible, que la pregunta no es si se puede hacer, sino cómo hacemos que pase. Aprendí de ella a liarla parda, eso me encanta y con ello quiero continuar.
¿Ha hablado con Mayuko Fujiki, su predecesora en el cargo de seleccionadora española?
Un poco. No ha sido fácil, pero no quería hacer ver que no pasaba nada y por eso forcé la comunicación. Por ahora, creo que necesita más tiempo.
Con este reglamento de los últimos años, que ahora volverá a cambiar, ¿queda margen para mostrar cosas diferentes?
Es mucho más difícil crear, porque hay unas normas muy estrictas y la dificultad se lo come todo. Pero ahí está la gracia: demostrar que eres un buen entrenador si aun con estas esposas puedes crear.
En Estados Unidos convenció a todo un símbolo como Bill May para que volviera a competir, aunque se quedó a las puertas de los Juegos. En su primer entrenamiento con España, los chicos han formado parte del equipo. ¿Lo visualiza en Los Ángeles 2028?
Lo de Bill me supo fatal, pero era eso o la medalla. A Denis (González) lo veo supermotivado, hoy en el primer entrenamiento estaba en el medio, en primera fila. Soy la primera que quiero incluir a un chico ya, me encantaría que fuéramos el primer equipo que integra la masculinidad dentro del agua. En París no pudo llegar ningún país, señal de que el sistema no estaba preparado, pero si somos los primeros, mucho mejor.
Por cierto, ¿alguna vez en los dos últimos años había terminado una entrevista sin que le preguntaran por su rescate a Anita Álvarez?
Hágalo si quiere, estoy acostumbrada.
Otro día.
(Ríe) Ah, vale, me parece bien.