Jon Rahm: un quiero y no puedo en el Club de Campo

La frustración se apreciaba en su lenguaje corporal. La frustración de darse continuamente oportunidades de birdie y que los putts no entraran después. La clase de frustración que genera este deporte, tantas veces cuestión de centímetros. Los que le faltaron a Jon Rahm para embocar en muchos de los hoyos del Club de Campo en este viernes que, con su +1 para -3 en el acumulado, le alejó de la posibilidad de sumar un cuarto entorchado en el Open de España, el que le separaría de Seve Ballesteros, el que le acercaría a los cinco de Ángel de la Torre. Querer y no poder.

En un campo que no tiene secretos para el vasco de Barrika, ahí está su -25 del año pasado, el récord respecto al par del torneo, la cuestión es si está inspirado en los greenes o no. Y no lo está. La lista de argumentos que sustenta esa afirmación es extensa: el 5, el 6, el 9, el 10, el tripateo del 11... No eran putts dados, pero sí distancias de las que, en un día de los suyos, Jon saca rédito. Y sí fue sangrante el del 14, en el entorno de un metro, errado para birdie.

El primer día ya dejó trazos de que el putter podía ser su mayor enemigo esta semana, pero remató un buen comienzo ayudado por la precisión de tee a green. Este viernes, fallando más calles (9 de 15) y greenes (cuatro), sin un paso adelante en el juego corto, la cosa se torció. Desde el uno, además, en el que se escapó por la derecha y, casi sin tiro a green, no pudo evitar el bogey.

No consiguió descontar ese golpe hasta el séptimo, a la postre su único birdie del día. Y en el 11, después de dejar ir alguna opción de entonarse de nuevo, de varios gestos de enfado, llegó el bofetón. Del 8 al 18 no arañó ni un impacto, una secuencia nunca antes protagonizada por él en este torneo (ocho hoyos sin birdies era el máximo que había hilado hasta ahora), que le obliga a una maniobra contundente el sábado, porque el Recorrido Negro del Club de Campo volvió a ofrecer condiciones benignas (76 vueltas bajo par en un field de 144 jugadores) y el liderato, en manos del francés Matthieu Pavon, quedó en -11.

“Salir a ganar” sigue siendo la mentalidad de Rahmbo, que mandó una petición al cielo de Madrid: “Espero que aguante y no llueva, cuanto más se seque y más duro se ponga, mejor”. “Se puede remontar fácilmente. Si soy capaz de acercarme al -10 jugando bien el sábado, tendré mi oportunidad”, lanzó optimista. Y volvió a ensalzar al público de Madrid: “No es un ambiente Ryder, porque es un formato distinto. ¿Parecido? Puede que sí, porque el público español es increíble”.

La mitad de la Armada en el fin de semana

No solo a él, también arropó al resto de integrantes de una Armada que colocó a once efectivos, la mitad de los que presentaba de entrada, en el fin de semana. El mejor hasta ahora es Alfredo García-Heredia, un veterano que este año quedó segundo en Mauricio y viene de un top-10 en Portugal y un top-20 en Francia. Ósea, en un momento de buena forma que tiene continuidad en Madrid. A su -2 del jueves añadió un -7 este viernes, siete birdies sin fallo, y es cuarto en -9.

También jugarán dos vueltas más Alejandro Del Rey, séptimo en -4 para -7; un sorprendente Gonzalo Fernández-Castaño, -5 para -6; Adrián Otaegui, -3 para -5; Pablo Larrazábal, -2 para -5; Santiago Tarrio, -1 para -4; el compañero de partido de Rahm, un Cabrera Bello que hizo -2 para -3; Víctor García Broto, que sufrió tras un gran debut, +3 para -2; Adri Arnaus, -1 para -2; y Jorge Campillo, +1 para -2. Les acompañará el inglés Justin Rose, uno de los grandes reclamos del evento, que al segundo día le cogió el feeling al Club de Campo y se fue a -4. En la otra cara de la moneda, dijeron adiós Nacho Elvira y Juan Monsalve (los dos con +1), Ángel Ayora y Luis Masaveu (+2), Ángel Hidaldo (+4), Álvaro Quirós y Alejandro Cañizares (+5), Sebas García y Pep Anglés (+7), Borja Virto (+9) e Ignacio Gómez (+10).

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