Paula Romaguera: un diamante efímero en el patinaje en línea
Paula Romaguera deja el patinaje en línea a los 20 años con el último de sus 13 oros entre Nacionales, Europeos y Mundiales.


La historia del patinaje artístico en línea español es la historia de Paula Romaguera. Una grande pero efímera. Todo lo que se puede conseguir, a nivel nacional e internacional, en este joven deporte, comprimido en un lapso de siete años. Los que ha tardado en llegar, aprender, vencer y retirarse esta madrileña, de Las Rozas pero adscrita al club La vida sobre ruedas de Torrelodones, que ahora, con 20 primaveras, abandona la alta competición para dedicarse de pleno a su otra vocación, la ingeniería biomédica.
Una historia que, como muchas otras, comienza con el cariño y el apoyo de unos padres entregados al deseo de su hija de practicar una disciplina con escaso recorrido, el “deporte minoritario dentro de un deporte minoritario” como es el patinaje, lo define la entrenadora de Paula, Olaia Gómez. “Ellos sí que son de medalla de oro”, dice con dulzura al teléfono Romaguera desde Atlanta, donde está realizando un intercambio como parte de sus estudios en la universidad de Georgia Tech.
Ese amor, traducido por ejemplo en tardes enteras echadas por su madre en Pinterest “buscando ideas para los diseños de los maillots”, es parte de la energía que ha impulsado a Paula para destacar en una disciplina en la que hace no mucho la idea de acudir a un Mundial era una quimera. No fue hasta 2019 cuando se “oficializó” y quedó bajo el paraguas de la Real Federación Española de Patinaje. “Hemos ido abriendo puertas. Primero fuimos a los Europeos y el año pasado fue la primera vez que confiaron en la Selección de línea para el Mundial”, cuenta.
Por entonces ella ya era la referencia indiscutible a nivel nacional, en el que ha ganado todos y cada uno de los siete campeonatos en los que ha participado, y continental, con 4 oros y 1 plata. Su primera experiencia mundialista, aunque lo pasó “mal psicológicamente”, se saldó con un oro y su carrera estaba hecha. La idea era dejarlo, centrarse en su nueva aventura en tierras estadounidenses. Pero entró en escena Olaia. Le convenció de que todo eso era compatible con ir de nuevo al Mundial y volver a ganarlo. Llegaron a un acuerdo con la universidad para que les cediera un espacio para entrenar, abrieron un crowdfunding (aún se puede ayudar a través de gofund.me o del Instagram de Paula, @paula.rp_skater) para sufragar los gastos y Olaia cogió un avión rumbo a Atlanta. Prepararon los ejercicios, similares a los de una rutina de patinaje artístico sobre hielo o sobre cuatro ruedas, modalidades ‘hermanas’ que se retroalimentan. Fueron a China a finales de octubre. Y volvieron con el oro. La despedida soñada. Misión cumplida.

“Lo diré siempre, yo soy quien soy hoy en día gracias al patinaje y me ha aportado unos valores increíbles, unas experiencias que me llevo para siempre y unas herramientas que se pueden usar fuera del deporte y que al final te forman como persona”, valora Romaguera. “Pero creo que también hay otras experiencias que me esperan ahora fuera del patinaje. Igual el patinaje hasta ahora me ha limitado, me ha dado otro tipo de experiencias y he crecido en otro ámbito, pero también necesito vivir esa etapa adolescente. La vida son ciclos y hay que saber cuándo cerrarlos”, completa.
Haga lo que haga a partir de ahora, deja un legado en este deporte. El de una pionera, el espejo en el que se mirarán todos aquellos y aquellas que decidan apostar por el patinaje en línea en el futuro. No solo lo ha practicado a un nivel excelso, ha ayudado a construirlo. Desde esos “sábados a las 9 de la mañana entrenando a dos grados bajo cero con las barandillas congeladas y la pista de cemento mojada” a las medallas internacionales, con una beca de la Comunidad de Madrid como única ayuda. “Es un gran premio, porque nos lo hemos currado mucho abriéndonos a nuevas ideas, a nuevos elementos durante tantos años. Recibí muchísimos mensajes después del Mundial de un montón de patinadores de toda España dándome las gracias porque decían que había hecho un montón por este deporte. Fue como ‘guau”.
Su próximo reto tampoco será fácil. Hacer carrera de ingeniera biomédica en España, un país del que asegura que no se quiere separar. Tampoco del patinaje en línea, que de una forma u otra estará siempre ligado a Paula Romaguera.
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