Boxeo

Jonfer, rey de Europa

El Rey de la Tarima se impone al correoso italiano Casamonica en la pelea por el supeligero.

Jonfer, rey de Europa
AIOL
Alfonso Herrán
Coordinador en la delegación de País Vasco de Diario AS desde 2017. En 2008 entró en Diario AS como redactor de polideportivo y desde entonces es su casa. Le gusta tocar todos los palos, pero ahora está más centrado en realizar las crónicas del Athletic y el Bilbao Basket. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Deusto.
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Jon Fernández lo ha conseguido. El título europeo que buscaba desde hace tiempo ya rodea su cintura. Al filo de la media noche, levantó a la gente de sus asientos en un momento de éxtasis. El componente simbólico que ha rodeado a la entronización ha sido gigantesco, ya que lo ha logrado en su casa, en La Casilla bilbaína, ante casi tres mil almas. Un recinto al que se le ha puesto fecha de caducidad, donde debutó como profesional y logró su primer título, hace nueve años. Con el cetro continental del superligero, que estaba vacante, sube puestos en la clasificación y se acerca el sueño de pelear por una corona mundial.

Es otro Jonfer, menos kamikaze, con un estilo maduro y estratégico, lo cual demuestra su marcada evolución. Está renaciendo deportivamente. Su movilidad parece diseñada por ordenador y flota sobre la tarima, Esta nueva filosofía le puede llevar muy lejos, hasta esa galaxia que tanto anhela. Es ahora o nunca. Ante el correoso Casamonica, la Furia del Quadraro, alentada estos días por unos ruidosos tifosi y calentada en el cara a cara del pesaje, programó mucho sus movimientos para no incurrir en esos errores de cálculo que le han arruinado combates recientes. Llevó la refriega a su terreno en todo instante, con un ritmo que es una trituradora. Usó mucho su mano adelantada y solo doblaba en contadas ocasiones. El jab siempre ha sido su arma letal, de destrucción.

Ante un rival mucho más pequeño, que picotea con velocidad y se mete por medio, había que controlar las distancias en todo instante, organizarse bien, y evitar meterse en intercambios peligrosos. El empuje del bravissimo romano resulta dañino, como te dejes atrapar en su tela de araña, estás perdido. Pero le desactivó de forma muy metódica. La defensa, la inspección de los espacios y la selección de golpes convirtieron la pelea en una obra de demolición silenciosa pero implacable.

Desde el primer campanazo se vio a un Casamonica valiente, decidido a plantarse en campo contrario y a buscar alternativas para incomodar al ídolo local. El italiano probó cambios de ritmo, presión frontal e intentos de combinar arriba y abajo. En ese el primer round, sin concesiones, el de Etxebarri se tropezó y acabó medio sentado en las cuerdas, pero inmediatamente llevó el peso de las operaciones ante un enemigo valiente, con la guardia cerrada y sacando a pasear su zurda.

Nada de lo que proponía el barbudo boxeador hacía temblar a un Fernández que permanecía sereno, firme y preciso. Conectó buenas combinaciones, asumiendo que el trabajo iba a ser largo, aunque esperaba no llegar al límite de los 12. Estableció un dominio claro, anotaba puntos y evitaba en todo instante un toma y daca prolongado. El transalpino trataba de pegar con acciones desestructuradas, puñetazos autoritarios. Retardaba su salida en cada asalto para desesperar al púgil local, que no perdía los nervios. La gestión de cada manga fue perfecta, con serenidad, el aplomo de los campeones.

La ventaja de Jon en las tarjetas de los jueces era evidente. No había que jugársela. El que tenía que remontar era el oponente. A partir del cuarto asalto, ya encontró rendimiento a su táctica, consiguió provocar un corte en la cara de Casamonica, que sangraba abundantemente. Ese ojo izquierdo no estaba bien. Este tuvo un feo gesto, pitado por la entregada afición bilbaína. La Furia intentaba abrir caminos, pero Jonfer absorbía cada ofensiva con una frialdad pasmosa y respondía con golpes limpios, potentes y evaluados.

En el quinto se veía al púgil del rincón azul que no le llegaba al Rey de la Tarima, aunque conectó algún golpe aislado. En la sexta entrega, el romano se quedó sentado. Su esquina, viendo que la diferencia física y estratégica era ya insalvable, decidió que abandonara, porque le podían borrar hasta la identidad. KO antes de arrancar. El árbitro Mark Bates decretó la retirada. Gran autoridad del de Etxebarri, un despliegue que confirma su gran momento. Más allá del dominio técnico, lo que destacó fue la capacidad de desgaste. Round tras round fue apagando las luces del italiano, minando su resistencia con un boxeo inteligente, ordenado y, sobre todo, contundente.

Es el tercer campeón de Europa español en la actualidad junto con Samuel Molina y Cristóbal Lorente. Puede ser un punto de inflexión: con el cinturón europeo, aumenta la visibilidad de Jonfer y sus opciones para pelear en escenarios más notables. Ha sido una travesía muy complicada, tras cambios de rival, espantadas de Dalton Smith y Pierce O’Leary, una espera prolongada y mucha incertidumbre. Tras el adiós de Kerman, sobre sus espaldas descansa ser la referencia en Euskadi y está dispuesto a soportar el peso. Ya tiene 28 victorias, 23 por KO y solo tres derrotas. “Esperemos que este sea el inicio de otras muchas”, decretó. Que así sea. Devastación.

Era el duelo de fondo de una interesante velada. Amatriain alcanzó el entorchado Iberoamericano del peso superligero ante Ledesma. Sufrió un corte en una ceja por cabezazo fortuito en el primer round y tocó la lona en el segundo, pero después se rehízo muy bien y ganó muchos asaltos, hasta que en el octavo se le volvió a abrir el corte y hubo que ir a las tarjetas. Gran gesto de El Flaco: cedió el cinturón a su hermano, quien se recupera de un grave accidente.

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Y Jokin García retuvo su título nacional del ligero y añadió el WBA Iberoamericano ante Collado. Cuando este trataba de venirse arriba, primero le quitó el aire con un buen puñetazo en un costado y después le remató conectando un derechazo demoledor, con un voltaje considerable, cuando restaba 1:42 para cerrar el tercer acto. Fue una estocada definitiva.

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