Oro para Ucrania en altura, “nunca nos rendiremos”
Yaroslava Mahuchikh se impone con un mejor salto de 2,00 y enfundada en la bandera de su país, que no pisa desde el inicio de la ocupación rusa, dice: “Compito por mi gente”.
Yaroslava Mahuchikh ya es campeona olímpica de salto de altura. La ucraniana nacida en Dnipró completa el repóquer de oros al añadir el conseguido en París 2024 (en Tokio 2021 había sido bronce) a los que ya tenía en Mundiales al aire libre (Budapest 2023) e indoor (Belgrado 2022) y Europeos (Múnich 2022 y Roma 2024; y pista cubierta, Torun 2021 y Estambul 2023. Palmarés impresionante y más teniendo en cuenta que tiene únicamente 22 años. En el Stade de France de París nadie le discutió el triunfo y se impuso tras franquear el listón en 2,00. Tras saltar a la primera 1,91; 1,95; 1,98; y los mencionados 2,00 metros. Dos nulos en 2,02 y uno último en 2,04 cerraron su participación. Ante los ojos de 80.00 espectadores presentes y muchos cientos de millones viéndolo por televisión. Con su bandera de Ucrania, su dedicatoria a sus compatriotas y el apoyo en la grada de varios de los 142 deportistas ucranianos que están participando en los Juegos Olímpicos. Una de ellas, Iryna Gerashchrnko compartió podio ya que se llevó el bronce con 1,95. Y también pensó en su patria.
La atleta que subió a lo más alto del podio cuenta con un físico casi dibujado para la especialidad que practica: 180 cm, 60 kg, piernas fibrosas y largas, y espalda poderosa. Todo ello acompañado de una técnica deliciosa heredera del atletismo del bloque comunista. Hace un mes borró 37 años de historia al batir la plusmarca mundial que poseía la búlgara Stefka Kostadinova desde el Mundial de Roma 1987. 37 años después, el 2,09 quedaba atrás; en París, en el meeting de la Diamond League (7 de julio), Mahuchikh volaba por encima del 2,10.
La felicidad deportiva contrasta con la tristeza de corazón que padece desde hace dos años. Cuando Rusia invadió Ucrania, Yaroslava metió parte de sus pertenencias en un coche y junto a su entrenadora, Tatyana Stepanova, abandonó precipitadamente su país. Tres días de viaje. Casi 2.000 kilómetros alternando la conducción para pasar por Hungría y llegar a Belgrado. 70 horas de viaje escuchando disparos, viendo como caían obuses cerca, con el miedo más atroz instalado en su cabeza... y dejando a su familia atrás en su ciudad natal.
Desde entonces no ha regresado a Ucrania (casi dos años y medio), ha entrenado y vivido en Portugal, Polonia, Alemania, Bélgica, Estonia y otros países. Es una atleta sin hogar, pero no sin país. “Represento a Ucrania y cada medalla es importante. Quiero demostrarle a la gente que nunca nos rendiremos y que lucharemos hasta el final. Compito por mi gente”, dice con rotundidad. “Finalmente,puse a Ucrania en la historia del atletismo mundial con el récord mundial y con este oro”, asegura.
1.500 MASCULINO: CALMA TENSA ANTES DE LA TORMENTA.
Jakob Ingebrigtsen y Josh Kerr dejaron su gran rivalidad para la final. En una semifinal sencilla para ambos no entraron en la confrontación personal y el británico dejó que el ogro noruego se llevará el triunfo parcial con 3:32.48, por el 3:32.52 de su verdugo en los Mundiales de Budapest. También se metieron en la pelea por las medallas todos los ‘outsiders’: Nordas, Nuguse, Laros, Cheruiyot, Koemn, Hooker... Espectacular final se espera el martes 6 (20:50).