Crawford logra lo imposible y destrona a Canelo

‘La Canción de Mariachi’ de Antonio Banderas, o de Ilia Topuria, retador de ambos boxeadores, fue la antesala al supercombate del año. Con el Allegiant Stadium de Las Vegas lleno hasta los topes, que se caía con cada movimiento, mariachis sonando y dos de los mejores boxeadores libra por libra del mundo, el mundo del boxeo se paralizó. Como si Messi se enfrentase a Cristiano Ronaldo o Novak Djokovic a Roger Federer. Así definió Saúl Canelo Álvarez (63-3-2, 39 KO) su combate con Terence Crawford (42-0-0, 31 KO), y así lo fue.

Las famosos que no se han querido perder el combate entre Canelo y Crawford

La primera coproducción de Turki Al-Sheikh y Dana White, presidente de la UFC, cumplió con las expectativas, con creces. Incluso más de lo esperado. Con ambos a pie de ring, acompañados por el actor Jason Statham, y con Mike Tyson en las primeras filas, por decisión unánime (116-112, 115-113 y 115-113), Canelo sumó su tercera derrota y perdió su título indiscutido del peso supermedio a manos de un Crawford estratégico, muy inteligente, y que supo imponerse en la segunda parte de un combate cerrado para darle al público lo que tanto quería: enfrentar a los mejores con los mejores. Y recogió los cinturones entre lágrimas. De esta manera, se convierte por tercera vez en campeón indiscutido.

Crawford salió a hacerse con el control del centro del ring, marcando con el jab y buscando el ataque, pero el mexicano sabía cómo moverse. Se veía bien de tamaño tras subir dos divisiones de peso de golpe para afrontar el pleito. Con unos buenos movimientos de cintura de Canelo, le arrebató el control y la iniciativa. Empezó a presionar al estadounidense, que ahora tenía que recular, y lanzó las primeras manos a la buena guardia de Bud, que respondía con una ráfaga. Quería más distancia el norteamericano en el primer round de estudio. La intensidad fue subiendo. Álvarez metía duras manos, a cara y cuerpo, y Terence, al contraataque. El mexicano amenazaba con el gancho a la zona de flotación. Le intentaba arrinconar, le aprisionaba como si fuese una presa, pero las derechas del norteamericano también llegaban.

Los movimientos de Crawford eran excelentes ante un Canelo que quería cerrar la distancia. Prudente. El mexicano insistía en el cuerpo, pero las contras de Bud también llegaban. Todo era estrategia en un combate cerrado, pero en el que el tapatío sobresalía. A partir del cuarto round, Crawford fue con todo, metiendo muchas manos y metiéndose en la zona de ataque. El mexicano entró a la guerra, pero también lo hizo la derecha de Bud. Tocaba y se movía. Continuó la embestida, pero los derechazos del tapatío volvieron a entrar en escena. Álvarez le perseguía, el cuerpo era el objetivo. Su ojo derecho estaba hinchado. Terence sonreía y llegaba con gran actividad, muy estratégico. Le respondió con manos y otra sonrisa Canelo.

Múltiples ataques y cruces. En el séptimo asalto, cambió el ritmo, frenético. La esquina envalentonó a Saúl, que iba para delante. La derecha de Crawford seguía molestándole. Los últimos asaltos estaban siendo de Bud, que le golpeaba lateralmente. En el noveno, la guerra fue al máximo. Intercambiaron de manera brutal en el centro del cuadrilátero. Las manos del estadounidense entraban nítidas y con potencia. El árbitro paró el pleito por un cabezazo no intencional, rompiéndole el ritmo, pero rápido volvieron a las andadas. Canelo no cedía ni retrocedía, pero recibía castigo. La balanza se decantaba para el norteamericano, más acertado, que desquiciaba al tapatío. Cruzaban en la corta, el público se volvía loco. La pelea se le escapó a Álvarez de las manos y no pudo hacer nada para evitarlo.

“Una derrota no me define, al estar aquí yo ya gané. En lo profesional he hecho muchísimas cosas, entrené muy bien. Todos mis respetos a Crawford. Hice lo que tenía que hacer. Vine a la vida a tomar riesgos, a ponerme a prueba y así seguiré. Si volviésemos a pelear, sería grande. Lo acepto, vamos a hacerlo otra vez. Me siento bien, fuerte. Igual que siempre”, declaró Canelo tras el combate. La cara del boxeo cambió de dueño.

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