Adi Iglesias: “Las mujeres tenemos mucho que decir y más las mujeres con discapacidad”
La atleta ganó un oro y una plata en sus primeros Juegos, los de Tokio. Este martes busca aumentar su botín. No le asusta el reto, ella es valiente por naturaleza.
Su historia bien podía ser el guion de una película. Aúna todos los ingredientes. Por momentos hay suspense, drama, humor, pero lo más importante es que tiene un final feliz. Adi Iglesias (Bamako, Mali, 1999) es de esas mujeres valientes desde la cuna. Pura supervivencia. “Yo tuve que huir de mi país por dos razones. Primero, porque las personas con albinismo estamos perseguidas en muchas partes de África. Dicen que somos personas que traen mala suerte”, relata la atleta a AS. No exagera. Hay quien los da caza porque sus miembros sirven como amuletos y atraen la buena fortuna. Por eso, de niña debía tener cuidado. No alejarse, no tardar, no dejarse ver. “La segunda razón, por la situación de las mujeres en ese continente. Mis padres querían darme una buena vida, como cualquier padre querría. Fue entonces cuando me vine a vivir aquí, a España, pero las cosas tampoco salieron bien”, prosigue, pero el camino no fue de rosas. Tuvo sus espinas. Sufrió episodios de malos tratos por parte de un familiar y terminó con 12 años en un centro de menores.
Ese lugar le permitió conocer a María Lina Iglesias. Su madre adoptiva, con quien nació de nuevo a los 14 años. “Se interesó por mí. Vino a conocerme y me quiso acoger. Y le hablé de que me gustaba mucho el atletismo y en 2014 empecé”, asegura Adi, que no sólo encontró en ella el cariño, sino también esa confianza que necesitaba. Le dio ese empujoncito para volar. “Mi madre es una valiente porque me acogió ella sola y siendo yo una adolescente, con lo complicado que puede llegar a ser y más viniendo de una cultura tan diferente. Ella siempre me ha dado todo lo que he necesitado. Me ha apoyado en todo y más. La admiro y tener su apoyo incondicional es lo más importante”, se emociona, pero continúa: “Me hace mucha ilusión que me venga a ver este año en los Juegos. Toda la familia tiene billetes ya. Van a venir ahí y a llorar. Todos”.
Esa es la espinita que se la quedó de Tokio. De unos Juegos en los que debutó con dos medallas: el oro en los 100 metros —la prueba en la que se estrena este martes— y la plata en los 400. Se puso el listón muy alto. “Tenía que haber ganado una y en estos otra (risas). No todo el mundo saca medalla en sus primeros Juegos y menos dos. Me siento muy afortunada de formar parte del equipo español y de que me cuiden tan bien. Voy a intentar revalidar mis dos metales. Iré a por todas”, afirma. El atletismo le ha dado muchas cosas, también una amiga inseparable, Desirée Vila. “Nos hemos apoyado muchísimo estos años, sobre todo desde que yo vivo en Madrid. ¡Somos iguales, pero iguales!”, ríe.
Ambas son dos deportistas empoderadas, dentro y fuera de la pista. Atrás quedaron sus complejos e inseguridades. “Las mujeres tenemos muchísimo que decir y más las mujeres con discapacidad. Vengo de una cultura en la que no se nos da importancia como personas, de ahí mi reivindicación. Aunque hay cosas que mejorar, en España las mujeres tienen muchos derechos, pero en Mali... Nosotras hemos tenido suerte porque no hemos tenido que luchar todo desde cero. Ahora debemos intentar dar ejemplo a las niñas y los niños”, reflexiona Adi, que ha aprendido de cada obstáculo: “Miro atrás y no lo vivo con tristeza ni nada parecido. Estoy aquí por todo eso. Me ha servido para evolucionar y tener estos valores”. Esas formas borrosas que ve nada tienen que ver con ella. Un ser de luz. Ese que descubrió Lina e iluminó aún más si cabe...
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del día, la agenda con la última hora de los eventos deportivos más importantes, las imágenes más destacadas, la opinión de las mejores firmas de AS, reportajes, vídeos, y algo de humor de vez en cuando.