ATLETISMO | MUNDIALES EN OREGÓN
Noah Lyles mantiene a raya al heredero de Bolt en el 200
El campeón del mundo reedita título con una grandiosa marca de 19.31, cuarta de la historia y récord de EE UU. Plata de Bednarek (19.77) y bronce de Knighton (19.80).
“Ojalá pudiéramos tomar algo del espíritu que teníamos en 1968 y esparcirlo entre estos atletas aquí”, decía John Carlos, bronce en el 200 de los Juegos de México 1968 y protagonista de uno de los momentos más emocionantes de la historia del deporte (junto a Tommie Smith) con su puño enfundado en un guante en alto en el podio como protesta por la escasez de derechos sociales en EE UU, a ‘Around the Rings’. El mito de 77 años, presente en Hayward Field, se refería al duelo, dentro y fuera de la pista, entre Noah Lyles y Erriyon Knighton. El campeón del mundo frente al sucesor de Usain Bolt. 25 años contra 18. Maestro versus aprendiz. La imagen de Lyles sonriendo y señalando a Knighton tras imponerse en la final de los Trials 2022 (19.67 por 19.69) sembró una fuerte polémica en EE UU y está en la mente de muchos.
Los Mundiales de Oregón tenían marcada la final del 200 como uno de los duelos más atractivos. Y lo fue por muchas cosas, pero una principalmente: Lyles demostró que está en un estado de forma prodigioso y voló sobre la pista de Eugene para reeditar su título de campeón del mundo (el tercero que lo consigue tras Usain Bolt en 2009 y 2015, y Calvin Smith en 1983 y 1987) con 19.31, cuarta mejor marca de la historia, tercer hombre más veloz de todos los tiempos porque Bolt tiene 19.19 y 19.30, y nuevo récord de EE UU borrando el 19.32 de Michael Johnson. Casi nada. Por cierto, la segunda es del jamaicano Blake con 19.26. “Sé que tendrá ganas de venganza y estoy preparado para dar lo mejor de mí. Las rivalidades hacen que el deporte sea mejor”, había dicho Lyles en la previa de la gran final.
Lyles cruzó la meta como un relámpago y siguió corriendo para enfundarse en una bandera de las barras y estrellas y, de paso, alejarse de sus dos compatriotas que entraron segundo y tercero: Kenneth Bednarek (19.77) y Knighton (19.80). Triplete norteamericano que se sumaba al del 100. Gritos de ‘USA, USA’ en la grada y dos celebraciones separadas. La del oro por un lado, la de las otras dos medallas por otro. El campeón se quitó la camiseta, mostró su trabajado cuerpo y gritaba y gritaba. El momento esperado llegó momentos después cuando se acercó a Knighton, le chocó la mano y le dio un abrazo. Bednarek se acercó y la foto con las medallas colgando de sus cuellos se puedo hacer.
“Tengo a toda mi familia aquí, estoy feliz. Estaba en forma para el récord mundial, pero me quedó contento con el estadounidense. Sentí que hice la mejor que podía hacer. La carrera estaba básicamente preparada para mí. Me dieron la calle seis, una exterior. Salí decidido a ganar. Lo he dado todo. Literalmente no me quedó nada tras cruzar la meta”, aseguraba Lyles que vio como el público de Eugene había ovacionado con mucha más intensidad en la presentación a su gran rival. Quizá su cabeza ha decidido enterrar el hacha de guerra con Knighton, eso sí tras derrotarle claramente por cuarta vez consecutiva, y de ahí su paso adelante en la celebración. “Es una sensación maravillosa estar en el podio con dos compatriotas estadounidenses. Dos atletas corriendo casi igual de rápido. Están cerca, pero detrás de mí. Estados Unidos es la fuerza dominante ahora en la velocidad, y todavía tenemos que hacer el 4x100″, explicaba al respecto.
Su mensaje de paz y de guante tendido fue recogido por Knighton, que afirmaba: “Lyles me dijo que seré uno de los más grandes. Me hace sentir bien viniendo de él. Soy joven y estoy en el podio. Hay más por venir en el futuro. Solo tengo 18 años y necesito hacer más pesas. Realmente no levanto nada en absoluto”. El presente es de Lyles, el futuro seguramente será de Knighton. Cuatro datos para ver su relevancia a sus 18 años y 174 días: con esa edad corre 44 centésimas más rápido que Usain Bolt a su edad, es el atleta más joven de EE UU en participar en unos Juegos desde Jim Ryun en 1964 el medallista más joven de la historia en el 200, y el segundo en un evento individual tras el keniano Richard Chelimo (18 años y 127 días) en el 10.000 de Tokio 1991.
Lyles, un atleta que ha reconocido problemas de salud mental y la necesidad de tomar antidepresivos, también habló de sentimientos: “Pensé que estaba cambiando y eso me asustó. Tenía miedo y quería recuperar la chispa. Ahora no hay presión, sólo pura diversión aquí. Mi entrenador y yo dijimos que este sería nuestro mejor año. Hay una gran diferencia entre ser el número 4 y el 3 de la historia. Cuando corrí 19:50 recuerdo haber pensado cómo diablos Michael Johnson corrió 19:32″, decía Lyles que vio como Johnson le levantaba el brazo en señal de respeto media hora después cuando salió a saludar a la gente en la grada.