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ATLETISMO

Muere el plusmarquista Henry Rono, histórico por sus cuatro récords en 81 días

Kenia vuelve a vestirse de luto por el fallecimiento del atleta que demostró ser el mejor del mundo, pero no lo pudo demostrar en unos Juegos.

Kenyan distance runner Henry Rono is first over the line in a race at the Philips 'Night Of Athletics' meeting at Crystal Palace, London, 1979. (Photo by Tony Duffy/Getty Images)
Tony DuffyGetty Images

Kenia vuelve a vestirse de luto apenas varios días después del fallecimiento de Kelvin Kiptum. El atletismo llora la pérdida de Henry Rono, atleta keniano de 72 años que llevaba varios días en el Hospital Sur de Nairobi.

El histórico Rono batió hasta cuatro récords mundiales en menos de tres meses. La primavera de 1978 fue el año en el que logró la hazaña. Rompió el tiempo de los 5.000 metros, que redujo en hasta cuatro segundos, parando el marcador en 13:08.4. Fue en Berkeley, Estados Unidos, el 8 de abril de 1978.

Nadie esperaba que un mes más tarde, volviese a repetir el logro. Tres segundos fue lo que restó en Seattle en la prueba de 3.000 metros obstáculos, que terminó con un tiempo de 8:05.4. En junio el atleta sigo con su tendencia. En Viena bajó los ocho segundos del récord mundial en los 10.000 hasta dejarlo en 27:22.5 y para terminar, dejó la marca en 7:32.1 para los 3.000 metros lisos, prueba que se celebró en Oslo.

Rono llevó a Kenia a lo más lejos de la historia deportiva de los récords, éxito que podía concluir en los Juegos Olímpicos de Montreal. Pero se le resistieron y no por falta de talento. En 1976, año olímpico, Kenia tomó la decisión de boicotear la cita deportiva porque el COI se negó a excluir a Nueva Zelanda tras haber jugado al rugby ante Sudáfrica, país excluido del COI por su política racista del apartheid. Se volvió a repetir en 1980, cuando la invasión soviética de Afganistán también fue motivo de boicot por parte de 65 países, entre los que se encontraba Kenia.

No todo fue éxito. Rono comenzó a beber por un cúmulo de situaciones, entre las que la soledad era la protagonista. El atleta se sentía rodeado de gente que se aprovechaba de sus logros, además de ser huérfano desde pequeño. Fue así como en 1982 dejó el atletismo para dedicarse a los negocios, algo en lo que no triunfó. Se quedó en la ruina y con ello desapareció todo vestigio de grandeza. Seis años más tarde inició su camino para salir del bucle. Estuvo en un refugio para personas sin hogar, del que pudo salir después de labrarse de nuevo un futuro como entrenador de atletismo.

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