Las inciertas Navidades de Rahm
El vasco se enfrentará en 2026 al proceso judicial sobre las multas del circuito europeo tras su fichaje por el LIV. Su membresía y con ella la Ryder, en juego.


Jon Rahm disfruta desde hace semanas, concretamente desde el Open de España disputado a principios de octubre, de las vacaciones más largas de su carrera profesional. Que no las más tranquilas, porque son el preludio de un 2026 que se presenta con un inmenso interrogante sobre la figura del vizcaíno.
El que representa el proceso judicial que tendrá que afrontar con las multas que adeuda al circuito europeo desde su fichaje por el LIV como causa. Una cifra desconocida pero millonaria si se toman como baremo las 100.000 libras (cerca de 115.000 euros) con las que el DP World Tour (su nombre comercial) sancionó a los participantes en el torneo inaugural de la superliga saudí en el verano de 2022 y la normativa al respecto, que estipula una nueva multa por cada torneo de esa estructura que sus miembros juegan en semanas en las que también hay programado uno del DP World Tour.
En juego está la membresía de Rahm en esa organización, y con ella su elegibilidad para la Ryder Cup que acogerá Adare Manor en 2027, pues las regulaciones del antiguamente conocido como European Tour establecen que para poder figurar en el equipo del Viejo Continente el jugador tiene que estar adscrito al ente que organiza la bienal a este lado del Atlántico. Todo esto suponiendo que, en caso de un veredicto desfavorable, Rahmbo se mantenga en la postura ya anunciada de que no piensa pagar un céntimo. De producirse un cambio de opinión, el problema eventualmente desaparecería, como ha ocurrido esta temporada con Sergio García, que decidió saldar las cuentas pendientes con tal de poder entrar en el radar de Luke Donald de cara a Bethpage Black. Rahm, por su parte, decidió apelar contra ellas junto a su compañero Tyrrell Hatton y quedaron suspendidas cautelarmente, con lo que pudo ser de la partida en tierras neoyorquinas, donde fue instrumental una vez más.

Lo cierto es que, de abonarlas finalmente, tampoco quedaría del todo enterrado el asunto. Mientras no se produzca un entendimiento entre circuitos el contador volverá a arrancar en el momento en el que vuelva a jugar citas del LIV coincidentes con las de su contraparte. Y ya no cuenta con el respaldo de sus ‘jefes’ en este asunto, dado que hace unos meses anunciaron que no destinarán más dinero al pago de multas de sus jugadores por ahora, tras dedicar a esta partida más de 15 millones de libras (unos 17 de euros) desde su nacimiento según varias estimaciones. Se calcula que entre todas las sanciones se adeudan todavía entre 8 y 10 millones. Lo que sí está haciendo el LIV por sus miembros, según aseguró recientemente su CEO, Scott O’Neil, en una entrevista este mes con The Telegraph, es buscar un acuerdo extrajudicial con el DP World Tour que ponga fin al conflicto, y que espera tener listo “antes de que empiece la temporada”. Es decir, entre lo que queda de este mes y la primera semana de febrero, cuando arrancará el calendario 2026 de la superliga en Riad.
Malos precedentes
La necesidad del LIV de buscar un acuerdo viene dada porque la mano con la que juega esta partida de póker es mala. En un caso similar en 2023 que involucró a Sergio García y a los ingleses Ian Poulter y Lee Westwood, de los primeros en incorporarse al entonces novedoso circuito, el panel legal independiente encargado del juicio dio la razón a un DP World Tour que, preguntado por este periódico, no ofrece por ahora una fecha concreta para la vista, convenientemente retrasada hasta pasada la Ryder para que no tuviera influencia en la confección del equipo europeo que terminó resultando ganador.
Nada hace indicar que esta vez los jueces vayan a tomar otra dirección, así que, si no se produce un acuerdo, la pelota estará en el tejado de Rahm y del LIV. Pagar o renunciar a la Ryder, algo que sería perjudicial para todos los implicados. Incluido el DP World Tour, que no tiene ningún interés especial en no poder contar con el español ni con Hatton en Adare Manor, una edición marcada en rojo por representar el centenario de la competición. Ese aspecto es, principalmente, la gran baza de los jugadores para salirse con la suya. De hecho podría decirse que el circuito europeo está en un callejón sin salida: si cede tendrá podría tener problemas con los que han pagado por agravio comparativo; si no lo hace, se arriesga a perder dos activos valiosísimos de cara al evento que constituye su mayor fuente de financiación con diferencia. Aunque hay una solución potencialmente satisfactoria para todos, que pasaría por mantenerse firmes en el pago de lo acumulado hasta ahora y a la vez mostrar cintura dejando de imponer nuevas multas a partir de 2026. La incógnita quedará despejada pronto.
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