BALONMANO | CAMPEONATO DE EUROPA
El francés Prandi dibuja la tragedia sueca
Empató el partido con el tiempo a cero con un gol inverosímil, y los franceses arrasaron en la prórroga para entrar en la final.
Los partidos de balonmano no se acaban hasta que suena la chicharra, y en algunos casos duran un segundo más, el que se tarda en lanzar un golpe con la defensa formada, con el portero cubriendo la portería, con los banquillos reservando el aliento y sin respirar, hasta que el desenlace de emoción y tristeza aparece, como esta vez, cuando Prandi lanzó casi a 120 kilómetros por hora, estirándose lateralmente hacia la derecha para tener más espacio, y marcando un tanto por la escuadra sin que el héroe sueco, el portero Palicka, pudiese intervenir, porque en la imagen se aprecia que reacciona una décimas después, cuando el balón ya le había superado, como si sólo sintiese el aire del misil lanzando desde nueve metros. Era el empate a 27, la prórroga, y el triunfo francés por 34-30 en los diez minutos de tiempo extra.
El gol, ese tanto, es una tragedia para los suecos, porque los campeones de Europa de 2022 estaban fuera de la final en el descanso (17-11), pero impusieron con su juego colectivo con la fe de uno en otros que siempre les da resultado. Mientras Francia cambiaba jugadores pensado en los descansos para la final, Suecia era una hormiga laborioso impulsada por Felix Claar (9 tantos). Iba recortando, poco a poco, y la cigarra rival no se daba cuenta. En el minuto 50, el 22-22 metía miedo a los galos, y además Palicka entró en ese trance fantástico de los grandes porteros en los días que tienen que parar: Descar (2) y Mahe (1) se dejaron tres penaltis seguidos ante cuatro paradas (un acción en el siete metros y en el rechace) del portero sueco.
Con Suecia envalentonada, sus ataques era de gol, mientras que Francia estaba apurada, incrédula, porque no asimilaba ceder aquella renta de seis tantos en el descanso. Ultimo minuto, 25-27: gol rápido de Francia, tiempo muerto de Suecia a 15 segundos del final. Gottfridsson explica lo que piensa ejecutar, y sus compañeros unánimes apoyan al líder. Presiona Francia, pero el pelirrojo se queda sin marca, finta dos veces y marca, sin embargo comete pasos. El tanto no sube al marcador. Saca rápido Francia, y el propio Gottfridsson comete la falta táctica para evitar que el rival acabe el contraataque. Suena la bocina. Prandi, uno de los jóvenes (25) asume la responsabilidad del tiro frente a los siete suecos. Era la sorpresa del Mundial, la única derrota de los franceses que habían ganado todos los partidos, la clasificación para la final de los nórdicos y su posible pasaporte a los Juegos. La tensión era evidente; la elección de Gille de un lanzador que llevaba un tanto no parecía la mejor de las decisiones, con Mem o Remili en la pista. Francia estaba eliminada, pero Elohim dio el golpe del choque, un gol imposible e inverosímil que llevó el choque a la prórroga donde Suecia, sin fuerza, se entregó sin más batalla: 34-30.