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Andrea Fuentes, la última sirena varada de múltiples éxitos
Andrea Fuentes sale del agua y se lleva las cuatro medallas olímpicas que le sitúan como una de las deportistas españolas más laureadas de la historia.
Ha pasado 20 de sus 29 años en el agua, pero Andrea Fuentes (Valls, Tarragona, 1983) ha decidido salir de ella para siempre y cual sirena varada recordará sus éxitos, las cuatro medallas olímpicas que le sitúan como una de las deportistas españolas más laureadas de la historia.
Fuentes, vitalista, quiso ser bombero de pequeña. De mayor se relajaba entre rutina y rutina con la horticultura y últimamente era una convencida de la filosofía zen: "El miedo es imaginario para un futuro incierto".
Le gusta recordar que empezó a practicar la apnea en el vientre de su madre, porque nació con tres vueltas de cordón umbilical, pero la vida se la cambió un vídeo cuando tenía nueve años.
En la escuela Orlandai de Barcelona apareció una entrenadora con una vetusta cinta de vídeo en la mano. Fue entonces cuando descubrió la sincronizada y el embrujo de Anna Tarrés, la persona que le dio al ''play'' de aquel vídeo y seguramente de su vida.
Se fue a aprender al CN Kallípolis junto con su hermana Tina. A los trece años fue seleccionada para trasladarse al Centro Catalán de Tecnificación deportiva, instalada en la residencia Blume. Allí conoció a Beth Fernández, que como Tarrés también marcó su vida deportiva.
Con dieciséis años (1999) entró a formar parte del equipo absoluto y dos años más tarde, junto con su hermana Tina, consiguió la primera medalla española en un Mundial, el bronce en el Mundial júnior de Seattle.
Desde que en 2002 ganó la plata en el Europeo de Berlín, la sirena no ha dejado de sumar medallas a la causa. En 2003 logró la plata en el ''combo'' del Mundial de Barcelona, en 2004 finalizó cuarta en los Juegos de Atenas, en 2005 fue bronce en el Mundial de Montreal, en 2006 sumó tres platas en el Europeo de Budapest, en su primera incorporación con Gemma Mengual.
Ese dúo le marcó. Andrea Fuentes y Gemma Mengual formaron una marca reconocible. Técnica y pasión. En 2007, una plata (en la primera victoria sobre Japón) y un bronce en el Mundial de Melbourne; en 2008 en los Juegos de Pekín consiguió dos platas más y cinco medallas más (4 platas y 1 oro) en el Mundial de Roma.
A la mejor Andrea Fuentes se le vio a partir de 2010. Ella sería la solista, la capitana del equipo ante la ausencia de Mengual. Ona Carbonell se convirtió en su compañera en el dúo y se produjo un relevo generacional en el equipo.
Apenas se notó. Cuatro platas en el Europeo. En 2011, en el Mundial de Shangai, Andrea Fuentes era más estilizada que potente y los resultados seguían: una plata en el solo y cinco bronces. En los Juegos de Londres, tocó el cielo cuando con Ona Carbonell consiguió la plata en el dúo y sumó el bronce por equipos.
Después de aquel verano londinense, todo se desmoronó. A los problemas físicos y la descomprensión después del duro trabajo, se sumó el adiós de Anna Tarrés, la mujer que le dio al ''play'', tras un contencioso con el presidente de la Federación, Fernando Carpena.
Fuentes defendió el cambio técnico, como capitana fue fiel al equipo, aunque a principios de 2013 se supo que no estaba entrenándose con el equipo. Razones personales, más que problemas físicos.
Desde entonces, silencio hasta hoy. Andrea Fuentes ha decidido parar y le da las riendas a Ona Carbonell, aquella niña que la primera vez que la vio le llamó la atención "la luz que emergía a su alrededor".
Se fue Gemma, se ha ido Andrea y mientras pone punto final a su lustrosa carrera deportiva recordará la cita que le ha marcado toda su vida: "...caminante no hay camino, se hace camino al andar, y al volver la vista atrás, se ve el camino que no se ha de volver a pisar..."