Martina Calvo, la joya que el pádel le arrebató al fútbol
Pamplonesa de 17 años, en sólo una temporada está entre la 15 mejores del mundo: “No tengo ídolos; me gusta más jugar que mirar”.

Esta semana Martina Calvo (Pamplona, 17) se ha metido entre las 15 primeras del ranking de la Federación Internacional tras ganar el FIP Platinum en Lyon (Francia) con una ex número uno como Alejandra Salazar (39), que la está tutelando esta parte de la temporada. Es la quinta jugadora entre las primeras de esa lista que no ha llegado a los 21: Claudia Fernández (19), Andrea Ustero (18), Alejandra Alonso (19) y Claudia Jensen (20) son las otras. Gemma Triay, la número uno actual, la que el año pasado potenció el ascenso de Claudia Fernández, ya la ha señalado como la revelación de la temporada.
“En el P1 de Málaga debuté en Premier Padel el año pasado, con lo que llevó catorce meses compitiendo con las profesionales”, dice la navarra, que a los 16 años empezó a hacerse un hueco en el circuito.
“Yo jugaba al fútbol, y entonces se me cruzó el pádel, que al principio no me atraía, pero luego me enganchó”, comenta con frescura. Y si le preguntan por su ídolo, “como soy del Barça, pues Iniesta, que era muy bueno y español”.
-¿Y en el pádel?
-Uy, ahí no tengo, la verdad. Siempre he sido más de jugar que de ver, y quizá por eso no me ha dado tiempo a observar a alguien con esos ojos. Ahora veo más partidos que antes.
Pamplona no era una ciudad que destacase por sus jugadores, pero ahora mismo además de Martina tiene a “Jon Sanz y a Aimar Goñi de muy alto nivel”. Y da una explicación: “En Madrid, por ejemplo, hay muchos jugadores, y todos van a academias; en Pamplona, al ser menos, si alguno despunta, se le cuida más”.
Sanz (Madrid) y Aimar (Valladolid) residen fuera de Pamplona para entrenarse y mejorar, pero Martina no piensa “por ahora en cambiar de residencia. Lo más importante es acabar el bachillerato, porque los estudios no pueden estar reñidos con el deporte y siguen siendo prioritarios”.
Sabe que quiere estudiar fisioterapia, y le gustan los libros; se reconoce como “buena estudiante”. De momento va por delante, “porque mi hermano, que no juega, me sirve de marioneta, para que vaya experimentando con mis manos”, asegura divertida.
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Aspira a lo máximo, a ser la número uno jugando en el revés. Por lo menos tiene un récord de precocidad en el circuito, en ser la más joven en llegar a unos cuartos de final, con sólo 16 años, su edad en el carné de identidad, aunque hablando con ella la conversación es fluida mostrando una madurez superior. Así es la nueva joya del pádel a la que ya se le ha olvidado que ella era futbolista.
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