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Du Plessis somete a Adesanya: “He cometido un error, volveré”

El sudafricano vence por mataleón al excampeón y retiene su título del peso medio en un duelo de gigantes en Australia. Kara-France noquea a Erceg en el primer asalto.

Perth (Australia), 17/08/2024.- Dricus du Plessis (L) of South Africa in action against Israel Adesanya (R) of Nigeria during their Middleweight title bout at UFC 305 at RAC Arena in Perth, Australia, 18 August 2024. (Sudáfrica) EFE/EPA/RICHARD WAINWRIGHT AUSTRALIA AND NEW ZEALAND OUT
RICHARD WAINWRIGHTEFE

La UFC volvió a Australia, a Perth, de la mejor manera posible. Dricus du Plessis sometió en el cuarto asalto a Israel Adesanya con un mataleón para retener su título del peso medio en la primera defensa. “Nos volveremos a ver”, le dijo el nigeriano tras abrazarle después de la derrota y dejó claro que no se retira, por el momento. Kai Kara-France noqueó a Steve Erceg en el primer asalto con una izquierda fulminante.

Adesanya demostró que estaba totalmente concentrado en esta pelea. Las dudas de si el excampeón tendría la mente en la jaula tras sus derrotas con Alex Pereira y Sean Strickland estuvieron sobre la mesa desde que se anunció el encuentro. Empezaron tanteándose y rápido se lanzó a hacerse con el control del centro del octágono. Ante la presión del nigeriano, Du Plessis respondía lanzándose al ataque para conectar sus manos. Fue subiendo el ritmo del choque con intercambios de low kicks, pero todo estaba muy igualado. Así siguió en el segundo round, en el que empezaron los derribos. El sudafricano llevó la pelea al suelo, cogiéndole la espalda y metiéndole los dos ganchos, en busca de la finalización, pero Izzy escapaba para responder de pie con las manos. El campeón se veía cansado, pero insistía en el derribo y le embestía contra la reja.

El excampeón parecía tenerlo todo bajo control. Seguía castigando con el pateo y llevó la pelea a su distancia, de la que entraba y salía con el directo de izquierda. Du Plessis lucía más pasivo y recibía muchos golpes al cuerpo. Un codo giratorio de Adesanya hizo enloquecer al público, pero no tardó en llegar la respuesta del sudafricano, que se tiró a por el tobillo. Conectó una serie de manos que entraron peligrosamente e Izzy quedó tocado. En el cuarto asalto, no cesaban los intercambios y parecía el mejor momento del nigeriano. Sus manos entraban claras con combinaciones bien ejecutadas, tocándole con dos manos el cuerpo, pero la remontada de Dricus fue épica. Se lanzó a por él, haciéndole huir tras conectarle varios golpes. El castigo siguió y fue a la lona, donde no tardó en cogerle la espalda y atraparle en un mataleón.

El gran regreso de Izzy no terminó como a él le hubiese gustado, pero lo dejó todo en el octágono y así se lo hizo saber el público. “Sabía que iba a ser duro, pero no esperaba que tanto. Estoy en Australia, me sentía más fuerte. He cometido un error, he dejado que me coja en el suelo. Estoy decepcionado conmigo mismo. Esta ha sido la mejor preparación que he tenido, mi mejor estado físico, y él ha sido mejor”, concluyó. También reveló que no tenía intención de decir adiós al deporte todavía y, abrazado a Du Plessis, le aseguró que se volverían a ver las caras. “He estado en problemas peleando con uno de los mejores strikers de la división. Necesitaba el derribo y lo he conseguido. En este nivel, este hombre es el rey, no se le puede derribar. Me he comido algunos golpes”, concluyó el sudafricano. El respeto reinó en la jaula.

Kara-France vuelve a lo grande

Kai Kara-France regresó por la puerta grande. El neozelandés, cuarto en el ranking del peso mosca, retoma su camino hacia el trono de la UFC. “¿Contra quién creéis que debería pelear después? ¿Por el título?”, preguntó a los aficionados tras noquear en el primer asalto a Steve Erceg, séptimo en la lista y que venía de disputar el cinturón con Alexandre Pantoja. Con una mano fugaz, cambió la dirección del combate.

“Tenía que ser inteligente, y así es como he conseguido la finalización”, reveló Kara-France. Erceg se hizo con el control del encuentro en los primeros compases. Supo frenar sus ataques rápidos con golpes rectos y precisos, manteniendo la distancia y marcando el ritmo. Pero solo le hizo falta al neozelandés una izquierda para mandarle a la lona. Una vez ahí, olió la sangre y le remató contra la reja hasta que el árbitro se metió por el medio. “He vuelto, ha pasado un año, he pasado un tiempo fuera. Tenía que reevaluar, balancear todo lo que pasa. Este es el mejor equipo del mundo y esto es lo que hacemos”, sentenció. El título, el objetivo.

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