Doblete de gloria para Jon Rahm en el Genesis Invitational
Triunfo y número uno para Jon Rahm en Riviera con -17. Supera a Seve Ballesteros con diez victorias en el PGA, en una racha ‘tigeriana’.
Dos golpes separaban a Jon Rahm, líder, de Max Homa, su más inmediato perseguidor, el sábado al término de la tercera ronda del Genesis Invitational. Pasados tres hoyos de la última, se habían esfumado. Es la magia del golf, un deporte en el que nada está hecho hasta que efectivamente está hecho. Y puede parecer una obviedad. En todas las disciplinas ocurren remontadas, algunas carentes de cualquier tipo de lógica. Pero en este ninguna ventaja es demasiado holgada. El vizcaíno y el estadounidense, los dos jugadores más en forma de la temporada, sostuvieron un precioso mano a mano hasta que descolló el vasco, campeón con -2 para -17 en el acumulado.
Fiándolo todo a la estadística, orillando el azar, la predicción lógica habría sido que estos dos eran los que iban a jugarse el triunfo. Dos victorias y otros dos top-10 lucía Rahm este año antes de aterrizar en el Riviera Country Club de Los Ángeles. Las mismas que Homa, que en otras dos ocasiones rondó la ampliación de palmarés. Ambos han constituido una suerte de virreinato en California, estado natal de Max (de hecho jugaba en casa, es de Burbank) donde han caído cuatro de los seis entorchados que tiene, entre ellos este mismo en 2021. Cinco veces, con esta, se ha impuesto Rahmbo en esas latitudes. Nadie en los últimos 48 años había tocado chapa tres veces tan rápido en el mismo año. El último fue Johnny Miller, que se impuso en Phoenix, Tucson y Palm Springs entre el 1 de enero y el 9 de febrero de 1975.
Los greenes de Poa de campos como el de esta semana o Torrey Pines (donde se mezcla con Bentgrass) no tienen secretos para Jon. Ha crecido tratando de descifrar las manías de ese tipo de hierba. Y este domingo empezó a decantar el pulso de su lado precisamente con un ‘puro’ de más de 13 metros en el 14. Antes le había metido en problemas su bipolaridad desde el tee. Realmente solo estuvo bien con el driver el sábado. El resto de la semana, como muchos, y eso que los vientos del Pacífico dieron tregua, ha penado por el rough y otras zonas agrestes (cogió 23 de 56 calles, ocho de 14 el último día). Se ha recorrido todo el campo, que se suele decir. Y uno difícil, con greenes escurridizos e hileras de eucaliptos flanqueando los cortes buenos.
Pero donde otros ven problemas, él fabrica oportunidades. Los días que hay bogeys (pocos últimamente) se le caen los birdies. Cinco ayer, por tres fallos; 22, más dos eagles, a lo largo de las cuatro jornadas. Suficiente para amarrar un triunfo fundamentado en su calidad como ‘ball striker’: ha sido el mejor en los golpes de aproximación, el tercero mejor de tee a green y el 12º pateando. Los pares 3, que en este diseño de George C. Thomas y William P. Bell son un parto, los ha completado en ocho bajo par. Es la mejor estadística en Riviera desde que se establecieron las métricas hoyo a hoyo, hace ya 40 años.
Un clínic de golf que le devuelve al número uno, en una racha que le asemeja a Tiger Woods, al que se le hizo largo el fin de semana, +2 para -1 y 45º este domingo. Pero le ha aguantado el chasis, y ha vuelto a demostrar que solo su historial médico le separa de estar ahí, con los mejores. “Estoy para disputar los grandes y algún torneo más. Y así será hasta que me retire. Mi espalda está como está, con todas las cirugías, y mi pierna igual. Tengo que aceptarlo. Es mi realidad”, recordó el Tigre tras agradecer a su equipo el ímprobo esfuerzo para mantenerle en el campo. Es el único golfista que mejora a día de hoy el porcentaje de victorias de Rahm, algo por encima del 12%, en torneos valederos para el ranking mundial. En el PGA ya son 10, 18 entre todos los circuitos sin contar el Hero World Challenge, no oficial. Una más de las que consiguió Seve Ballesteros. Dato con trampa, porque el cántabro se entregó en cuerpo y alma a Europa y de las nueve que se le contabilizan cinco fueron en majors, citas que no dependen solo de la estructura estadounidense.
“Ha sido una semana dura y un domingo duro. Es un honor ganar en el torneo de Tiger. Estoy exhausto. Max Homa es un gran competidor”, analizó Rahmbo al término de una jornada que le reporta otros 3,6 millones de dólares (3,8 de euros) y dispara su balance de ganancias en norteamérica hasta 44,8 ‘kilos’. Van casi 10 esta temporada. Solo nueve jugadores han ingresado más en un curso completo a lo largo de la historia. “Es un campo realmente difícil. Me dije a mi mismo que si podía hacer los últimos seis hoyos bajo par tendría mi oportunidad. Ha habido un par de errores antes. El putt de birdie del 14 ha sido un momento importante”, completó Jon, que a un mes y medio de Augusta, primer grande del calendario, atraviesa la mejor racha de su carrera. Ya es el principal favorito a la chaqueta verde para las casas de apuestas. Pero antes queda tela por cortar. Primero, descanso. El 2 de marzo, parada en Bay Hill, la casa de Arnold Palmer. Otro gran decorado para una nueva función del mejor golfista del mundo.