Laia Sellés: el futuro de España en la nieve
La catalana apunta alto como júnior en el esquí de montaña, un deporte que será olímpico en 2026 y en el que acumula varias medallas internacionales.
Si usted, querido lector, disfruta los deportes de invierno, y espera impaciente la llegada de los Juegos de Milán-Cortina d’Ampezzo 2026, le reconfortará saber que seguramente España tenga en ellos una nueva opción de medalla. Ahora tiene 17 años y responde al nombre de Laia Sellés. Es de Lles de Cerdanya, un pueblecito ilerdense, y brilla en el esquí de montaña o skimo (su acrónimo en inglés), reciente incorporación al programa olímpico, encuadrado dentro de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME), que tiene cuatro modalidades: individual, esprint, relevos y la vertical.
En esencia, es una carrera a través de un circuito con subidas y bajadas en la que se realizan tramos con esquís y otros a pie. Sellés aún no ha competido oficialmente a nivel sénior, pero le ha ido muy bien en categoría júnior. En el Festival Olímpico de la Juventud que acogió a comienzos de año Forni di Sopra (Italia) se colgó el oro en todas las vertientes. Nadie había tenido tanto éxito en ese certamen antes. En los Mundiales fue oro en esprint y plata en individual y vertical.
A ella la querencia por la nieve le viene de una familia en la que el esquí de fondo es religión. “Yo empecé con dos años, y con diez me mudé a Granada con mi madre. Allí no había esquí de fondo y un amigo nos dijo que probara esto. Fue amor a primera vista”, explica. “Al principio tuve que buscarme un poco la vida. Buscaba vídeos por Youtube y eso. Pero lo bueno de este deporte es que vas conociendo a todo el mundo y haces familia, descubres cómo hacen las cosas”, cuenta cómo fue la búsqueda de referencias. En ese sentido, tiene buena escuela en casa con su paisano Oriol Cardona, campeón de Europa y del mundo en esprint.
Laia, que aprecia “su forma de competir y sus valores”, sueña con una dupla olímpica en el relevo en 2026. Antes tiene que sacar plaza, para lo que deberá superar en el ciclo olímpico (aún no hay criterios) a competidoras sénior. En eso, asegura, está bien arropada por la Federación, a la que agradece “el apoyo”. “Me han cuidado y han confiado en mí desde el minuto uno. Y como damos resultados cada vez hay más concentraciones, presupuesto...”, completa, y reconoce que la nueva etiqueta olímpica ha ayudado en esto.
Pero antes de que arranque el ciclo, hay otros hitos en el camino. Del 8 al 12 de enero son los Europeos, para los que se prepara estos días en La Seu d’Urgell, y a los que va con ambición: “Voy a hacer oro en todo. Estoy muy contenta de cómo he entrenado este verano, así que voy con expectativas muy altas”.
La misma exhibe poniéndose metas a más largo plazo. “Quiero ir a los Juegos y llevarme uno o dos oros. Quiero comerme el mundo. Mi objetivo es ganar en todo, aunque sea difícil”. Fuera del deporte, cursa bachillerato con vistas a estudiar astrofísica. Le está costando, porque se metió en un instituto en teoría pensado para deportistas de élite, pero algún profesor le ha puesto las cosas difíciles y arrastra aún asignaturas de primero. Una vida intensa y complicada para una mujer tan joven, pero Laia relativiza. La clave, dice, es ir “paso a paso”. “Carpe diem”.
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