Italia confirma el ‘sorpasso’

Las vueltas que da el deporte de competición. No hace tanto, en 2021, Gales conquistaba el que es hasta la fecha su último título en el Seis Naciones, mientras se debatía, y con razón, la conveniencia de mantener en el torneo a una Italia convertida en el eterno farolillo rojo. Tres años después, la Azzurra disfruta las mieles de 25 años de trabajo y una generación formada desde la base que ha conseguido conformar un equipo competitivo; y los galeses atraviesan una crisis estructural que ha llevado a su XV masculino a tocar fondo. Este sábado, en Roma, se confirmó el sorpasso, con la segunda victoria consecutiva de los transalpinos en este duelo, la 14ª derrota seguida (octava en el torneo, que iguala su peor racha histórica) de un Puerro abocado parece que sin remedio a la cuchara de madera.

La lluvia perenne en la Ciudad Eterna, la precaución de unos ante un animal herido y la de otros en esa ausencia total de fe en sí mismos que les acompaña en hoy por hoy, llevó el partido por los derroteros de la batalla aérea. Casi eliminado por completo de la ecuación el juego a la mano, todo se redujo a un pulso de delanteras en el que Italia fue apabullante ante un equipo ahora incapaz de hacer diferencias en los contactos, poco solvente en las fases estáticas y profundamente indisciplinado.

Con las infracciones apilándose en el bando galés al paso de los minutos, el pie de Tommaso Allan se convirtió en clave de bóveda de la Azzurra. Fue el metrónomo del partido. Gales vivió mientras el se lo permitió. Tres golpes pasó en la primera parte, en la que Italia hizo colchón también con un ensayo que mezcló el talento de Garbisi con la explosividad de Capuozzo.

Y otros dos coló entre los palos en una segunda parte más errática, en la que dos errores suyos y otro de Page-Relo dieron aire al Puerro, que incluso pudo empatar en un final de partido trabado. Tras acortar distancias un maul visitante que llevó a Wainwright hasta la zona de marca, Italia decidió defender por lo criminal y lo pagó con dos amarillas. Acabó resistiendo con 13 en una última posesión que exhibió dos momentos radicalmente opuestos, dos estados de ánimo: el compromiso transalpino y la inoperancia de una Gales hecha jirones. El camino de la reconstrucción será (ya lo es) uno largo y tortuoso.

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