La lacra de los apostadores golpea a Svitolina: “Dais vergüenza”

La lacra de los apostadores que deciden cargar la culpa a través de ataques verbales, emboscados en el anonimato de las redes, de sus pronósticos erróneos sobre los deportistas tiene una nueva víctima en la tenista ucraniana Elina Svitolina, que este miércoles hizo públicos en su cuenta de Instagram algunos de los desagradables (casi un eufemismo en este contexto) mensajes que ha tenido que leer tras su derrota ante Naomi Osaka en cuartos de final del WTA 1.000 de Montreal.

“Solo espero que mueras esta noche, el dinero que sacas de vender partidos no servirá de nada si acabas con mi p**** en tu boca después de matarte, ESTÚPIDA”, reza una de las diatribas, escrita por un tal Dexter Lewis. “Espero que Rusia mate a todos los ucranianos de mierda por perder contra una japonesa. Vuelve a comer p*****”, se desahoga un tal Ciro. “Rusia viola a niños ucranianos jajaja chúpate esa fea puta”, le dedica John K.

Ante semejante avalancha de odio, Svitolina decidió enviar un mensaje a toda esta recua de impresentables. “A todos los apostadores: soy madre antes que atleta. La forma en que habláis a las mujeres -y madres- es VERGONZOSA. Si vuestras madres viesen estos mensajes estarían asqueadas”.

El último episodio de una tendencia

No es Svitolina la única que ha sufrido un mal ciertamente extendido en el deporte de élite, que tiene un especial impacto en el tenis. Tras caer el año pasado en el US Open, la francesa Caroline García denunció la “destrucción emocional” a la que estos energúmenos someten a los tenistas cuando los resultados no se corresponden con sus necesidades.

Por su parte el marido de Svitolina, Gaël Monfils, trató el asunto con cierta sorna cuando fue él el afectado, riéndose de aquellos que aún confiaban en él para ganar partidos ante tenistas más jóvenes y en superficies que no se le dan especialmente bien: “¿Apostando por mí en un partido en hierba? ¿En serio? Jugaba contra Alex Michelsen, que tiene 20 años, y es el 35 del mundo. Estáis completamente equivocados. Os recomiendo que no hagáis esto más…”.

En cuanto a los circuitos, tratan de reaccionar ante los cobardes con medidas como el servicio de protección en redes sociales puesto en marcha por la WTA el año pasado, que monitoriza este tipo de conductas y asesora a sus miembros acerca de cómo lidiar con ellas. Acabar con ellas por completo parece, por desgracia, tarea imposible.

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