La fe de Mireia Belmonte
La campeona olímpica (32 años) se presenta con el CN Barcelona tras no renovar con la UCAM y recuerda que su meta está en París 2024. Reaparece la semana próxima.
Mireia Belmonte no se rinde. “Nadie tiene más fe que yo misma”, advierte. Aunque la empresa que tiene por delante es harto complicada. La badalonesa, que cumplirá 33 años el 10 de noviembre, lucha por estar en unos quintos Juegos, los de París 2024, aunque no tenga ya que demostrar nada. Le avalan sus cuatro medallas olímpicas (oro en 200 mariposa en Río 2016, plata en la misma prueba en Londres 2012 donde también logró la plata en 800, y bronce en 400 estilos en Río). Como lastre, la lesión de hombros que no consigue controlar y que la impide competir (y sobre todo realizar tiempos competitivos) desde la Copa del Mundo de Berlín de octubre de 2022.
“Estar en mis quintos Juegos es la motivación que me hace levantarme cada día”, apuntó hoy en la apertura de una nueva etapa de su vida: deja el UCAM Murcia, que la rescató tras su tumultuosa ruptura con el Sabadell tras Londres 2012, para recalar en el Club Natació Barcelona. “Tenía ganas de volver a casa y es un histórico”, apuntó. El compromiso es por una temporada. “Pero espero que la etapa sea más larga”, puntualizó Bernat Antràs, su presidente. La idea es que siga vinculada al club independientemente de resultados y tras poner fin a su carrera.
Mireia era la deportista mejor pagada por la UCAM (con ella se inició la unión de la Universidad Católica de Murcia al deporte y al Comité Olímpico Español). Su contrato finalizaba y no se ha renovado, ya que no hubo acuerdo en los términos económicos. Sin embargo, seguirá becada en sus estudios de Publicidad y Relaciones Públicas.
La badalonesa confirmó que se centrará en los 200 mariposa y 200 y 400 estilos y que seguirá entrenando con Ben Titley, jefe de la natación española, en el CAR, además de alternar sesiones en el CN Barcelona. “Los 800 y los 1.500 requieren un entrenamiento más largo que los hombros ya no pueden aguantar”, reconoció, lanzando un mensaje de esperanza: “Estoy mucho mejor, nadando mucho más”. De hecho, reaparecerá la próxima semana con su nuevo equipo en la Copa Catalana de Clubes en piscina corta, en 100 estilos. “Me hace falta romper el hielo y saber qué tiempos soy capaz de hacer en competición”, avisa.
No estará en los Mundiales de Doha en febrero. Y el objetivo es ir mejorando de aquí a junio, cuando se disputará el Open de España. Última bala para clasificar para París. “Junio es perfecto, tipo los ‘trials’ americanos o australianos un mes antes de los Juegos. Tengo margen y puedo llegar bien”, dice. Cuestión de fe.
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