Carlsen-Nepo, pacto por el Mundial y más polémica: “El ajedrez es una broma”
El noruego y el ruso acuerdan repartirse el título de partidas relámpago cuando iban empatados, la FIDE accede y Niemann se queja.
Nueva York cerró el Mundial de la polémica echando más leña al fuego. Con dos jugadores, Magnus Carlsen e Ian Nepomniachtchi repartiéndose el título de partidas relámpago con la aquiescencia de la Federación Internacional (FIDE). Dos medallas de oro y vacante la de plata. Aquí paz y después gloria.
El noruego y el ruso estaban empatados (3,5-3,5) después de siete partidas cuando, tras una conversación entre ellos, decidieron parar y repartirse el botín. “De haber seguido, uno de los dos habría ganado por agotamiento. Y habría sido muy cruel. Los dos estábamos muy cansados y nerviosos. Como es normal, habrá gente a favor y en contra”, se defendió después Carlsen. Por primera vez en la historia, dos ajedrecistas compartían título con la aprobación, claro, del presidente de la FIDE, el ruso Arkady Dvorkovich, saltándose las normas de su federación pero amparándose en que el reglamento permite al máximo mandatario tomar decisiones en “circunstancias imprevistas”.
No tardó en llegar la reacción de Hans Niemann, el estadounidense que también participaba en el torneo y que demandó al noruego cuando este le acusó de hacer trampas (lo que acabó con un acuerdo monetario extrajudicial). “El mundo del ajedrez es oficialmente una broma”, se quejó en redes. “Esto no se ha hecho nunca en la historia, no puedo creer que el organismo oficial del ajedrez sea controlado por un jugador por segunda vez esta semana. ¡Sólo puede haber un campeón!”, siguió.
Niemann se refería así al cambio de reglamento en el código de vestimenta después de que Carlsen fuese descalificado días antes del Mundial de rápidas por presentarse con pantalones vaqueros. “¡Que os jodan!”, se despidió el noruego de la FIDE... que poco después reculaba y, tras intensas negociaciones, accedía a volver en el campeonato relámpago.
La resolución, tras ganar Carlsen las dos primeras partidas y perder las siguientes para encadenar tres tablas en la muerte súbita, dejó decepcionado al público.
Carlsen se marcha de Nueva York con un título polémico. Pero también con un jugoso contrato con la marca G-STAR para anunciar ropa vaquera. El ruido trajo más dinero hacia su bolsillo.
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