Marco Odermatt reclama el trono del esquí alpino
El suizo da el primer paso en la defensa del título al anotarse el gigante de Sölden (Austria) que abría la Copa del Mundo. El año pasado ganó la general de la competición.
El suizo Marco Odermatt dio el primer paso en la defensa del título ganado la pasada temporada y se convirtió en el primer líder de la Copa del Mundo de esquí alpino al anotarse, asimismo de forma clara, el gigante de Sölden (Austria), disputado este domingo en el citado glaciar tirolés; donde reclamó para sí el trono del deporte rey invernal.
Odermatt, de 25 años, que -después de haber sido segundo hace dos- el curso pasado ganó la general de la competición y la Copa del Mundo de gigante, además de proclamarse campeón olímpico de la disciplina en los Juegos de Pekín 2022, hizo buenos los pronósticos que le auguran un futuro aún más espectacular. El suizo, que ya arrasaba en su etapa júnior, golpeó primero y se anotó sin problemas -permitiéndose, incluso, dos pequeños fallos en la segunda manga- la prueba inaugural de la temporada, en la que relegó a los puestos de honor al esloveno Zan Kranjec y noruego Henrik Kristoffersen, segundo y tercero, respectivamente.
El nuevo astro helvético -del que hace ya tiempo su compatriota Pirmin Zurbriggen, el gran campeón de la década de los 80, afirmó que era el esquiador que más se le parecía-, firmó su duodécimo triunfo en la Copa del Mundo, el octavo en un gigante, al cubrir los dos recorridos en la pista del Rettenbach -con salida a 3.040 metros de altitud y un desnivel de 370- en dos minutos, cuatro segundos y 72 centésimas: 76 menos que Kranjec y con 97 de ventaja sobre el noruego Henrik Kristoffersen.
El resto -empezando por otros dos noruegos, Lucas Braathen y Rasmus Windigstad, que acabaron cuarto y quinto- se quedó a más de un segundo de Odermatt, que ya había sido el mejor en la primera manga y que repitió su victoria del año pasado en Sölden; donde el sábado se canceló, a causa del mal tiempo, el gigante femenino que hubiese abierto la temporada.
El francés Alexis Pinturault, penúltimo ganador del gran Globo de Cristal y el más laureado de entre los activos en la competición de la regularidad (con 34 victorias), fue el primero en saltar a pista en el Rettenbachferner; donde con el dorsal 3 lo hizo Odermatt, que no tardó en anunciar su intención de recibir tratamiento de nuevo rey en el ámbito del esquí alpino.
Pinturault paró el cronómetro en 1:00.90, pero no pasó del octavo puesto en el primer acto, antes de ‘resbalar’ hasta la vigésima plaza final.
Odermatt, que no ganó la pasada general de la Copa del Mundo por casualidad -lo hizo con casi 500 puntos de ventaja sobre el noruego Aleksander Aamodt Kilde, que este domingo se salió de pista en la segunda manga- saltó a pista dos puestos después, rebajó en más de un segundo el crono del francés y fue el único en bajar del minuto en la primera manga. Forjando de esa forma los cimientos de su victoria.
Braathen -que se dio a conocer hace dos años al convertirse en sorprendente ganador de la ya tradicional prueba inaugural del curso en el glaciar tirolés- fue el que más se le acercó al crack helvético, aprovechándose del marcaje de pista de Christian Mitter, uno de los técnicos noruegos. Lucas -de madre brasileña- se quedó a cuatro décimas de Odermatt en la primera manga, en la que Kranjec había sido tercero, a 69; y otro suizo, Loic Meillard, cuarto, a 81.
Se pudo competir finalmente este domingo en Sölden, donde el sábado el mal tiempo y la escasa visibilidad evitaron que la estadounidense Mikaela Shiffrin, que apunta a su quinta Bola de Cristal grande, comenzase a defender título; en una jornada en la que se torcieron más cosas, porque tras cancelarse el gigante femenino, se informó de que también se suspenderían, por escasez de nieve, los descensos masculinos previstos el próximo fin de semana en Zermatt.
Una de las muy atractivas novedades del calendario, esos descensos tenían el aliciente de disputarse en una pista que arranca en Zermatt, en la vertiente suiza, y concluyen en Cervinia, en la zona italiana, a pies del majestuoso Matterhorn -el monte Cervino-, sin duda uno de los picos más bellos de Europa.
Anulados los masculinos, el próximo martes la FIS (Federación Internacional de Esquí) anunciará si se disputan o no los dos descensos femeninos previstos asimismo en Zermatt/Cervinia el primer fin de semana de noviembre.
De no ser así, la competición se reanudaría el segundo de ese mes en la estación de Lech/Zürs, donde están programados dos paralelos.
En la segunda manga, la primera referencia buena la marcó el estadounidense Tommy Ford, vigésimo sexto en la primera y que, tras marcar el mejor parcial en el acto decisivo, estuvo un buen rato sentado en la butaca reservada al líder provisional de la prueba; antes de remontar 20 plazas y acabarla en un muy notable sexto puesto.
De ese privilegiado asiento lo sacó Vindingstad, quinto al final y tercero de los tres noruegos que ocuparon los cinco primeros puestos este domingo.
Pinturault y otro noruego, Atle Lie McGrath -séptimo en la primera manga-, fallaron a la hora de la verdad. Pero no lo hizo Kristoffersen, que, con un esquí nuevo, Van Deer, la marca del ya retirado austriaco Marcel Hirscher -plusmarquista histórico de victorias finales en la Copa del Mundo (ocho, seguidas)- ascendió desde la sexta plaza inicial y se ‘coló’ en el podio.
El austriaco Manuel Feller, quinto en la primera bajada, la pifió en la segunda -acabó decimosexto- y Meillard no mejoró a Kristoffersen; que, tras rectificar un fallo que casi le cuesta una caída, volvió a subirse a un ‘cajón’ del que evacuó a su compatriota Braathen y en el que lo mejoró en un peldaño Kranjec.
En la primera carrera del curso no participaron españoles. El barcelonés Quim Salarich, el mejor situado en el ránking mundial y que explicó a Efe que “el objetivo de esta temporada será el podio” en el eslalon, debutará en la prueba de esa disciplina que se disputará en Val d’Isere (Francia) el próximo 11 de diciembre.
En el portillón de salida ya sólo quedaba Odermatt. Al que, tras ganar oro olímpico en Yanqing (China) ya sólo le falta, para cerrar su círculo virtuoso, un título intercontinental que también podría capturar esta temporada, en los Mundiales de Courchevel y Meribel, en Francia y en febrero. La nueva estrella del esquí suizo no sólo no se puso nervioso, sino que supo rectificar dos pequeños errores que evitaron que su victoria fuese aún más clara. Efectuando una clara declaración de intenciones: quiere convertirse en el incontestable dominador del deporte rey invernal.