“Ver atletismo me dolía”
Sara Gallego ha pasado el 2023 en blanco por las lesiones cuando estaba en su mejor forma: “La verdad es que lo he pasado bastante mal”. Ahora tiene los Juegos de París como gran objetivo.
Sara Gallego (Barcelona, 23 años) es una de las grandes perlas del atletismo español. Un talento inmenso en los 400 metros vallas que lleva un “infierno de año” debido a las lesiones que le han impedido estar en todos los certámenes internacionales. Al final del túnel y dando valor a la gran ayuda de su psicóloga, la española, mira con optimismo a París (“no me conformo con ir, quiero la final”) y explica a AS su vía crucis para volver a sentirse atleta tras ocho meses parada... además de hablar abiertamente de un futuro en el 800.
-¿Está ya entrenando a nivel normal?
-No, antes de la concentración de los relevos en Sudáfrica estaba haciendo ‘Alter-G’ (cinta que usa un sistema originario de la NASA que permite reducir la gravedad habitual y el peso del atleta al correr) y voy haciendo entrenos como con el 70% de mi peso, 75% como mucho. Por tanto aún no estoy corriendo normal porque cuando empecé a hacerlo se me resentía un poco. Sigo trabajando y haciendo una adaptación más progresiva. Después de ocho meses ahí parada, haciendo piscina y bici, sienta muy bien poder volver a correr y sentirme un poquito atleta, que hacía tiempo ya.
-Se perdió la pista cubierta por los isquios y luego llegó el esguince de tobillo que acabó en edema y se fue complicando todo demasiado...
-Sí, sí, 100%. Realmente fue un esguince que es una lesión menor que se cura en dos meses como máximo. El problema fue que tuve una mala recuperación: no supimos llevar los tiempos, me aceleré en el proceso y se me hizo el edema, se rompió el ligamento por completo... y luego hicimos mal también porque movilizamos el pie mes y pico yendo con muletas, pero mucho más tarde de la lesión y eso ralentizó más todo. Ahí fue cuando se me bloqueó todo y estaba superrígido, no tenía movilidad en el tobillo. Fuimos pifiándola una detrás de otra. A veces pienso, ‘¿en serio ocho meses por un, perdón, puto esguince?’.
-Esa frustración de no sentirse atleta, de ver que se perdía campeonatos, que no mejoraba... ¿Cómo de duro ha sido manejar un año en blanco a nivel mental?
-La verdad es que lo pasé bastante mal. Pensaba que no acabaría, sentía que no avanzaba y decía: ‘No voy a llegar a nada’. Ha sido una montaña rusa porque había días que me sentía un poco mejor y luego otra vez mal. Me decían, yo qué sé, tres meses. Pasaban y no mejoraba. A nivel de cabeza me ha costado bastante. He tenido que gestionarlo con mi psicóloga y he intentado tirar de actividades que me producen paz mental como estar con amigos, la familia o distraerme sin estar tan metida en el atletismo. A mí me encanta este deporte, pero tuve que dejarlo un poquito al margen porque verlo me dolía. Saber que no puedes estar luchando en las competiciones es duro. Ahora tengo esperanzas de estar en París 2024. Estoy bien, motivada y poco a poco voy progresando.
-¿Y cómo se aleja uno del atletismo con un ‘loco’ como su padre cerca?
-No es fácil, ¿eh? (ríe). Mi padre es un apasionado, algo que me encanta, pero cuando había campeonatos lo que menos me apetecía era que me hablaran de eso. Se ponía a verlo con mi madre y yo me iba a mi habitación o hacía cualquier otra cosa. Y si no estaban en casa ni encendía la televisión.
-Me decía que ha trabajado con una psicóloga. ¿Ya lo hacía antes o ha sido desde este episodio donde lo ha fortalecido más?
-La verdad es que había tenido un par de sesiones anteriormente aunque no con regularidad. Había sido un contacto esporádico en determinadas situaciones, en momentos clave, pero desde que me lesioné ha sido constante: dos o tres veces al mes. Incluso al principio era cada semana. La verdad es que me ha ayudado mucho porque aunque considero que soy una persona que me conozco bastante y sé gestionar mis emociones... pero esto me ha superado un poquito.
-En 2024 hay Europeo al aire libre y Juegos. Motivación suficiente como para ser optimista, ¿no?
-Sí, por supuesto. Sólo el hecho de correr un 400 vallas, sea donde sea, es ahora suficiente motivación para mí. Pero sí, París 2024 es un sueño. Quiero vivir la experiencia de ser olímpica. Estoy enfocada en eso porque el Europeo es quizá demasiado cercano y mi mejor estado de forma será en los Juegos donde tengo objetivos grandes... aunque estar ya es uno de ellos. Siendo ambiciosos y viendo cómo estaba antes de este infierno de año no me conformo sólo con ir, quiero luchar por estar en la final. Álex (Codina, su entrenador) me transmite mucha confianza y me dice que en cuatro o cinco meses me pondré a tope. Ahora tengo inseguridades porque llevo ocho meses parada, pero confío bastante en su plan.
-Obviamente está centrada en ese reto, pero... ¿qué me puede decir de un futuro en los 800 metros?
-Sí, tengo bastante claro que algún día haré el cambio y seré mediofondista, pero no sé cuándo voy a iniciarlo. A muy corto plazo no, porque creo que sigo teniendo cosas que dar en el 400 vallas, pero sí me gustaría no hacerlo muy tarde, en un punto en el que siga en forma. Creo que podría hacerlo bien en el 800. Si me obligaras a decir una fecha diría que en cuatro o cinco años, después de los siguientes juegos (Los Ángeles 2028).
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todas las claves deportivas del día.