Carolina, a semifinales pese a notar “algo raro en la rodilla”
La española supera a una combativa Léonice Huet para ponerse a dos pasos de su séptimo Europeo. “Sé que está todo bien”, dice sobre las molestias.
En ese continente que se le queda pequeño, este viernes, Carolina Marín se vio obligada a vencer a sus fantasmas para avanzar. La española, tras derrotar a la francesa Léonice Huet (23 años y 70ª del mundo) por 21-18 y 21-15, accedió a las semifinales de los Europeos de Saarbrücken (Alemania), pero con un pequeño susto. “Contenta con el partido de hoy a pesar de que, en los movimientos que suelo realizar antes de sacar, he notado algo raro en la rodilla. Sé que está todo bien, pero sí es cierto que, a veces, me encuentro insegura. Esa incomodidad o esa molestia me ha robado mucha atención durante el partido. Importante haber podido ganar pese a ello”, reveló tras el duelo la campeona olímpica, que este sábado (a las 14:00, por Teledeporte) se medirá con Julie Dawall Jakobsen (26 y 44ª).
Contra la danesa, que eliminó a la tercera cabeza de serie, su compatriota Line Hojmark Kjaersfeldt, Carolina volverá a comprobar cómo responde una rodilla, la izquierda, que le apartó de los Juegos de Tokio por una rotura del ligamento cruzado anterior y los meniscos interno y externo. “Ya es cosa del pasado”, como dijo a principios de este año en AS, pero, de vez en cuando, los recuerdos, con París 2024 tan cerca, duelen (le pasó, por ejemplo, en las semifinales de los últimos Mundiales, tal y como también reveló en este periódico). En cuartos de los Europeos, hasta los que Marín había avanzado relajada, la española se impuso a esos pensamientos negativos y a una rival, Huet, que le obligó a subir (un poco) el nivel de exigencia.
En sus dos anteriores partidos, Carolina había empleado 23 y 35 minutos, respectivamente. Esta vez, fueron 46 contra una jugadora que, pese a su bajo ranking, se mostró combativa y orgullosa. Las sensaciones nunca permitieron pensar en la sorpresa. El marcador, sin embargo, abría esa puerta. Al menos, en un primer set en el que la actual número 5 del mundo nunca pudo despegar del todo. Seguramente, limitada por esa mente que, realmente, estaba en otro lado. Y Huet, muy activa de piernas, se agarraba a ello para creer en lo imposible. Lo hizo desde el principio, con una salida que hasta le permitió verse por delante en el marcador en los primeros intercambios, y hasta la mitad del segundo set, cuando Marín pareció sentirse más liberada. Como mínimo, así lo indicó su juego.
La mano de Fernando Rivas
Tras la buena actitud de la jugadora francesa, seguramente, y más allá del condicionado juego de Carolina, también había algo de Fernando Rivas, que trataba de activar a una Marín que, en la primera manga, puso en peligro ventajas de cuatro (11-7) y cinco puntos (17-12). El entrenador español, además de forjar a la campeona olímpica, también es el técnico de la selección francesa, que depositó sus esperanzas en él para cuajar un buen papel en los Juegos de París. Huet, con ese tesón que Rivas transmite a sus jugadoras, peleó hasta el 19-18 del primer set y hasta el 10-10 del segundo, el final de la historia. La diferencia de nivel con Carolina era evidente. Incluso, pese a tener la mente en su rodilla.
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