Paco Blázquez: “Quiero llevar el balonmano al Bernabéu”
El presidente de la Federación Española quiere llegar en el puesto “hasta el Europeo de 2028 con Jordi Ribera al frente de los Hispanos” y en el coliseo madridista.
Paco Blázquez (51 años, Valencia), presidente de la Federación Española desde 2014, visitó ayer la Redacción de AS y repasó el reciente Campeonato del Mundo “en el que el día de Noruega (España forzó una prórroga que parecía imposible) se nos apareció la Virgen” dice, recordando lo mal que se sentía en los últimos segundos antes “de las dos prórrogas”. “Fue un encuentro tan épico que a los cinco minutos del desenlace tenía diez llamadas de ayuntamientos que deseaban organizar algún partido de los Hispanos” explica. “Pero todo no es suerte: sin la lesión de Tarrafeta el bronce podría haber sido plata o oro, por ejemplo”.
Desde el punto de vista de trascendencia se centra en o: “Ganar nos abrió la puerta a jugar los preolímpicos, y bueno, España ya ha solicitado la organización de uno si no se clasifica en el Europeo de manera directa, porque los Hispanos pueden ganarlo, o Francia, o Dinamarca, que también sirven para los intereses españoles de estar en París 2024″.
El Mundial es el corolario “a un trabajo de tiempo”, y Blázquez puede presumir, y presume, de que España “en estos diez años ha ganado 53 medallas internacionales; en los Europeos masculinos de 2022, ganó el oro en juveniles y júnior, y la plata en el sénior”.
Jordi Ribera es el talismán del balonmano masculino, con una racha de cinco medallas seguidas en un palmarés que presenta dos títulos de campeón de Europa. “Cuando le contraté en 2016, en Río tomando un café, me llovieron las críticas, recrudecidas tras el Mundial del 2017 que no fue bueno. No fichábamos a un seleccionador; lo que queríamos era un formador, y ahí están los resultados. Mi deseo es llegar como presidente al Europeo de 2028, que organizamos, con Jordi al frente de los Hispanos, y disputando la final del Campeonato en el Santiago Bernabéu, posibilidad en la que estamos trabajando. Ese será el momento culminante de mi trayectoria al frente de la Federación Española, y ya la estiro un poco más de la cuenta respecto a lo que tenía previsto. Luego, que vengan otros con nuevas ideas”.
Blázquez tiene claro que es positivo “que la mayoría de los jugadores de la selección jueguen en los mejores equipos de Europa, pero también sería deseable que hubiese más equipos en España que invirtiesen en jugadores, para tener una competición más atractiva y menos chicos en el extranjero”.
Está contento, sin embargo, de que la Liga Asobal vuelva a ofrecerse en abierto “porque la Federación lo que quiere es presencia del balonmano. Por ejemplo, se invierte más de medio millón de euros por temporada en ofrecer la Liga femenina en Teledeporte todas las semanas”.
Está satisfecho de su apuesta por el cambio de modelo en la Federación: “Sabía que en plena crisis iba a ser imposible sobrevivir de las ayudas públicas. Salimos a buscar financiación privada, a tocar todas las puertas. Pasamos de tener un presupuesto de 2,5 millones de euros a conseguir cuadriplicar esa cifra en recursos propios, para reinvertirlos en el balonmano”.
Aunque puestos a repasar esfuerzos, del que se muestra más ufano es del Mundial femenino que organizó España en 2021: “En plena pandemia, con unos gastos extras que se tuvieron que asumir de casi dos millones, fue el primer Campeonato del Mundo en la historia que no acabó con números rojos, con un beneficio de un millón de euros”.
Esa apuesta en el balonmano femenino también le reporta la satisfacción de que “ahora todas las jugadoras de la Liga Iberdrola tienen contratos de trabajo y seguridad social doce meses del año”.
Que la Liga Asobal haya obtenido las calificación de profesional, Blázquez aún no tiene muy seguro el desenlace, “porque tendrá que presentar unos estatutos y firmar un convenio con la Federación, y eso parece que está un poco parado “.
Tiene la impresión de que el balonmano “sobre todo en las categorías formativas, mueve a una buena masa de aficionados”, y que no se trata de llenar las arcas de la Federación “sino de mover ese dinero”, y pone el ejemplo de las concentraciones de Jordi Ribera en el CAR de Granada: “Con dos grupos de 75 jugadores que van a trabajar dos semanas cada uno con el seleccionador. Nos cuesta 200.000 euros, pero es la manera de que luego esos chicos estén animados para que con esta formación algún día puedan llegar a jugar con los Hispanos”.