El primer hoyo en uno del hijo de Tiger no basta ante los Langer
Charlie Woods, vástago del Tigre, emboca el primer ace de su incipiente carrera, pero la familia alemana se lleva el título en el desempate.
En el páramo de una Navidad siempre escasa en golf de competición, el PNC Championship ejerce cada año una agradecida distracción que, además, suele servir como termómetro de dos cosas: lo que se puede esperar más o menos de Tiger Woods de cara a la siguiente temporada, y lo que se puede esperar de su hijo Charlie, que va quemando etapas camino de hilvanar lo que se intuye una carrera profesional importante, ya se verá si en los mismos términos, o en unos siquiera cercanos, a la del Tigre, ni más ni menos que el golfista más importante de este siglo. En ambos sentidos la cita, que por segundo año consecutivo fue ganada por los Langer, el incombustible Bernhard y su hijo Jason, ofreció noticias interesantes.
El torneo, que se juega en formato scramble, fue un festival de anotación que terminó con los Langer y los Woods empatados en -28 tras los 36 hoyos en regulación (sendas vueltas de 59 y 57 para ambas parejas), que dejaron, entre otras muchas cosas, el primer hoyo en uno de Charlie Woods. Fue en el par 3 del cuarto del Ritz-Carlton Golf Club de Orlando (EE UU), en el que jugó un hierro cautivador que botó a un metro de la bandera y se metió de lleno en el agujero. Incrédulo, recibió las sacudidas de alegría de su padre, al que se le ve realmente exultante cuando tiene la oportunidad de salir al campo con su pequeño tigre. En cuanto a si hay parecido entre maestro y mentor, no cabe duda. Son calcados muchos gestos y rutinas de ambos, y aunque Tiger siempre dice que le recomendó a Charlie copiar el swing de Rory McIlroy en lugar del suyo, lo cierto es que todo ha quedado en familia.
Por otro lado la actuación del propio Tiger, que se enfrenta a otra temporada con sus apariciones muy limitadas por los problemas físicos, ha traído buenas nuevas. Se le ve suelto, fluido ante la bola. El curso de la temporada irá marcando hasta dónde puede llegar, pero parece que su última cirugía no ha puesto el último clavo del ataúd.
Ni por unas ni por otras les dio a los Woods para someter a los Langer, que aguantaron las embestidas, forazaron el playoff y prevalecieron pese a que tanto Charlie como Tiger disfrutaron opciones de eagle, a punto de entrar la del primero, en el primer hoyo del desempate. Es la segunda edición en la que la familia más célebre de este deporte acaba segunda en este ya clásico navideño.
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