Cam Smith y la Jarra de Clarete: una despedida difícil
El australiano reconoce que casi se le saltan las lágrimas al tener que devolver el trofeo que acredita al campeón del British Open tras un año en su poder.
Champion golfer of the year. El golfista campeón del año. Con la habitual pompa británica para poner etiquetas (como la de campeón del mundo que se otorga al ganador de Wimbledon), esa es la designación que recibe quien consigue alzar la Jarra de Clarete del British Open. Una condición que Cameron Smith perderá el jueves cuando arranque la 151ª edición del torneo en el Royal Liverpool Golf Club, junto con la propiedad del codiciado trofeo, que hay que devolver a la Royal & Ancient para su custodia hasta que se corone un nuevo dueño (aunque se entrega una réplica a tamaño real y se pueden solicitar hasta tres copias en formato reducido).
Una despedida que el australiano reconoció este lunes, en su rueda de prensa previa al último grande del año, que se le atragantó. “No es que no quisiera devolverla, pero es algo en lo que no piensas hasta que ocurre, y cuando ocurre la quieres de vuelta. Pensaba que no iba a ser para tanto y de repente me vi aguantándome las lágrimas”, confesó Cammie, que reveló cuál ha sido el momento más especial con la copa a lo largo del año. “La llevé a mi club en Brisbane (Australia). Justo ese día presentaban al campeón de su competición y estaban todos los miembros allí. Fue una gran noche. Para un club pequeño a las afueras de Brisbane, tener la Jarra de Clarete creo que fue un momento muy guay”, relató antes de intentar quitarle hierro al asunto: “Creo que seré capaz de dormir esta noche”.
No fue el único tema que trató Smith. También emergió en el encuentro, como era de esperar, el tema LIV. No se mojó sobre el principio de acuerdo con el PGA, aunque aseguró creer que “el LIV va a permanecer durante mucho tiempo” en el panorama, y lanzó un capote a su CEO, Greg Norman, cuyo futuro al frente de la entidad es incierto (”Mira por nuestro interés y es todo lo que le puedes pedir al tipo que dirige el show”). Afirmó además haber pasado página respecto a la rueda de prensa que ofreció el año pasado en calidad de campeón, cuando los rumores de su fichaje por la superliga saudí eran intensos y fue lo primero por lo que se le preguntó: “Solo fue alguien tratando de hacer su trabajo, haciendo una pregunta cuya respuesta todo el mundo quería saber”.
Tras un inicio fulgurante en su nueva ‘casa’, con triunfo en su segunda aparición, Cam atravesó un bache entre octubre del 2022 y el pasado abril, con solo un top-10 en cinco torneos. La parada del LIV en Adelaida, en su Australia natal, donde la gente se volcó con él, le propulsó de nuevo. A partir de ahí, seis eventos con un 12º puesto en Valderrama como suelo y victoria en Londres la semana pasada.
Lo que afrontará de jueves a domingo lo considera “un duro test de golf”. ¿Se repetirá el thriller que protagonizó junto a McIlroy en la última vuelta en St. Andrews el año pasado? “Sería una historia guay para que escribierais (la Prensa) sobre ella”, dice. Y no le falta razón.