Gales es un pozo sin fondo en el Seis Naciones

Si los padres a los que apela el himno galés vieran cómo les están dejando la tierra, al menos a efectos rugbísticos, se revolverían en sus tumbas. La crisis oval del Principado es un pozo sin fondo ahora mismo, con pocos o ningún asidero. La agravó este sábado Inglaterra, triunfal (10-20) en un Estadio del Milenio que, por suerte para los jugadores locales, se mostró indulgente.

En una semana en la que estos estuvieron a punto de ir a la huelga por desavenencias con una Federación anquilosada, el Puerro volvió a evidenciarse como equipo anémico en este Seis Naciones. Tampoco está para tirar cohetes la Inglaterra de Borthwick, que por mucho que hile dos victorias seguidas en el torneo (esta última la primera en Cardiff desde 2017) todavía tiene mucho trabajo pendiente. Y así, el pulso que se produjo a orillas del Taff fue, cuanto menos, poco sugerente.

Un quiebre de Malins, de lo poco rescatable este año en la Rosa, fabricó el primer ensayo visitante, posado por Watson. Un intercambio de patadas a palos entre Farrell y Halfpenny completó el escaso bagaje anotador de la primera parte. En el arranque de la segunda apareció Rees-Zammit, al que Gales necesita como el comer tras superar sus problemas físicos, para protagonizar una cabalgada de esas en las que va eliminado rivales de forma sedosa, elegantemente amplia su zancada.

La fuerza bruta de Sinckler alejó de nuevo a Inglaterra poco después y el partido entró en una fase de incertidumbre, marcada por los errores en ambos bandos, hasta que Lawrence dio la puntilla a los Dragones tras una larga ofensiva de Inglaterra en campo rival que abrió la defensa galesa por un costado. Lo cierto es que no por pírrico el triunfo es menos importante para la Rosa, que a falta de dos jornadas está en la pelea por el título, aunque es cierto que le queda lo más complicado, recibir a Francia y viajar a Irlanda. Por su parte Gales tiene cosas más importantes de las que ocuparse ahora que de este torneo.