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ATLETISMO | MUNDIALES EN BUDAPEST

Pleno salvaje del 1.500 español

Mo Katir, Adel Mechaal y Mario García Romo demuestran un tremendo estado de forma para alcanzar las semifinales con tremenda solvencia

BudapestActualizado a
Mohamed Katir.
ATTILA KISBENEDEKAFP

El 1.500 es una de las pruebas que está señalada con mayúsculas en las aspiraciones de España en Budapest. Mohamed Katir, Adel Mechaaal y Mario García Romo conformaban la potente terna que iniciaba en la primera eliminatoria su participación. El primero en salir al tartán fue el campeón de España en Torrent en una serie con durísimos rivales incluyendo al ogro noruego, Jakib Ingebrigtsen. Mechaal se colocaba en el corazón del grupo que comandaba con fuerte ritmo el sudafricano Mphahlele (1:56.11 en el 800). Tocaba apretar los dientes para buscar una de esas seis plazas que daban paso a las semifinales de mañana (17:35). A falta de la última vuelta tomaba el mando Ingebrigtsen con Mechaal siguiendo su sombra. Fantástico Mechaal que entró cuarto relajando musculatura con 3:34.35 en el triunfo de Jakob (3:33.94). Uno de uno. “Hay que estar muy atento al no haber pases por tiempos. En semifinales espero encontrarme igual que hoy, hay que estar en la final como sea. He llegado muy bien de piernas y ahora hay que afilar los dientes”, aseguraba Mechaal.

Mario García Romo, cuarto en los Mundiales de Oregón y bronce Europeo en Múnich, era el siguiente. Carrera muchísimo más lenta que cruzó el 800 en 2:12.01... 16 segundos peor. Algo que abría más la nómina de aspirantes... y que dio un susto al español. Se quedó encerrado ya en la recta final pero reaccionó de manera magistral para salir a calle 2 y en un potente esprint para ganar con 3:46.77. Dos de dos. “Hemos competido al más alto nivel y hay que mantener la calma. Me he sorprendido a mí mismo en el último 100 en una carrera tan lenta. Tengo muchas ganas de semifinales”, afirmaba García Romo.

El último en salir a pista era Mo Katir, bronce mundial de la distancia y plata en 5.000. El de Mula llegaba a Budapest como uno de los grandes favoritos, pero debía demostrarlo en la pista. Pese al previsible Mcsweyn tirando como si fuera una liebre, Katir no se inmutó. Sabe de su potencial, sus piernas y su estado de froma. Y su cabeza muy experimentada ya en competición. Su momento llegaría. Se puso primero al paso de la campana, al estilo Ingebrigtsen, para no dejar ese puesto hasta cinco metros de cruzar la meta donde el neerlandés Laaron quisó su segundo de gloria para ganar con 3:34.25. Katir entró con 3:34.34. Tres de tres. “Han sido muchos meses de sacrificio, fuera de casa sin ver a la familia. Ojalá todo esto tenga su recompensa aquí. He corrido con cabeza e inteligencia”, decía Katir.