La inspiración coge a Rahm trabajando
El vizcaíno firma un notable -3 en un día de mucho viento pese a llegar al Club de Campo corto de preparación tras su reciente paternidad.
Se puso la venda antes que la herida y no era para menos. Llegaba Jon Rahm el miércoles al Club de Campo de Madrid a la carrera, dos días después de que su mujer, Kelley, trajera al mundo a Alaia, la tercera criatura que alumbra la pareja. Casi sin tiempo para preparase. Lo justo para pegar unas bolas, comer algo, una sesión de gimnasio y a descansar. Así que pidió comprensión. “Que no esperen lo de Chicago”, lanzaba a la afición en referencia a su exhibición para ganar la final individual del LIV, antes de dejar una puerta abierta a la “inspiración”. Y no fue lo de Chicago, pero tampoco andó muy lejos. La inspiración acudió a él y le pilló trabajando. El resultado fue una vuelta notable, de 68 golpes (-3), que mantiene intactas sus opciones de sumar un cuarto triunfo en el Open de España, el que le desempataría con Seve Ballesteros, su espejo.
Más valiosa si cabe en un día en el que el viento apenas dio cuartel. Se anunciaban rachas huracanadas, y por momentos coincidieron el parte meteorológico y la realidad, normalmente enemigos. Por suerte para Jon volvieron a enemistarse por la tarde, cuando se anunciaba lo peor, con ráfagas de hasta 60 km/h. Al final no fue para tanto, y eso le ayudó a sostener una de las 28 tarjetas bajo par que se entregaron en la primera jornada incluso a pesar de que el driver le falló por los nueve segundos.
Por los nueve primeros había hilado fino desde el tee (5 calles de 7), y a partir de ahí se fabricó oportunidades. Rondó el eagle en 4 con un segundo golpe exquisito, que quedó en un birdie para corregir el bogey del 3, un par 3 largo que se jugó en números negativos este jueves y en el que Jon tripateó. En el 5 se le escapó una buena opción, pero en el 6 salvó un mal approach embocando un putt de casi tres metros y en el 8 jugo un hierro desde el rough directo al trapo que le sirvió en bandeja el segundo birdie de la jornada.
Hidalgo juega “otro campo”
Simultáneamente Ángel Hidalgo, el golfista con aires de estrella del rock, orquestaba un recital en el Black Course. “¿Pero qué campo está jugando? Debe ser otro en el que no sopla el viento”, se preguntaba con sorna después Rahmbo. Fue un recorrido imperial durante los 15 primeros hoyos, que jugó en -8 con seis birdies y un eagle. Pero en el 16 pinchó pese a jugar su segundo golpe desde la calle y en el 17 una mala salida le costó otro bogey.
Terminó en un -6 (65 impactos) que también valía el liderato en solitario, con dos de ventaja sobre el francés Guerrier, el austriaco Straka y el inglés Bairstow. Su mejor primera vuelta de largo en las tres ediciones del torneo con esta que lleva como miembro del circuito europeo, en el que acumula ocho top-10 desde 2022 pero todavía no ha conseguido tocar chapa. Y no quiere ni pensar en la posibilidad de abrir la lata este fin de semana. “Ha sido un día alucinante. Todas iban al hoyo. No quiero pensar más allá de mañana. Día a día”, resumió gráficamente ante los micrófonos.
Mientras su cotización caía en ese tramo final, Rahm invertía a futuro. A su birdie al 13 le había seguido una oportunidad seguida en el par 5 del 14 tras fallar la calle y un bogey en el 16, otra visita al rough. El putter acudió entonces al rescate y embocó desde más de ocho metros en el 17 para descontarse un golpe. El 18 lo jugó con el manual del golf contemporáneo: bombazo a la calle, approach cortito a la bandera y putt. Un 3 canónico. “Aunque hubiese llegado el domingo y en buena forma firmaba un -3 hoy, la verdad. El campo está muy difícil y empezar arriba es genial”, afirmaba satisfecho más tarde el León de Barrika. “Casi me viene mejor que esté así”, celebró las condiciones climáticas, que este viernes en principio no se repetirán.
La parte alta es rojigualda
Rahm no es el único acompañante nacional de Hidalgo en la parte alta de la tabla. También brilló Adri Arnaus, autor de otro -3. En un año difícil para él, en el que ha fallado 17 cortes, Madrid puede ser un punto de inflexión. Alfredo García-Heredia, el ‘casi’ del año pasado, entregó un -1 como Jorge Campillo. En -2 acabó Luis Masaveu, que este año ha jugado el British Open, ha sido semifinalista del US Amateur y sigue dejando trazos de golfista importante para el futuro de la Armada. Lo que ya es David Puig, otro -2 en una jornada en la que el Club de Campo ofreció una bienvenida hostil a las estrellas internacionales que marcan esta edición. Solo carburó el inglés Fleetwood (-2). Penaron su compatriota Hatton (+3) y el irlandés Lowry (+4). Será que el viento de los links sopla distinto al de Madrid.
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