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Rugby | Campeonato de Europa

España cae ante Georgia en la final del Campeonato de Europa

Los Leones le hacen partido a Georgia en la final europea, pero acaban sometidos por el poderío de su delantera.

España cae ante Georgia en la final del Campeonato de Europa
Georgia Rugby

Durante 40 minutos la realidad superó a la ficción en Tbilisi. Pero al despertar España del sueño, como en el famoso cuento de Monterroso, el dinosaurio seguía allí. El dinosaurio, por supuesto, es Georgia, que hizo bueno su papel de favorita en la final del Campeonato de Europa (46-28), la primera que jugaban los Leones con el formato actual, la octava consecutiva que se llevan los Lelos. Lucharon como nunca y perdieron como casi siempre, pero en esta derrota dejaron notas positivas respecto al duelo previo de la fase de grupos.

Sobre todo en una primera media hora en la que concedieron poco con un plan claro: buscar los palos cada vez que los Georgianos se saltaran el reglamento en rango de tiro para López Bontempo, que es casi como decir en cualquier parte del terreno de juego. Su presencia en el XV es doblemente provechosa: hace mejor a Vinuesa y su potencia de tiro es una amenaza con la que no muchos equipos de este nivel cuentan.

Su pierna derecha y un posado en el banderín de Cian fueron el capital que generó en la primera media hora el equipo nacional, jugando con disciplina en los puntos de encuentro y toda la alegría que le toleró Georgia en la expansión. Otra cosa fueron las fases estáticas, el drama esperado. Por ahí y por la amarilla a Tani Bay pasada la media hora, precisamente en un intento desesperado de frenar un maul, se escaparían los locales, que llegaron al descanso por delante a lomos de dos plataformas coronadas por Karkadze y una incursión del indescifrable Tabutsadze.

RESUMEN

GEORGIA (17+29): Abuladze, Karkadze, Japaridze, Babunashvili, Chachanidze, Ivanishvili, Saginadze, Gorgadze, Lobzhanidze, Niniashvili, Todua, Kakhoidze, Shvelidze, Tabutsadze y Papunashvili -También jugaron- Kvatadze, Akhaladze, Aptsiauri, Ganiashvili, Jalagonia, Aprasidze, Tsirekidze y Kveseladze

Ensayos: Karkadze (22', 34', 49'), Tabutsadze (37', 50', 72'), Abuladze (45'), Lobzhanidze (67')
Conversiones: Papunashvili (38', 46'), Niniashvili (68')

ESPAÑA (16+12): Futeu, García, Domínguez, Foulds, Ariceta, Pichardie, Imaz, Nieto, Bay, Vinuesa, Minguillon, López Bontempo, Mateu, Cian y Carmona -También jugaron- Miejimolle, Pirlet, Santamaría, Piñeiro, Boronat, Munilla, Gimeno y Richardis

Ensayos: Cian (26'), Santamaría (70'), López Bontempo (80')
Conversiones: López Bontempo (27', 80')
Golpes de castigo: López-Bontempo (3', 18', 40')

Estadio: Mikheil Meshki de Tbilisi.
Árbitro: Federico Vedovelli, italiano. Amarilla a Bay en el 33'.

Lo que se les vino encima a los Leones en la reanudación fue una avalancha. Diez minutos de infierno en los que la delantera de los Lelos impuso su ley. Abuladze y de nuevo Karkadze fueron los ejecutores. Urgía refresco en el pack, y Bouza lo introdujo. Se hizo notar. España consiguió estabilizar de nuevo el partido e ir a campo rival. Allí pasaría diez minutos de los que no sacó nada, penalizada por un par de errores de Bay. Georgia lo castigaría en una contra letal que volvió a dibujar lo que es Niniashvili, un jugador de talla mundial. Con dos contrapies deshizo la cortina defensiva española y le regaló un posado a Lobzhanidze.

España, y ahí hay una buena noticia, no se dejó ir. Estiró el chicle con la gasolina de los cambios y encontró premio cuando Lucas Santamaría hizo buenas varias fases de delantera en la zona de marca georgiana. Acto seguido Niniashvili lanzó un nuevo caramelo que proyectó a Tabutsadze hasta el banderín y el partido parecía acabado. Pero la última palabra la iba a tener la Selección, que encontró una tercera marca en una descarga aprovechada por López Bontempo e intentó reanudar el partido rauda. No cuajó la última oleada, malograda en la enésima touch perdida.

La moraleja es que España está un poco más cerca que hace un año y que hace unas semanas. Los deberes, obvios: más tamaño, más experiencia, más trabajo en la melé y el touch-maul. Nada ha cambiado, y a la vez han cambiado varias cosas. Para empezar los Leones son, ahora sí que sí, mundialistas. Y miran a los ojos a los equipos que, quién sabe, quizá dentro de no mucho no sean capaces de aguantarles la mirada.

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