Exhibición de pádel profesional en el portaaviones Giuseppe Garibaldi, en Génova

Muchas disciplinas profesionales discurren soluciones atrevidas para encontrar un hueco en la imagen de los aficionados. Por ejemplo, el vóley playa en el final del siglo pasado llevó su deporte a un iceberg en el Atlántico Norte, y de ahí salió la competición de vóley sobre nieve, que este año ha tenido un campeonato de España. Pues en esa dinámica el pádel profesional impulsado por la Federación Internacional ha aprovechado que los mejores del mundo están en Génova (Italia) para sacar a los más célebres jugadores al mar de Liguria, para realizar unos partidos de exhibición a bordo del emblemático portaaviones Giuseppe Garibaldi, amarrado en el puerto genovés, en el marco de del torneo Premier Padel P2.

La instalación de una pista de pádel, por primera vez en un barco de esta magnitud, al menos que se sepa, generó una experiencia extraordinaria con los mejores jugadores y jugadoras de pádel del mundo, como Arturo Coello, Agustín Tapia, Federico Chingotto, Alejandro Arroyo, Ariana Sánchez, Paula Josemaría, Claudia Fernández y Gemma Triay.

El Giuseppe Garibaldi, buque insignia de la Escuadra Naval Italiana, lleva casi 40 años en servicio operativo. Ha participado, según la nota distribuida por la organización, en importantes misiones internacionales, como las de Somalia, Kosovo, el Líbano y Libia, y recientemente ha realizado maniobras en el Círculo Polar Ártico.

Sin embargo, esta exhibición lúdica no difumina las protestas de los jugadores más caracterizados por los horarios en que se disputan los partidos. Si en su día fue Di Nenno quien reclamó más atención para la salud de los jugadores, hoy ha sido Alejandro Galán quien ha levantado la voz porque actuar a más de treinta grados no parece lo más indicado ni para los jugadores ni para los espectadores, por muchos gorros que lleven y agua que consuman.