Carolina roza lo imposible
La española cae con orgullo en la final del Torneo de Maestras, el único gran título que le falta. Su semana, excepcional pese a una odisea, ilumina París 2024.
En el podio, Carolina Marín contenía las lágrimas. Sólo esbozó una pequeña sonrisa en el momento de la foto con la campeona, la taiwanesa Tai Tzu Ying, que este domingo venció a la española en la final de las BWF World Tour Finals por 12-21, 21-14 y 21-18 en 1h13, como ya hiciera en el partido por el título de 2020. Siempre es complicado celebrar tras perder. Aún más, después de un duelo que ‘Carol’, alargando la inercia de una semana fantástica, empezó suprema y terminó con orgullo, salvando dos puntos de partido. Tras una odisea a pequeña y gran escala, yendo desde su segunda lesión grave de rodilla a las 24 horas que necesitó para llegar a Hangzhou (China), sede del Torneo de Maestras, lo imposible se abría paso. Carolina, tres veces campeona mundial, oro en Río 2016 y siete veces reina de Europa, podía empezar a pensar en el único gran trofeo que le falta. Lo rozó, pero se le escapó.
Pese a ello, la campeona olímpica, de raza competidora, incapaz de celebrar una derrota, tenía motivos para sonreír. Cuando el lunes aterrizó en el continente asiático, ese que ha hecho tan suyo con el paso de los años, alcanzar la final sonaba a epopeya. “Es un problema añadido a cómo llegamos para las Finals”, decía el preparador físico de Carolina, Guillermo Sánchez, a AS aludiendo tanto al posible jet lag por los retrasos en el viaje como a los últimos resultados de la española, irregular en el tramo final de su primera temporada completa después de romperse el ligamento cruzado y los meniscos interno y externo de su rodilla izquierda. Aun así, la cierra con dos títulos (Orelans y Juegos Europeos) y otras cinco finales. “Los resultados han llegado por su capacidad de resiliencia”, añadió Guille. Y Marín hizo gala de ella una vez más.
Antes de medirse con Tai Tzu Ying, con la que mantiene una apretada pelea por la cuarta posición del ranking, muy valiosa para el cuadro de los Juegos de París, Carolina había vencido dos veces y en días seguidos a la vigente campeona olímpica, Chen Yu Fei. En la final, una oda al bádminton, mantuvo el nivel, ese que le sitúa a la altura de las mejores y que permite pensar a lo grande en la ciudad de la Torre Eiffel, las luces y el amor. Quién sabe si también de la redención. Porque Marín, que no pudo competir en Tokio por su lesión, se reinventa entre infierno e infierno. En el primer set contra Tai, lo demostró. Con un juego sublime cerca de la red, abrió brecha sin parar. “¡Eso es mágico, ese revés es magnífico, su juego hoy es la perfección!”, exclamaban en la retransmisión internacional tras poner el 19-11 a favor.
De plata en plata hacia París
El buen hacer de Carolina se mantuvo en el inicio de la segunda manga, que dominó hasta el 11-11. En ese momento, con cuatro puntos seguidos, Tai Tzu Ying apareció en la final. En el tercer set, la rompió después del 12-12 con una racha de seis tantos sin respuesta. Dos ramalazos de talento arrolladores. Abriendo más la pista, principalmente, la taiwanesa encontró la forma de hacer daño a una Marín que, esta temporada, le había ganado en tres de sus cuatro enfrentamientos directos (12-11 para la asiática en el head to head general). Por el camino, Carolina había dejado varios puntos al alcance de muy pocas, como el 8-6 a favor del tercer set, que terminó con la rival por los suelos y doliéndose de su tobillo derecho. No fueron suficientes, pero dicen mucho.
“Hemos quedado segundas. La verdad es que ahora misma me siento un poco frustrada por haber perdido la oportunidad de ganar esta final y este torneo por primera vez en mi carrera. Quiero quedarme con las cosas positivas. Ha habido partidos muy, muy buenos y me he vuelto a demostrar a mí misma que estoy en el camino. Venía aquí sin ningún objetivo de resultados, pero me he demostrado que quiero seguir luchando, mejorar mi juego y esa parte mental para la que ha sido un año complicado. No quiero seguir perdiendo oportunidades como la de hoy, quiero seguir estando concentrada en el juego y no irme al marcador, que es lo que me ha pasado en el segundo set”, analizó Carolina con el trofeo de subcampeona en sus manos. En agosto, habló con la plata del Mundial. En París 2024, cada vez más luminoso, lo quiere hacer con un oro.
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