Los dioses del golf hacen fila para el triunfo en Valhalla

Podría ser el primer grande sin españoles en el fin de semana desde el PGA de 2007, pero los alicientes para mantener la atención en el PGA Championship abundan. Porque muchos de los dioses de este deporte se sumaron a la cola por llevarse a casa el trofeo Wanamaker en un viernes de mucho trasiego en Valhalla, con un turno de tarde que quedó ligeramente incompleto a causa del retraso provocado en la mañana por un atropello que se cobró la vida de un trabajador del torneo. Schauffele, el líder tras 36 hoyos; Morikawa, el mejor de los madrugadores; Scheffler, Koepka, Finau, Matsuyama, Justin Thomas, DeChambeau... La lucha será encarnizada durante el fin de semana en Louisville (Kentucky, EE UU).

Lo encarará desde la mejor posición posible Xander Schauffele, quizá el mejor jugador del circuito sin un grande en las vitrinas, que tras empatar el jueves la vuelta más baja de la historia de los grandes y de paso fijar el récord del torneo y del campo con su 62, en el segundo asalto fue una roca. Le faltaron los fuegos artificiales del día anterior, pero su primer bogey del torneo, que llegó tras 29 hoyos, lo contrarrestó de sobra con los cuatro birdies que abrochó del 1 al 10, contrarrestando el movimiento matinal de Morikawa, que se había ido hasta -11, y dejando el listón en -12, -3 (68 golpes) en la jornada.

Por detrás se sucedían las maniobras interesantes. Se acercaba mucho, en -4 para -10, Sahith Theegala, una de las figuras emergentes del PGA y un tipo sin alharacas, comedido, que estos días le quitaba hierro a su undécima posición en el ranking mundial: “No creo que solo haya diez jugadores mejores que yo en el mundo”. Apretaba también Bryson DeChambeau, por ahora el mejor de los 16 del LIV con plaza en la cita, -6 para -9. Y Finau y Hovland, otras dos estrellas sin corona, a cuatro impactos tras sendos -2 y -5 en la jornada. Otros tres en rango de remontada tres que sí comen en la mesa de los grandes campeones: el defensor del título, Koepka, que se sobrepuso a un doble bogey provocado por una bola embarrada en el 10, tras la sorprendente decisión de la PGA de no permitir levantarla y limpiarla en un día que en se jugó mucho tiempo bajo lluvia, y acabó en -3 para -7; el japonés Matsuyama, con un -6 para -7 dardo a dardo; y Justin Thomas, dos PGA a su nombre, -4 para -6 haciendo olvidar el fantasma que fue el año pasado.

McIlroy pincha

El pinchazo del día lo protagonizó McIlroy, que en dirección contraria a la mayoría. El norirlandés, que olía a contendiente con su -5 del jueves, se frenó en seco con un par para -5 (71 golpes), devastado por su doble bogey al 12, que le obliga a remar mucho el fin de semana, cuando se espera que la lluvia de tregua y quizá el campo se ponga más firme. No tendrán ocasión de comprobarlo jugadores como el sueco Aberg, en muchas quinielas al comienzo de la semana, -1 para par, o el inglés Fitzpatrick, +2 para par. Fueron algunos de los más destacados entre los que fallaron un corte fijado en -1, la tercera vez en la historia de los grandes que llega a bajo par tras los British de 1990 y 2006. Ninguna ausencia será tan lamentada como la de Tiger Woods, autor de un descorazonador 77 salpicado por flashazos del jugador que fue, para un +7 en total con el que dijo adiós fuera de los cien primeros.

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