Jorge Campillo: el ancla de España en el PGA Tour
El extremeño, el único español con derechos de juego en el circuito en 2024 tras la marcha de Rahm, habla con AS de su próxima temporada.
Sin Jon Rahm y sin Sergio García, los dos grandes nombres españoles del siglo XXI en el PGA Tour, ‘fugados’ al LIV, el ancla del golf nacional en el que solía ser el mejor circuito del mundo, condición ahora en duda (aunque ni todo el dinero de las arcas saudíes podrá arrebatarle la etiqueta del más prestigioso), es Jorge Campillo. El extremeño de 37 años atiende a AS tras completar una temporada fantástica, con victoria en Kenia y otros cinco top-10, resultados que le han valido una de las diez tarjetas para el PGA que ahora reparte la clasificación anual del circuito europeo.
Sencillo y campechano como es, Jorge no se da ningún aire por este logro. “Tampoco mucho”, responde a la pregunta de si esto le cambia la vida. “Date cuenta que esta tarjeta no da entrada a muchos torneos, son 18 o 19 y ninguno es de los ‘elevated’ (la categoría pata negra del tour). Tampoco The Players, Phoenix o Colonial. Me centraré más en Europa y complementaré con unos cuantos torneos allí. A ver si puedo arrancar bien y entrar en un Riviera o algo así, pero es que tendría que ser primero, segundo... No es cosa sencilla”, explica.
No planea mudarse al otro lado del Atlántico, como sí hará el polaco Meronk, otro que se beneficia de esa nueva vía de entrada (“Él no deja de tener 25 años y yo 37, no estamos en la misma situación. Para mí es más cómodo quedarme aquí. No es fácil mover todo y sin saber si el año que viene voy a seguir allí”, argumenta). Ni adaptar su juego: “Creo que es un error. Intentaré hacer el mío y espero que funcione. Si no, será una buena experiencia en cualquier caso. Me lo tomo como un premio”. Y no le convence esta nueva medida, por mucho que se beneficie de ella. “Yo se lo dije a Keith Pelley (CEO del DP World Tour) y no fue capaz de darme una razón de peso. ¿Cómo es posible que dejes marchar cada año a los diez mejores activos de tu empresa? Por mucho que luego varios vayan a volver. Para mí tendría sentido quizá dar dos y que puedan jugar todos los torneos. Con esto estás aquí, allí... no sabes ni dónde estás. En cuanto a las cinco tarjetas para jugadores que han perdido la del PGA, tampoco lo veo tan dramático. Es poca cosa para ellos”, relata.
Pero aunque no se dé mucha importancia, confiesa que ilusión le hace volver a tierras estadounidenses. En Indiana cursó su etapa universitaria: “He estado en dos ediciones del PGA, pero he jugado mal”. De lo que podría jugar, le llama especialmente el antiguo Honda Classic (ahora Cognizant Classic), aunque “ha perdido mucho últimamente”.
La conversación se produce semanas antes de que Rahm anuncie el bombazo de su fichaje por el LIV. Decisión que le habrá sorprendido, pues cuenta que el vasco le dijo en noviembre en Dubái “nos vemos el año que viene en el PGA”. “Respeto a los que se han ido, pero creo que es un error”, zanja de una estructura en la que “no tienes nada que ganar o perder quitando el dinero”. “No sé qué motivación puede haber para entrenar o jugar”, apunta. Él, afirma, nunca ha sido objeto de acercamiento por parte de la superliga saudí. Su contacto con ellos se limita a “un email”, que le mandaron este año “por si quería jugar la previa”. Ni siquiera contestó.
¿En qué cree que terminará el principio de acuerdo alcanzado en junio entre PGA y LIV? “No he seguido mucho el tema, pero veo complicado el acuerdo. El espectador ha perdido con todo esto y eso que hay más dinero que nunca en este deporte. El LIV no lo ve nadie y me atrevo a decir que si Al-Rumayyan (Yassir, gobernador del PIF, dueño del LIV) pudiese desconectar el cable ahora lo haría. Ya ha llegado a donde quería, que es a estos círculos cerrados de la sociedad americana que hay en torno al golf. No le veo interés al LIV, no soy nada fan”, desarrolla.
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