Subcampeones de oro
La pareja española se alza con una plata mundial histórica tras 32 años de sequía en esta prueba y con una competición casi perfecta. Los rumanos se impusieron con Gran Bretaña en tercer lugar.
Llegó el día ‘D’ para dos españoles que se encontraban ante un reto mayúsculo: lograr una medalla mundialista que se estaba haciendo de rogar mucho más de lo esperado. Javier García y Jaime Canalejo, ambos sevillanos de 30 y 31 años repectivamente, se subieron a su embarcacion en Racice (República Checa) un día más, pero no era uno cualquiera. Estaban ante la oportunidad de sellar su nombre en la historia del remo español y es que la última medalla lograda en una modalidad olímpica masculina (dos con timonel, Bugarín y Urbieta) databa de antes de que ellos mismos nacieran, allá por 1990, hace 32 años. En femenina fue el bronce en dos sin timonel de Anna Boada y Aina Cid en 2018.
La pareja española, que ha logrado cerrar un año inimaginable (desde los Juegos de Tokio 2021 hasta hoy) , era consciente de lo que había en juego. De hecho, hasta el día de hoy, ningún rival había podido con ellos en la cita mundialista, tras conseguir vencer tanto en su serie como en la semifinal, llegando a la final sin un mínimo atisbo de duda. Pero lo bueno se hace esperar (en ocasiones demasiado) y hoy tenía que ser el día. Y es que, a las 13:51 se daba el pistoletazo de salida a la final mundial de remo (M2-), en el que partían como una de las parejas candidatas por méritos propios.
Desde el inicio, los sevillanos tomaron ventaja con respecto a los perseguidores, sobre todo y los más preocupantes, los británicos Oliver Wyne-Griffith y Thoms George, quienes hace un mes les arrebataron la plata europea. Todo hacía indicar que esta vez podría ser distinto, con ambos remeros dándolo todo desde las primeras paladas y tan solo superados por los rumanos Comiuz y Bejan, campeones europeos y subcampeones olímpicos, que se vieron desde el comienzo con una marcha más que el resto. Pero esta diferencia fue reduciéndose con el transcurso de la regata, hasta el punto de llegar a liderar la prueba, aunque eso sí, de manera testimonial, cuando se alcanzaban los cuatro minutos.
Con una cadencia endiablada y prácticamente con la medalla en el bolsillo, la pareja española sabía que tenía ante sí una oportunidad única por cambiar el transcurso de la historia del remo español. Y, pese a unas pequeñas dudas, como conscuencia del cansancio, que dieron alas a los británicos para intentar acechar el segundo puesto, esta vez no se iba a escapar. Cerrando una final casi inmaculada en 6:29:27, el trabajo estaba completado. Nunca una plata supo tanto a oro. La euforia incontenible y las lágrimas a bordo del bote delataban a la pareja española, conocedora de que habían hecho historia. A poco más de un segundo llegaron los terceros en discordia, los británicos, con un tiempo de 6:30:86, completando un podio que quedará grabado a fuego para el remo español.
“Hubo un momento que nos veíamos capaces de superar a Rumanía. Hemos visto la regata repetida y es que lo hemos tenido ahí. Podíamos haber conseguido el oro”, comentaba García a AS, apenas unas horas después de lograr la plata en República Checa. “No hemos visto peligrar la medalla pero los británicos venían muy fuertes por detrás, en su pelea con los serbios. Hemos tenido que apretar un poco más al final para terminar de darles la puntilla”, apostillaba finalmente un Javier García exultante.
El salto definitivo
Y es que lo de hoy no es flor de un día. García y Canalejo llevan un año fantástico pulverizando sus marcas durante catorce meses: diploma olímpico tras ser finalistas en Tokio, además de un bronce europeo hacían presagiar que lo mejor estaba por llegar. De hecho, este dúo parece no tener límite ya que el objetivo en mente está claro: luchar la medalla olímpica en París. Estos dos sevillanos, cuya única fisura puede encontrarse en el tema futbolístico (García es bético y Canalejo sevillista), cuentan con una confianza mutua y complicidad sobre el bote que, junto al trabajo de once años, está viéndose reflejado en el agua.
“Ha sido un Mundial buenísimo. Desde la primera regata sabíamos que íbamos a estar ahí. Las tre pruebas las hemos competido increíblemente bien”. Estas eran las palabras de un Javier García que no se pone límites, aunque entre risas comentaba que lo próximo que toca es “un oro olímpico”. Para lograr estar en esa cita ineludible para ellos, todo pasa por el próximo año, cuando, en primer lugar los Europeos y posteriormente los Mundiales, otorgarán las plazas olímpicas definitivas.
Dos opciones de medalla
A este primer metal pueden sumarse mañana hasta dos más si tenemos en cuenta a Aleix García y Rodrigo Conde en M2x, que obtuvieron la plata en los pasados europeos y parecen apuntar alto para el día de mañana, ya que el dúo español fue el más rápido de su semifinal. Junto a ellos, la tercera alegría que podría llegar sería la de Virginia Diaz en skiff femenino W1x, que también disfrutará mañana de la oportunidad de sumar una alegría más a la delegación española.
Por su parte, en las finales B, Horta y Balastegui lograron el segundo puesto en scull ligero mientras que Aina Cid y María Fernández finalizaron en cuarto lugar su prueba en el dos sin timonel femenino. Finalmente, Ana Navarro Y Rocío Lao concluyeron su participación en segunda posición en la final C del doble scull.
España acudía a los Mundiales con doce embarcaciones, consiguiendo meter hasta cinco de ellas en finales, por lo que el balance puede considerarse muy positivo. Además, por primera vez el combinado nacional llevaba a la cita mundialista hasta tres embarcaciones paralímpicas