Tentoglou desactiva la rebelión
El griego gana la longitud (8,48) por delante del subcampeón mundial y del gran diamante italiano llamado a soñar con alcanzar los nueve metros.
Mattia Furlani es un prodigio de la naturaleza. A sus 19 años está llamado a grandes gestas y muchos le ven como el saltador que acabará con los 8,95 que desde 1991 tienen al norteamericano Mike Powell en lo alto de la pirámide histórica. Hasta ahora el griego Miltiadis Tentoglou (26 años) le había contenido. Oro para él y plata para el transalpino en los Mundiales indoor de Glasgow y los Europeos de Roma, ambos este mismo año. A domicilio, el heleno brincó dos veces en el trampolín italiano hasta 8,65 para infligir también una derrota moral y psicológica al héroe local. Llegaba el tercer duelo y el pluricampeón olímpico, mundial y europeo quería completar su dominio.
En el Stade de France de París, el futuro dueño del brinco horizontal y actual recordman mundial sub-20 empezó dando muestras de su poderío. 8,34 para debutar ante el asombro de buena parte de los asistentes. El estilizado genio de zancada amplísima, que cuenta con un prodigioso tobillo derecho en la batida, un vuelo sin motor y unos muelles por piernas, aprieta fuerte. Tentoglou no se iba a pasear. 8,27 para él. Además, había más aspirantes al podio. El suizo Simon Ehammer, decatleta reconvertido a tiempo completo a la longitud, lo intentaba con 8,20. El jamaicano Wayne Pinnock (23 años), subcampeón mundial en Budapest 2023, volaba hasta 8,36. Tentoglou, serio y concentrado, sabía que debía desplegar sus alas... 8,48 en el segundo round.
Ninguno mejoró en las tres siguientes rondas. Faltaba un último brinco por cabeza. Furlani se concentró... pero se quedó en 8,27. Siete centímetros menos que sus dos mejores saltos. A únicamente dos de la plata del caribeño. Más tranquilo, el hombre de la cinta en la cabeza para acomodar las rastas, no presionó al actual rey de la longitud. Tercer duelo importante con la joya de futuro, tercera victoria para Miltiadis. El presente sigue suyo, el futuro apunta a la bota de Europa.
La historia de Furlani no deja indiferente. Hijo de un saltador de altura, Marcello, con una mejor marca de 2,27 que también es su entrenador; y de Khaty, senegalesa, que fue velocista. La genética marcó en Mattia un ADN de estrella mundial para el deporte. Con 14 años saltaba 1,99 en altura. Con 17 fue campeón de Europa sub-18 franqueando el listón en 2,18. A esa edad pasó por primera vez de ocho metros en longitud... donde también se proclamó rey continental de la categoría. Algo que repitió al año siguiente, esta vez en sub-20. En ese momento llegó la decisión. O mejor dicho, cuando voló en Savona hasta 8,44 con viento inválido por únicamente 0,2. Eso sí, su ídolo siempre será, dice, el saltador de altura Gianmarco Tamberi. Ya es bronce olímpico en longitud y sabe que llegará su momento. Mientras, sigue siendo el de Tentoglou.