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LITERATURA | JERO GARCÍA

“No somos la hostia, sino lo que hacemos después de la hostia”

Jero García, entrenador de boxeo y ‘Hermano mayor’, publica ‘Cola de lagartija’, una novela “de códigos” con mensaje: “A un niño no se le puede dejar solo”.

jero García, con 'Cola de largartija', su novela, entre las manos.
JAVIER GANDULDIARIO AS

En la vida de Jero García (Madrid, 53 años) caben muchas vidas. Infancia en el Carabanchel de la época dura. Campeón de España de boxeo, kick boxing y full contact. Entrenador. Rescatador de vidas en La Escuela, un garaje reconvertido en gimnasio en el barrio del Lucero. ‘Hermano mayor’ en la tele. Habitual de cameos en series y cine. Activista contra el acoso escolar. Confesor. Coach. Psicólogo. Amigo de sus amigos desde el lumpen hasta las sillas más nobles de consejos de administración. Y, ahora, novelista. ‘Cola de lagartija’ es su primera obra. Escrita desde las tripas, como no podía ser menos en un tipo que tiene por lema ‘El boxeo es vida, vive duro’.

-¿Cómo fue eso de ponerse a escribir?

-Una terapia. La aventura comenzó en la pandemia, cuando cogí una depresión. Y siempre que me deprimo, o leo mucho, o escribo mucho. Tenía cosas en la cabeza y comencé a escribir a ratos. En un año ya tenía algo. Y uno de los personajes, Cola de lagartija, me pedía de comer. Y cuando pasa eso en la literatura o en el cine, estás jodido.

-¿Es una novela sobre boxeo, es una novela sobre la vida, es una novela sobre su universo...?

-Es transversal. Tiene barrio, boxeo, transformación y, sobre todo, derrota. Y el mensaje que quería mandar: a un niño no se le puede dejar solo. Independientemente de dónde sea o de dónde venga. Un niño sin pautas es un tren descarrilado, que puede acabar en una vía muerta o destrozarte una ciudad entera. Me gustaría que quien lea la novela se dé cuenta de que hay que estar encima de los niños.

-En su debut ha decidido transitar por paisajes conocidos. Los que somos aficionados al boxeo, los que conocemos su historia, podemos visualizar casi en cada página a alguien familiar. ¿Por qué?

-Son homenajes. Hay seis personas que salen con su nombre. Tres ya no están con nosotros. Y tres sí, las personas que más quiero.

-Dedica la novela “a los que se fueron” y muchos aparecen por las páginas. Ahora, negro sobre blanco, van a estar ahí para siempre...

-Esa era mi intención. Ahora van a estar también en la retina de los lectores.

-Uno de esos que se fue es David Gistau. Periodista de pluma finísima y habitual de La Escuela. ¿Aprendió mucho leyéndole y frecuentándole?

-Mucho. Fue el precursor del primer ensayo que hice y probablemente de la novela, que en parte está dedicada a él. Me hizo amar un poco más la lectura.

“Un niño sin pautas es como un tren descarrilado”

Jero García

-Dice otro periodista, Pedro Simón que prologa el libro, que usted escribe “sin mentira”, como pega en el boxeo. Directo. Rápido. Con pocos trucos.

-¡Es que no sé mentir! Ni cuando hablo ni cuando escribo.

-Es una novela. Pero también un poco un libro de autoayuda. ¿Lo ve así?

-No ha sido mi intención... Sino que la gente viaje conmigo y, si pueden atrapar algo de mi universo, maravilloso. Una de las personas que me empujó a escribir me dijo: ‘Jero, tú has pasado por la vida y la vida pasa por ti, escribe, ayuda a esa gente’.

-Hay dos protagonistas. Cola de lagartija, el alumno, y Fernando, el entrenador. Aunque en realidad se podrían fundir en la realidad en Jero García, con los matices que permite la ficción, claro. ¿Cuánto hay de usted en ellos?

-En Cola hay mucho de todos los chavales que han pasado por el gimnasio y por mi Fundación, algunos con problemas y otros no. Fernando tiene mucho de mí y de cualquier entrenador deportivo.

-El deporte salva vidas. ¿El boxeo aún más?

-Yo debería vivir tres vidas para agradecer al boxeo lo que ha hecho por mí. Y muchos de mis alumnos también.

Jero García, con el libro en sus manos en el Hotel Vincci 66.
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Jero García, con el libro en sus manos en el Hotel Vincci 66. JAVIER GANDULDIARIO AS

-Se dice en el libro que “los colegas de hostias lo son para toda la vida”. Ahora se ve menos ese tipo de hostias, y ese tipo de lealtad que quizá sentimos más los que nos criamos en los setenta y los ochenta.

-Es un libro de códigos. De los ochenta, de los noventa... Pero también de los de ahora. No hay mejores ni peores generaciones, sino distintas. Debemos aprender a convivir con ellos. A flotar en mares distintos para no hundirnos.

-De su experiencia en la tele como ‘Hermano mayor’ sacaría cosas para este libro y para mil más...

-Fue una biblia de aprendizaje. Era estar en las trincheras, donde silban las balas. Y eso marca.

-Aparece el tema del acoso escolar, contra el que se ha convertido en un activista. ¿Cómo estamos?

-Acaba de presentarse el estudio de la Fundación Colacao y la Universidad Complutense y es de asustar. Que haya unas 300.000 familias en España sufriendo como acosados o como precursores de acosadores... Que uno de cada tres acosados no lo verbalice o por miedo o por no preocupar a su familia indica una falta de sensibilización brutal de la sociedad. Uno de cada cinco críos ha sufrido en mayor o menor medida violencia. Es grave. Y no hablemos ya del brutal cruce de bullying y suicidio.

-También el tema del TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), que usted sufrió.

-Cualquier parecido en el libro con la realidad es pura casualidad... pero a veces hay muchas casualidades. Lo sigo padeciendo. Es un trastorno que hay que saber enfocar y he querido que uno de los personajes lo padeciera para mostrar que hay solución. En esta vida todo se entrena. Y hay que entrenar en salud mental.

-Uno no es el golpe, sino lo que hace después, se lee.

-No somos la hostia, sino lo que hacemos después de la hostia. La vida son golpes y decisiones, y las más importantes siempre serán después de un golpe.

-¿Cómo espera que reciba la gente la novela?

-Lo único que deseo es que les haga sentir algo. Que les sirva para su vida.

-La promoción le va a quitar mucho tiempo al gimnasio. ¿Está preparado?

-Son tantos años ya que tengo un equipo del que me siento muy orgulloso. Son mi esquina.

-¿Y la labor de promotor cómo va? En España parece otra vez decaído el boxeo...

-Cada vez hay más gente practicando, pero la punta de la pirámide es más pequeña. Creo que está latiendo. Hace falta aún echar a la basura algunos estigmas que tiran para atrás a los patrocinadores. En la televisión hay boxeo, pero extranjero. Faltaría apoyar al español.

-Igual el libro sirve de empujoncito.

-Creo que va a abrir mentes, que alguno se dará cuenta de que el boxeo sirve.

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