Del aula a la final en Budapest
El 85% de la Selección tiene un grado universitario. Hay ingenieros, un criminólogo, un abogado y varios ADE. El contexto ha cambiado. Hoy (19:30) buscan la medalla del Mundial ante Croacia.
La generación de oro del waterpolo español fue aquella que logró de 1991 a 2001 ganarlo todo con un estilo propio. “Unos locos del waterpolo”, como se definen siempre los integrantes de aquella maravillosa Selección que consiguió un oro y una plata olímpicas, dos oros y dos platas mundiales y una plata y un bronce europeos en un deporte español que vivía otro contexto al actual. Lo importante eran el entrenamiento y la competición, y no había los mecanismos adecuados para que los deportistas tuvieran un equilibrio en sus vidas y pudieran compaginar el deporte con los estudios. “Me iré a una isla del Caribe a trabajar en un chiringuiro”, fantaseaba Jesús Rollán. Prácticamente ninguno acabó el COU o el BUP, y a muchos de ellos les costó reciclarse en el mercado laboral una vez retirados. El waterpolo siguió siendo la dedicación para los Miki Oca, Dani Ballart, Sergi Pedrerol o Chava Gómez.
Los tiempos han cambiado, también en el waterpolo. La actual Selección de David Martín está tejiendo un camino paralelo a aquella fantástica Selección. Este viernes a las 19:30 en la piscina de Isla Margarita de Budapest peleará ante Croacia por disputar su cuarta final en cinco años. Ha ganado tres platas en dos Europeos y un Mundial, y solo quedaron apeados del podio en los Juegos de Tokio de una manera inexplicable en el último cuarto ante Serbia, la campeona olímpica. El rendimiento deportivo recuerda a la Generación de Oro a la espera de mantener esta excelencia y de ese oro que se resiste, aunque el equipo de Manel Estiarte y Jesús Rollán perdió cuatro finales antes de subirse a los más alto.
El perfil de los jugadores es totalmente distinto, reflejo de cómo ha cambiado el contexto social en deportes minoritarios. La Selección está repleta de jugadores con sus estudios, algunos ya asentados en el mercado laboral, otros cursando posgrados y los que menos aún en fase universitaria. Alberto Munarriz es ingeniero industrial y Marc Larumbe es ingeniero químico, además de poseer un máster. Ahora mismo trabaja en Fluidra: “Me encargo de simular computaciones de elementos finitos... Calcular la fuerza de un río, la distribución de agua de los surtidores... Al inicio me fijaba en todas las piscinas a las que iba”. Edu Lorrio tiene un grado en Criminología porque “me gustaban series como ‘Mentes Criminales’ o ‘CSI’. Es vocacional, no descarto dedicarme en el futuro”.
El mayor del grupo es Felipe Perrone, que posee un grado en Administración y Dirección de Empresas (ADE) y un Posgrado en Gestión Deportiva en el Instituto Johan Cruyff. Blai Mallarach, otro de los veteranos, en la Selección desde 2009, también es ADE y además tiene un Máster en Logística y Producción. Sergi Cabanes forma el tridente de los graduados en ADE. Miguel de Toro estudía Economía, Álvaro Granados se decantó por Derecho y Álex Bustos está con Márketing. Roger Tahull ya tiene decidido que empezará Emergencias Sanitarias el curso próximo mientras que Unai Aguirre, de solo 19 años, acabará Bachillerato en diciembre y espera iniciar una carrera universitaria.
“En mi caso, me entreno por la mañana con mi club, el Atlètic-Barceloneta, luego hago una media jornada de 15:00 a 19:00 y vuelvo al club para el entrenamiento. En otros países eso no sucede y los jugadores solamente se entrenan, son deportistas”, cuenta Larumbe, un ejemplo de los muchos que tiene esta Selección que se cita de nuevo con la historia este viernes. El waterpolo pasa también por el aula para repetir los éxitos de aquella fantástica generación de los 90 y escribir su propia historia.