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Béisbol | MLB

Juan Soto, el próximo contrato mastodóntico del béisbol

El dominicano es la gran estrella de la agencia libre este año. No llegará a los 700 millones de Ohtani, pero la pugna por sus servicios será encarnizada.

Juan Soto, el próximo contrato mastodóntico del béisbol
HARRY HOWAFP

Del invierno con más suspense en la historia reciente del béisbol, el invierno de Shohei Ohtani, al invierno de Juan Soto. Un año después de que la megaestrella japonesa firmará con Los Angeles Dodgers el mayor contrato de la historia de la MLB y uno de los más lucrativos de todo el deporte actual, el culebrón vuelve a estar servido en las Grandes Ligas y la protagoniza el jardinero dominicano, el bocado más suculento de una agencia libre por lo demás escasa en grandes narrativas.

Soto es la comidilla estos días en los Winter Meetings, el encuentro anual de general managers una vez concluida la temporada para discutir movimientos futuros, y los rumores arrecian en la prensa estadounidense. Especialmente la de Nueva York, la más involucrada en el caso porque allí, concretamente en el Bronx, hogar de los Yankees, es donde el pelotero de Santo Domingo ha pegado sus últimos batazos. Y porque allí, al otro lado del East River, en Queens, se ubica el gran candidato a evitar que vuelva a vestir el traje a rayas de la franquicia más laureada de este deporte, los Mets.

Justo este martes, el día en el que adquirió carácter oficial lo que era una obviedad, que Soto estaría entre los tres nominados al MVP de la Liga Americana, una de las dos conferencias que componen la MLB (la otra es la Liga Nacional), aparecen nuevas informaciones en la carrera por hacerse con Soto. Jon Heyman publica en el New York Post que los contendientes son ocho: los citados y además los Giants, los Red Sox, los Blue Jays y los Dodgers. A priori el furgón de cola lo componen Giants y Red Sox, por su incapacidad en los últimos años de convencer a las estrellas que han intentado atraer a sus mercados, y por ofrecer proyectos que todavía necesitarían varias fichas más para estar en disposición de ganar, lo que busca un jugador del perfil de Soto, que viene de perder las Series Mundiales con los Yankees contra los Dodgers.

Según Heyman hay que darle mucho crédito en la pugna a los Blue Jays, que arrastran una temporada desastrosa (74-88) pero cuentan con Vladimir Guerrero Jr. y Bo Bichette, con los que Soto formaría un Big Three que convierte al equipo canadiense en candidato instantáneo al Trofeo del Comisionado. La pole, coinciden más o menos todas las informaciones, es para su última casa, ya sea en un punto u otro de la ciudad, y para los Dodgers. Los Yankees, que han recuperado a Gerrit Cole, han dejado ir a un Anthony Rizzo poco productivo ya y probablemente pierdan a Gleyber Torres, siguen contando con mucha potencia de fuego en Aaron Judge y Giancarlo Stanton. Con Soto, algún bate de cierta enjundia más y una vuelta de tuerca al bullpen volverán a ser contenders. Los Mets, autores de un cuento de hadas en la recta final del curso y en los playoffs, que se quedaron a las puertas de las Series Mundiales cuando en marzo apuntaban como mucho a un 50% de triunfos, tienen mucho talento joven, un candidato a MVP en Francisco Lindor y, sobre todo, un dueño, Steve Cohen, dispuesto a gastar lo que haga falta para conseguir un tercer anillo que se les resiste desde 1986. Los Dodgers, con el espacio salarial que les deja el dinero diferido en el contrato de Ohtani, tienen liquidez para ensamblar lo que ya sería el monstruo final del videojuego, una hidra con las cabezas del japonés, el caribeño, Freddie Freeman y Mookie Betts. De ganar Soto el MVP este año, tendrían a dos de los siete últimos mejor valorados de la Liga Americana y dos de los últimos cinco de la Nacional. Todos en las posiciones del 1 al 4 de su orden de bateo presumiblemente. Sería algo descomunal, inédito.

14 años y 658 millones

Esas son las cifras más optimistas en las que se proyecta el contrato de Soto, que ha esperado pacientemente a ser agente libre sin restricciones, rechazando en el camino ofertas de renovación de Nationals, el equipo en el que debutó, y Padres en el rango de los 300 a los 400 millones, sabedor de que su valor era mayor. Ahora los insiders coinciden en que no alcanzará el techo de la liga, los 700 ‘kilos’ a diez años de Ohtani (a 20 en realidad, porque para facilitar la construcción de la plantilla de los Dodgers el grueso lo cobrará entre 2034 y 2044), pero en el peor de los casos rebasará los 500 y en el mejor, el que augura Tim Kelly en Bleacher Report, llegará a los 658 (620 de euros) en 14. A su favor no solo juegan los números que le convierten en un bate generacional (576 turnos esta temporada con 166 batazos, 41 jonrones, 109 carreras impulsadas, un 28,8% de promedio, .569 de slugging y .989 de porcentaje de embasado más slugging), también la corta edad a la que ha alcanzado la agencia libre, 26 años. Ohtani, por comparar, la testeó por primera vez con 29.

Sasaki, el otro gran deseado

La victoria de Japón ante Estados Unidos en el último Clásico Mundial sigue teniendo ecos en el mercado de la MLB. De aquel equipo nipón ya dieron el salto la temporada pasada al otro lado del Pacífico hombres como Yuki Matsui, Shota Imanaga o Yoshinobu Yamamoto, este último la otra gran historia del invierno pasado junto a la de Ohtani, al que acabó acompañando en los Dodgers a razón de 325 millones por 12 años.

Sus pasos los sigue ahora Roki Sasaki, recientemente liberado por los Chiba Lotte Mariners de la NPB para fichar por cualquier equipo de la MLB. El ‘Monstruo de la Era Reiwa’, como se le conoce en referencia al periodo actual del calendario imperial japonés, atesora una bola rápida que alcanza los tres dígitos de velocidad. Su ERA en sus cuatro años en la NPB es un minúsculo 2.02, con 524 strikeouts en 414.2 entradas picheadas. Los expertos no le consideran un lanzador capaz de absorber muchos turnos por ahora, cosa que podría mejorar con la edad, pero sí una fuerza prácticamente indestructible en el montículo. La diferencia con Yamamoto es que Sasaki, por edad, no puede optar a un contrato mareante. Su llegada será en términos parecidos a los de Ohtani, que por las normas que rigen las transacciones entre equipos de la MLB y del resto del mundo (principalmente japoneses) solo pudo recibir en su primer año algo más de dos millones de los Angels. Si colma las expectativas que ha despertado y no renueva antes por el equipo que le fiche, una carrera esta en la que pueden participar, al menos desde un punto de vista económico, literalmente las 30 franquicias (Dodgers, Yankees, Mets o Cubs aparecen entre los más interesados), en 2030 será libre para hacerse obscenamente rico.

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